Tuesday, May 22, 2012

LA BELLEZA


La belleza, seguramente, no es un ornamento; el mero adorno del cuerpo no es belleza. Todos/as deseamos ser bellos/as, presentables, pero no es eso lo que entendemos por belleza. Ser pulcro/a, ser aseado/a, cortés, etc. forma parte de la belleza, son meras expresiones del estar interiormente libre de la fealdad, pero no es la belleza.

Cada día adornamos más lo externo. Las estrellas del cine (que copiamos) se mantienen bellas exteriormente; pero si nada tienen por dentro, no tienen belleza.

¿Conocemos ese estado íntimo del ser, esa tranquilidad interior en la que hay amor, benevolencia, generosidad, misericordia? Ese estado del ser es la esencia misma de la belleza; sin eso, el adornarse simplemente es acentuar los valores sensoriales, los valores de los sentidos, y hacer eso, conduce sin remedio al conflicto, a la guerra, a la destrucción.

El adornar lo externo está en la naturaleza misma de nuestra civilización, que se basa en el industrialismo. Sería absurdo destruir las industrias, pero el limitarse a cultivar lo externo sin comprender lo interior, nos lleva a crear esos valores que llevan a la humanidad a destruirse mutuamente, y esto es lo que ocurre actualmente en el mundo.

La belleza es considerada como un adorno que se compra, que se vende, que se pinta... Pero eso está claro que no es la belleza. La belleza es un estado del ser, y ese estado del ser surge con la riqueza interior. no con esa acumulación interior de riquezas que llamamos virtud, ideales. Eso no es belleza. La riqueza, la belleza interior con sus tesoros imperecederos, surge cuando la mente es libre, y la mente sólo puede ser libre cuando no existe el miedo. La comprensión del miedo viene con el conocimiento propio, no por medio de la resistencia al miedo. Si resistimos al miedo, es decir, a cualquier clase de fealdad, no hacemos otra cosa que erigir un muro contra él. Detrás del muro no hay libertad, sólo aislamiento, y lo que vive en aislamiento jamás puede ser rico, jamás puede ser pleno. La belleza, pues, tiene una relación con la realidad tan sólo cuando la realidad se manifiesta a través de aquellas virtudes que son esenciales.

Pero, ¿Qué entendemos por realidad, verdad o Dios? Es evidente que no puede ser formulado, pues aquello que es formulado no es lo real: es una creación de la mente, el resultado del proceso de pensar, y el pensamiento es la respuesta de la memoria. Para que lo desconocido surja, la mente misma debe dejar de estar apegada a lo conocido, y entonces hay relación entre la belleza y la realidad, entonces la belleza y la realidad no son diferentes, entonces la verdad es belleza, ya sea en una sonrisa, en el vuelo de un ave o en el grito de una criatura.

Conocer la verdad de lo que es, es el bien; mas para conocer la belleza de esa verdad, la mente tiene que ser capaz de comprender, y la mente no es capaz de comprender cuando está atada, cuando tiene miedo, cuando elude algo. Este hecho de eludir toma la forma de adorno externo: siendo en nuestro interior pobres, insuficientes, tratamos de embellecernos exteriormente. Edificamos hermosas casas, compramos buena cantidad de joyas, acumulamos posesiones. Todo eso es indicación de pobreza interna. No es que no debamos tener buenas ropas y hermosas casas, pero sin riqueza interior, eso carece de sentido. Cultivamos lo externo porque no somos interiormente ricos y el cultivo de lo externo nos está llevando a la destrucción. Es decir, cuando cultivamos los valores sensoriales, la expansión es necesaria: los mercados, la industria, la competencia son necesarios, entonces los gobiernos ya sean de izquierdas o de derechas, con sus controles son necesarios, y todo esto no lleva al conflicto y a la guerra... También procuramos resolver resolver el problema de la guerra basándonos en los valores de los sentidos.

El buscador de la verdad es el buscador de la belleza; no son distintos. La belleza no es el mero adorno externo, sino esa riqueza que proviene de la libre comprensión interior.



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