Thursday, February 7, 2013

COMO SE HIZO GRANDE EL IMPERIALISMO YANKI, Y PORQUE TODOS LOS DOMINICANOS DEBEMOS DE SACAR A LAS EMPRESAS IMPERIALISTAS YANKIS DEL PAIS PARA PODER SER LIBRES Y FELICES



I INTRODUCCIÓN

Auspiciado por su política ambiciosa como todo imperialismo, Inglaterra colonizó tierras americanas en parte de los territorios en donde hoy se asienta los Estados Unidos de Norteamérica, a través de los llamados "pilgrin fathers", que huyeron del Reino Unido para establecer un "reino de santos" en América, su primer movimiento al desembarcarse fue robarle el trigo a los indios. Y si miramos un poco atrás, ¿no fue acaso un rey que creó la secta protestante para legalizar un adulterio?.

El puritanismo, que fue la última consecuencia de ese acto y que con el tiempo llegó a ser la piedra básica de los Estados Unidos, es la máxima expresión de una realidad de falsas representaciones. El puritano, un hombre que se cree en posesión de la verdad, un elegido de Dios, procede hasta con lógica cuando roba o mata a otros hombres que no piensan como él. Ésta es la lógica puritana con que Bush ha manejado la llamada "lucha contra el terrorismo". El imperialismo norteamericano representa el "gendarme mundial del bien", contra el diabólico mundo islámico del mal, representado por Bin Laden y el hoy destituido Saddam Hussein y el "eje del mal" conformado por Irán, Irak y Corea del Norte. La historia de los Estados Unidos, sigue, perfecciona y amplía esta falsa posición. La historia de su expansión tiene por ello un estilo de novela policíaca. Es la historia de crímenes, de intrigas, asaltos, robos, extorsiones y mentiras. Pretendemos desmenuzar el origen y la práctica de las dos armas que hicieron la fortuna del imperialismo norteamericano en Latinoamérica: la Doctrina Monroe y la Buena Vecindad. 

Ambas fueron presentadas y explotadas como realidades espirituales al servicio de los pueblos, pero la primera fue inventada para negarle a otro imperialismo, a Gran Bretaña, su parte en el reparto del continente y la otra, para salvar la economía aislacionista norteamericana a costa del trabajo y la buena fe de los pueblos latinoamericanos. Algunas falsas representaciones norteamericanas, creadas para compensar la falencia moral interior, han hecho fortuna en el mundo extendiendo el autoengaño del pueblo yanqui a otras sociedades tanto o más ingenuas que aquél. Su "perfección democrática" por ejemplo, utilizada como estandarte de todas las intromisiones y piraterías, ¿qué es en realidad?. La burla y la explotación de todas las ilusiones que ganó el mundo con la Revolución Francesa.

Estados Unidos es la única democracia en el mundo donde existe discriminación racial, donde hay leyes contra una parte de la población, cuya piel negra puede ser un delito. Es la única democracia donde otra parte de la población no vota porque no puede pagar el arancel electoral. Fue la última democracia en el mundo en abolir el tráfico de la esclavitud, que hizo la riqueza de los estados del sur y necesitó una larga y sangrienta guerra para poner fin a este triste comercio. Es la única democracia en el mundo que intervino, asaltó, robó a otros pueblos democráticos del continente. Otros imperios hicieron lo mismo en otras épocas, pero a Estados Unidos le cabe la originalidad de utilizar la falsa representación de la "democracia perfecta" para satisfacer ese fin de explotación. No hay una sola doctrina, un solo principio, una simple actitud, sugerencia o plan de la política norteamericana que no tenga un origen económico, una técnica de aplicación hipócrita y una última y auténtica finalidad exclusivamente norteamericana.

Pasemos entonces a la historia del expansionismo territorial norteamericano, donde se hallan contenidos todos los elementos y técnicas del imperialismo yanqui pasado, presente y futuro.

