Sunday, July 15, 2012

LOS DOMINICANOS DEBEMOS SER ECUANIMES Y TOLERANTES CON LAS COSAS QUE VEMOS A NUESTRO ALREDEDOR

La práctica de la ecuanimidad consiste en llegar a conocer en toda su hondura lo que significa dejar pasar.

Es habitar en una vasta quietud mental, una calma radiante que nos permite estar plenamente presentes con todas las distintas experiencias cambiantes que constituyen nuestro mundo y nuestra vida.

Es tolerar el misterio de las cosas: no juzgar sino cultivar un equilibrio de la mente que permita acoger lo que sucede, sea lo que fuere. Esta aceptación constituye la fuente de nuestra seguridad y de nuestra confianza. 

Nos desplazamos desde la pugna por controlar todo lo que sobreviene en la existencia al simple deseo de vincularnos verdaderamente con todo lo que existe. Se trata de un cambio radical en nuestra opción fundamental pues, por lo general, vivimos en un nivel de rechazo que nos debilita.

Cuando definimos cada vez más experiencias como inaceptables para sentirlas o conocerlas, la existencia se vuelve progresivamente más reducida, más limitada. Cuando nos mostramos dispuestos a experimentar todo, podemos hallar en esa aceptación la confianza y certidumbre que antaño buscamos a través del rechazo del cambio. Aprendemos a relacionarnos plenamente con la vida, incluyendo su inseguridad.

En vez de hundirnos en las reacciones...

La ecuanimidad nace por la comprensión: dar su verdadero valor a todas las cosas. Ser ignorante es dar falsos valores.





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