Tuesday, June 5, 2007

El aburrimiento

Ayudado a empezar por el diccionario, como otros días, leo que el aburrimiento es cansancio, fastidio, tedio, originados generalmente por disgustos o molestias, o por no contar con algo que distraiga y divierta. Esperaba la segunda parte relativa a la distracción, pero no ese "cansancio" causado por disgustos. Imagino que se refiere a cuando mi madre me decía "¡Ven a comer de una vez, aburrida me tienes!", aunque más que aburrida estaba harta (y con razón) de no verme sentado a la mesa a la hora.
Pero centrémonos en el aburrimiento entendido como falta de distracción o diversión. Abramos un poco la perspectiva para ver el contexto correcto del problema. Para que haya aburrimiento tiene que haber tiempo de ocio, y si la vida está centrada en la supervivencia, no hay ocio posible. Por tanto cuando la preocupación principal es mantener la vida, ya sea la propia o las de seres próximos, no hay tiempo para aburrirse ni para distraerse.
No se sabe de piedras ni plantas que se aburran, a pesar de estar toda la vida quietas en el mismo sitio. Los animales en su hábitat natural tampoco se aburren, están siempre demasiado ocupados buscando comida, evitando convertirse en comida, o perpetuando la especie. Sólo pueden aburrirse los animales de compañía y los encerrados en un zoo, al estar fuera de su entorno, sujetos al hombre.
En cuanto a la historia humana, el aburrimiento debió de surgir en el neolítico, cuando el ser humano dejó de ser nómada, adquirió un mínimo control sobre la naturaleza y pudo empezar a disfrutar de tiempo de ocio. Más tarde, imagino a reyes, nobles y demás élite social de los tiempos preindustriales, aburridos como ostras en sus palacios, con la vida resuelta a costa de oprimir a sus súbditos, orquestando guerras e insidias varias para distraerse un poco. Actualmente, no olvidemos que unos 3000 millones de seres humanos siguen anclados a los problemas de la supervivencia, sin ocio, aburrimiento, ni diversión posibles.
Cerremos el objetivo, ya estamos otra vez en el primer mundo, y la gente que se aburre a menudo se cuenta por millones. Me llama la atención especialmente quienes se enganchan a los deportes de riesgo como modo de vida. Alpinistas, apasionados de la velocidad, boxeadores... La adrenalina en vena como razón última de la existencia, de verdad que hacemos cosas raras los humanos. La vida cotidiana en las ciudades me aburre, leí hace poco a un participante del rally Dakar. Cuando alguno de ellos muere en un accidente es elevado socialmente a la categoría de héroe. No me alegra que alguien muera, pero ni una cosa ni la otra. La sociedad se equivoca aquí en su concepto de valentía y valor, como en tantas otras cosas, aunque esto nos desvía del tema.
En realidad el aburrimiento y la distracción pueden verse como dos caras de la misma moneda. Dos formas complementarias de dejar pasar el tren de la vida. Un círculo realimentado de inconsiencia. Aburrirse es no saber qué hacer con el momento presente, y distraerse es muchas veces usar el presente para escapar de nosotros mismos. Está claro que distraerse de vez en cuando es bueno y hasta recomendable, pero convertir todo nuestro tiempo de ocio en distracción no. Muchas veces el problema está en que el trabajo nos quita tantas energías que en el tiempo de ocio no tenemos energía para nada, y sólo nos apetece escapar de todo, huir de una realidad que nos oprime, no pensar en nada importante.
En el fondo el aburrimiento, como todos los sentimientos negativos, se alimenta del miedo. Nos aburrimos con nuestra pandilla, pero tenemos miedo a ampliar el círculo de amistades, por el miedo a perder las actuales y quedarnos sólos. Nos aburrimos con nuestra pareja, pero tenemos miedo de que al combatir ese aburrimiento, simplemente mostrando sinceramente nuestras inquietudes e intereses, podamos alterar el equilibrio y terminar perdiéndola. Nos aburrimos en el trabajo, pero tenemos miedo a perderlo. Otras veces trabajamos demasiado porque tenemos miedo a aburrirnos. Nos aburrimos en general con la vida que llevamos, pero tenemos miedo a cambiar de vida, o lo que es lo mismo, tenemos miedo a vivir.
El aburrimiento es un vacío existencial, una falta de sentido y propósito de nuestra existencia. Superado el nivel de la supervivencia, no sabemos qué hacer con el tiempo y la energía que la historia y nuestras condiciones de nacimiento nos han regalado. Y siempre hay mucho que hacer, sólo hay que abrir la conciencia lo suficiente para darnos cuenta de ello. Ninguna vida es toda ella color de rosa, pero cuando se vive intensamente no hay lugar para el aburrimiento. Y hay mil formas de vivir intensamente incluso teniendo la supervivencia asegurada, y sin necesidad de poner en riesgo esa supervivencia.
Personalmente casi no recuerdo la última vez que me sentí aburrido. En los últimos años he vivido la depresión, la ansiedad, el miedo a morir y a vivir, crisis de distintas profundidades, y por supuesto muchos momentos bellos, e incluso muchos momentos de distracción, pero lo que se dice aburrirme... En fin, espero no congregar en torno a este lugar a lectores aburridos, sino a seres que valoran la vida y encuentran aquí palabras e ideas que les conectan con su interior. Y que si alguien llega por aquí aburrido o aburrida encuentre algo útil para salir de ese estado del alma, tan moderno como innecesario.

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