II LA ANEXIÓN DE LUISIANA

Estados Unidos se inaugura con 13 colonias inglesas iniciales a partir de su guerra de independencia en 1776. Antes que terminara 1783, la república naciente planteaba ya sus aspiraciones anexionistas sobre el inmenso territorio español de la Luisiana, tan extenso como las trece colonias juntas. Finalmente lo obtuvo en 1803, coronando un primer éxito. Sin embargo, las primeras energías expansionistas fueron dedicadas al aniquilamiento de los indios, emprendida en plena guerra de independencia. En el sur y oeste de la Unión, vivían muchos miles de indígenas en las zonas reservadas por el gobierno. Sus tierras fueron la primera ambición de los norteamericanos. En este choque de "razas", una "civilizada y pujante", la otra "inferior y envilecida", no podía quedar más que una alternativa: el aniquilamiento de los "pieles rojas" por los "cara pálida". Consecuencia de la propaganda infame sobre una masa de indígenas, sin pausa ni remordimiento. El primer resultado fue expulsar al indio de sus tierras, que pasaron a integrar la
administración directa del gobierno. Se estableció una frontera común entre España y Estados Unidos.

Pronto alcanzaría a España la "buena vecindad" ensayada con los indios. Se estableció entonces una presión diplomática para que España aceptara vender esa colonia a los Estados Unidos ya que aquella no sólo no estaba en condiciones de darle un destino útil sino que tampoco podría defenderla en caso de guerra, ya que se encontraba enredada en la política europea en donde ya brillaba Napoleón Bonaparte. Como una salida a la presión Norteamérica, España consideró la posibilidad de vender Luisiana a Francia, a cambio de conservar el resto de colonias. Pero, entró en escena un negro: Tousaint L'Overture, quien acaudilló una sublevación de los negros en 1789 y al enterarse de que Napoleón pensaba reestablecer la esclavitud en Haití, lo enfrentó y derrotó en dos ocasiones, causándole bajas de 17000 hombres de los 20000 que envió.

Por ese entonces Napoleón que estaba empeñado en enfrentarse a Inglaterra tuvo que dejar de lado sus intenciones imperiales en América y procedió a vender a los Estados Unidos el territorio de Luisiana por setenta millones de dólares. Así pues, se incorporó a ESTADOS UNIDOS estos territorios de manera ilegal pues la Constitución impedía administrar o adquirir nuevas posesiones. Pese a ello, Jefferson, presidente de Estados Unidos, frente al apremio, lo compró y posteriormente hizo que el Congreso "legalizara" esta posesión con una simple enmienda. Esto ocurrió en 1803.

III LA ANEXIÓN DE LA FLORIDA OCCIDENTAL

La anexión de Luisiana prácticamente duplicó la superficie de los Estados Unidos, pasando de 2'308.845 a 4'451.675 Km2, lo que le permitió llegar hasta el Golfo de México como un mal presagio para las colonias españolas. Al negociar Luisiana con Napoleón, Estados Unidos pretendió "incluir" en el negocio los territorios de la Florida Occidental a lo que Bonaparte respondió aclarando que lo que se negociaba era sólo Luisiana con sus límites propios. Pero como era territorio español, la protesta de la "madre patria" no se hizo esperar a través del embajador de ésta en Washington. El Marqués de Irujo, hábilmente hizo realizar un estudio a los cinco juristas norteamericanos más importantes, negaron la razón a Jefferson. Éste pretendió concretar su cometido con Napoleón, ofreciéndole más dinero por la compra, pero Napoleón tenía sus propios planes que eran apoderarse de España y de rebote de sus colonias. Jefferson terminó su mandato y le sucedió James Madison, su secretario de Estado, quien aguardó el momento apropiado para apoderarse de las Floridas, pese a que sus declaraciones fueron: "Somos y queremos ser extraños a cuanto pasa en las Floridas, México y Cuba. "No deseamos las Floridas". Esa era una idea de Mr. Jefferson no compartida nunca por su gabinete. Pocos meses después, la situación había cambiado, España estaba en ruinas pero Napoleón había fracasado en su intento de dominarla. Entonces, los residentes norteamericanos en Florida Occidental acusaron de perfidia al gobernante español y ocuparon, con fuerzas propias, la capital. Luego, una Convención la proclamó "República independiente", la misma que no tardó en resolver su anexión a los Estados Unidos, el 27 de Octubre de 1810.

IV LA ANEXIÓN DE LA FLORIDA ORIENTAL

Esta conquista la comenzó Madison y la concluyó Monroe. El gobierno español, preocupado por la desmembración de sus territorios, pidió ayuda justamente al gobierno norteamericano, ya que éste estaba en paz con España. Así, Madison pidió y obtuvo del Congreso una ley para ocupar Florida Oriental, a "petición" del gobierno español, comenzando a esgrimir el argumento de la "seguridad nacional" que le diera excelentes dividendos en el futuro. Pero Folch, gobernador español de estas tierras, frente a la presión norteamericana de tratar la transferencia de la Florida Oriental a los Estados Unidos, rechazó la intimidación; entonces Madison a través del General George Mathews, preparó una "revolución", con jefes militares residentes en la Florida Oriental pero con tropas de la Unión, sometió la guarnición española y proclamó la nueva "República de Florida", la que antes de 24 horas, pidió su anexión a los Estados Unidos. Pero las relaciones entre éste y Gran Bretaña eran tirantes debido a las intenciones anexionistas de los Estados Unidos respecto de Canadá, ya que el propio Madison denunciaba que en este país, el gobernador intrigaba dentro del territorio de la Unión con ciudadanos norteamericanos contra su gobierno.

V EL DESMEMBRAMIENTO DE MÉXICO

Después de la anexión de la Florida Oriental, le tocaba el turno a Cuba pues el presidente Jefferson había declarado al Ministro Inglés que si Estados Unidos entraba en guerra con España
por el problema de Florida Occidental, los norteamericanos tomarían Cuba, cosa que nunca pudo consumarse debido al problema del mar que le dificultaba realizar una invasión "no oficial" o recurrir a incursiones "fronterizas" como lo había hecho en otras oportunidades. Pese a ello, con el tiempo, Estados Unidos invadiría Cuba cometiendo los más horrorosos crímenes y dejando en la isla bases militares, una de las cuales permanece hasta ahora en Guantánamo, convertida hoy en
"cárcel de terroristas".

Los aliados de antaño, Estados Unidos y Gran Bretaña pretendieron en 1823 suscribir a instancias de este último, un acuerdo en el que en su 4º punto decía: "no abrigamos la intención de posesionarnos de ninguna parte de las colonias de América". A la par, la alianza europea formada por Austria, Prusia y Rusia, pretendía restablecer la autoridad española en América con la ayuda de Francia en el establecimiento de un nuevo orden colonial y esto trastocó el acuerdo Estados Unidos-Gran Bretaña, pues el mismo obligaba al primero a renunciar a Cuba y Méjico, pero por otro lado, se cernía la amenaza de la alianza europea. Entonces se plantea la célebre doctrina Monroe, de "América para los Americanos", que muchas repúblicas hispanoamericanas creyeron que se hacía todo de buena fe pero que luego pagarían caro su confianza en las ambiciones ocultas de Estados Unidos.

El primer fruto de esta doctrina fue la conquista de Tejas (hoy Texas), cuando un exteniente del ejército norteamericano y un refugiado mejicano consumaron una clásica invasión "no oficial", atacaron San Antonio y ejecutaron al gobernador español, un tal Salcedo. Sin embargo la cosa no quedó allí, los mejicanos se rebelaron contra el nuevo poder y la población norteamericana que se había instalado era muy importante por lo que el gobierno gringo ofreció a Méjico un millón y medio de dólares por Tejas, pero la negociación fracasó y la indignación de la población hispana creció. Todo esto ocurría en el gobierno del presidente Adams. Años más tarde bajo la presidencia de Andrew Jackson - aquel que dijo que el único indio bueno es el indio muerto - le encomendó a Sam Houston la nueva misión "no oficial" de invadir Tejas, mientras hipócritamente "negociaba" por vía normal con el gobierno mejicano. Ya en 1833, con la ayuda de aventureros norteamericanos, ávidos de tierras, pese a la derrota sufrida por Estados Unidos en El Álamo, Houston derrota al ejército mejicano del presidente Santana y lo obliga a reconocer la "independencia" de Tejas a cambio de recuperar su libertad. Así, en 1845, bajo la presidencia de Tyler, fue anexada Tejas a los Estados Unidos con el nombre de Texas.

Pero la ambición norteamericana no quedaría allí, ahora quería también California y Nuevo Méjico y fue el presidente Polk, el encargado de ejecutarla ya no con los métodos tradicionales sino con la guerra abierta, movilizando un ejército a Texas al mando del General Tylor y a la flota del Pacífico al mando del comandante Sloat para que tomara San Francisco, una vez que se desate la guerra, la misma que fue planificada de tal manera que aparezca Méjico como el país agresor con sus tropas al mando de Matamoros, cayendo de esta manera en la provocación del gobierno norteamericano. Su presidente Polk en un mensaje redactado con tiempo suficiente decía:
"Méjico ha cruzado la frontera de los Estados Unidos y derramado sangre americana en suelo americano". Las tropas norteamericanas ocuparon California y Nuevo Méjico y el tratado Guadalupe-Hidalgo puso fin a la primera experiencia "oficial" de la política de "Buena vecindad" norteamericana que le proporcionó a la Unión, 1'344.000 Km2, en un excelente resultado de la aplicación de la doctrina Monroe, pero modificada por: "América para los Estados Unidos"

VI EL DESMEMBRAMIENTO DE COLOMBIA

Consumado el despojo de Méjico, surgió para Estados Unidos la necesidad de una rápida comunicación entre los dos océanos sobre los cuales se extendía ahora el imperio. Hasta ese momento, la Doctrina Monroe, aplicada consecuentemente había frenado los intentos de las potencias europeas de la posibilidad de un canal interoceánico por Colombia o Nicaragua. Al completar su imperio sobre ambas costas, el problema pasó a ser también norteamericano. Como Gran Bretaña le había ganado por puesta de mano en Nicaragua, Estados Unidos actuó rápidamente en Colombia con su clásico estilo de amenazas y presiones, logrando el tratado Bidlark-Mallarino en 1846, que daba a la Unión "iguales derechos a los de Colombia en el istmo de Panamá, sobre cualquier vía de comunicación existente o que se construyera en el futuro". Esta concesión, arrancada de Colombia iba medio siglo más tarde a servir de base para la amputación de su territorio, pues un canal por este sitio, en esa época, era mucho más viable y práctico que por Panamá.

Sin embargo, la presencia de Gran Bretaña, por entonces superior a la Unión en potencial bélico, lo obliga a firmar el tratado Claton-Bulwer el 19 de Abril de 1850, que prácticamente detuvo por medio siglo la expansión norteamericana en América Central, pues cada vez que el imperialismo británico mostraba sus "afilados dientes" a la Unión, ésta tuvo que retroceder. La prueba más evidente ha sido el caso Canadá, que nunca fue anexado a la Unión, por la presencia de Gran Bretaña en ella. Pese a ello, este tratado permitió tanto a Colombia como a América Central a consolidar sus nacientes independencias. El istmo de Panamá y Nicaragua ofrecían posibilidades casi idénticas. Finalmente Estados Unidos se decidió por Panamá, e incluso, parte de la plataforma electoral del binomio Kiley-Teodoro Roosevelt, era la construcción de dicho canal. Pero los derechos de concesión sobre el istmo los tenía una compañía Lesseps, quebrada y liquidada, los mismos que fueron adquiridos por una Nueva Compañía que estaba más interesada en vender la concesión que en la obra misma. Finalmente vendió los derechos a los Estados Unidos en 40 millones de dólares. Colombia reclamaba para sí derechos de participación pues poseía 50000 acciones en el directorio, que declaró "no negociables" y además era el Senado quien debía ratificar el acuerdo de construcción del canal con enmiendas que garanticen su participación en las utilidades. Efectivamente el senado colombiano aprobó el tratado con la enmienda que garantizaba sus ingresos y entonces Estados Unidos recurre otra vez a su política de chantaje y presiones expresada en una carta que enviara el Ministro norteamericano Beaupré, en Bogotá , que decía: "El tratado debía ser aprobado sin enmienda alguna, si Colombia desea realmente mantener las amistosas relaciones existentes entre los dos países". 

Cabe preguntar aquí ¿por qué el interés norteamericano en alinearse con los intereses de una Compañía y no de un país vecino, si en fin de cuentas la parte económica debía ser cubierta por la empresa?. La verdadera estrategia yanqui apareció claramente cuando se planteó el separatismo en la provincia colombiana de Panamá y la concesión del canal que sería entregada a la futura República de Panamá. Roosevelt, envió varios buques de guerra a las costas panameñas con órdenes de impedir la movilización de tropas colombianas, quien prácticamente carecía de las mismas. Desembarcaron los soldados norteamericanos en Colón apoyando el movimiento "separatista" un 3 de noviembre de 1903. El 4 de noviembre se constituyó un Gobierno provisional y el 6 fue reconocido por los Estados Unidos y ese mismo día, fue designado enviado especial y ministro plenipotenciario de la República de Panamá el ciudadano francés, Bunau-Varilla, representante de la compañía. El 11 de noviembre se presenta ante Mr. Hay, secretario de estado de Roosevelt, el 11 pidió audiencia al presidente quien lo recibió oficialmente el 13 y finalmente el 18 de noviembre se firmaba el tratado para la construcción del canal. En 15 días había nacido una nueva República, había sido reconocida por Estados Unidos y ambas, como ejemplares buenas vecinas, habían firmado un tratado histórico que comunicaría dos océanos y aseguraba los planes estratégicos del imperio norteamericano.

VII EL ASALTO A NICARAGUA

En cuanto a la intervención norteamericana en Nicaragua, le permitió a la Unión, ganar los derechos exclusivos sobre la zona de un posible canal, una base naval en el Golfo de Fonseca y el arrendamiento por 99 años de las islas Great Corn y Little Corn en el Caribe y la forma fue similar a la de Panamá: armar una "revolución" y la causa alegada, los pretendidos intentos de infiltración alemana en América Central, para luego concluir que en esta región existe una zona de "perturbación" que afecta la "seguridad norteamericana". El motivo real era el reemplazo de la inversión extranjera por la norteamericana en las colapsadas economías de los países centroamericanos. Era el año 1909, Zelaya era entonces presidente de Nicaragua, reconocido por Estados Unidos como un gobernante honesto y progresista, pero, al asumir la secretaría de estado norteamericana Mr. Knox, las cosas cambiaron y Zelaya pasó a ser un "tirano execrable" y como consecuencia de ello, la "revolución" se tornó "necesaria" y prácticamente se dividió Nicaragua en dos estados. Pero la reacción del gobierno nicaragüense fue tomando fuerza y colocó a los rebeldes al borde de la derrota total. Entonces, sin ningún escrúpulo, el gobierno norteamericano intervino en Nicaragua enviando dos buques de guerra en auxilio de los levantados. Luego, al puro estilo yanqui, Knox acusó a Zelaya de "destruir las libertades públicas y ser perturbador de la América Central" y concluía que el gobierno norteamericano estaba convencido de que la "revolución" representaba los ideales y la voluntad del pueblo nicaragüense"
(Muy parecido a la declaración de Bush respecto de Irak casi cien años más tarde).

Zelaya sin embargo echa abajo la argumentación y renuncia a la presidencia para no dar pretexto a la intervención norteamericana, pero el gobierno yanqui y Knox siguieron adelante y la intervención militar culmina entregando el poder a los rebeldes y tomando para sí las recaudaciones aduaneras; o sea una revolución en beneficio yanqui, financiado por los propios nicaragüenses. El gobierno norteamericano exige entonces al nuevo gobierno un tratado que obligaba a Nicaragua a concertar un empréstito en Estados Unidos que sería garantizado con la recaudación aduanera que, para mayor seguridad, debía estar en manos norteamericanas. El nuevo régimen aceptó el chantaje, pero los Zelayistas hicieron público el acuerdo: la reacción fue instantánea y Nicaragua entera se levantó contra los usurpadores del poder. Para dominar la rebelión, Estados Unidos tuvo que desembarcar sus infantes de marina en ambas costas en 1912 y llevar una guerra contra el pueblo nicaragüense que duró 17 años, con la participación de 5000 soldados norteamericanos con todo el armamento moderno de la época. En 1927, como respuesta a esta invasión, surgió el movimiento de César Augusto Sandino.

La historia registrará nuevos hechos de la política agresiva norteamericana en América como la ocupación de República Dominicana,(1924), el auspicio del golpe militar del coronel Carlos Castillo Armas contra el gobierno democrático de Jacobo Arbenz en 1954 en Guatemala, el fracasado intento de derrocamiento del gobierno revolucionario cubano en Bahía de Cochinos en 1961, la agresión a la república de Granada, destituyendo su gobierno izquierdista de Bishop en 1983, el genocidio de Panamá cuando a pretexto de capturar a Noriega se asesinó a miles de habitantes del barrio popular del El Chorrillo en 1989 y hoy la implementación del Plan Colombia para preparar una invasión a esta República con el pretexto del combate al narcotráfico y los esfuerzos hasta ahora vanos por derrocar a la "piedra en el zapato" que constituye el gobierno venezolano de Hugo Chávez.

VIII ESTADOS UNIDOS, UNA POTENCIA MUNDIAL: "EL MUNDO PARA LOS AMERICANOS"

En un siglo y medio, Estados Unidos pasó de dos millones de kilómetros cuadrados a DOCE millones de kilómetros cuadrados, pero aparte de sus conquistas está la adquisición de Alaska a Rusia en 1867. Posteriormente, en plena segunda guerra mundial, Roosevelt le cobró a Gran Bretaña los 50 viejos destructores, el arrendamiento por 99 años de las islas Bermudas, Bahamas, Antigua, Santa Lucía, Terranova, Trinidad, Jamaica y el territorio continental de la Guayana Inglesa. Poco después negoció con el embajador de Dinamarca, en plena ocupación nazi, un convenio de cesión de Groenlandia.

En la época más moderna, casi no ha habido sitio en el mundo en donde se hayan registrados acontecimientos políticos como golpes de estado, intrigas, invasiones, asesinatos, etc. ,donde no esté involucrado Estados Unidos, abierta o agazapadamente y siempre obteniendo réditos económicos como el petróleo de Irak y su "reconstrucción" a manos de los invasores.

IX CONCLUSIÓN

Los pueblos de América Latina no toleramos más la falacia y la agresión. Su experiencia con el imperialismo norteamericano viene desde muy lejos, y sucesivamente a través de la historia han
visto desmoronarse las esperanzas de algunos de ellos que en algún momento creyeron en la "buena fe" del coloso norteamericano. Alguna vez confiaron en la Doctrina Monroe, destinada a excluir del reparto a Gran Bretaña e incluso la ingenuidad del pueblo argentino que llegó a imaginar que funcionaría cuando los ingleses ocuparon las Islas Malvinas, creyendo en el cuento de la "solidaridad continental" que pregonaba el TIAR (Tratado Internacional de Asistencia Recíproca), cuando los gobiernos de estos países eran títeres del imperio norteamericano y por último, Bolivia, una de las víctimas "preferidas" del coloso, pequeño y desgraciado país, que con su fabuloso estaño enriqueció las empresas norteamericanas y que creyó en la falacia de la "ayuda" yanqui. 

Ni América Latina, ni los pueblos del mundo, están resignados ni esperan que la acción depredadora norteamericana deba ser un fatalismo histórico, mantienen su fe y esperanza en sus
convicciones y organización, en su espíritu rebelde y libertario, pues sabe que las falsas representaciones morales del imperialismo son pura fachada que prepara las condiciones para expandir el imperio norteamericano que hoy, con la invasión a Irak, sólo demuestra su fase de decadencia, de fiera destinada a fallecer. 

La agresividad mostrada por Estados Unidos con todo su potencial bélico en esta invasión, pretendiendo "meter miedo" a todos los que atreven a meterse con él como por ejemplo Afganistán e Irak, supuestos cómplices del derribamiento de las torres gemelas o intimidar a los pueblos a base de su supuesta "invencibilidad", cae por los suelos si recordamos su fracaso militar en Corea y su derrota humillante en Vietnam.

Como todos los imperios a lo largo de la historia, han nacido, crecido, se han desarrollado, pero están condenados a morir y Estados Unidos no es la excepción. Su necesidad de expansión económica y de un nuevo reparto del mundo llevará posiblemente a una nueva guerra ínter imperialista, pero también al alzamiento de los pueblos del mundo contra la guerra, contra el imperialismo de cualquier pelaje y sus gobiernos títeres y planteará el inexorable camino de la revolución proletaria para la destrucción del sistema capitalista y la implantación de un nuevo orden social, el de los trabajadores, el del socialismo, en todos los rincones de la tierra.

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