Revolución por etapas ininterrumpidas o etapismo de izquierda
Usted mismo quién se declara partidario de la trotskyzante y anti-marxista-leninista teorÃa de la dependencia.
Quibian Gaytan | Partido Comunista (Marxista-Leninista) de Panamá | 13-6-2010
www.kaosenlared.net/noticia/revolucion-etapas-ininterrumpidas-etapismo-izquierda
“En modo alguno nos preocupa que nuestros planteamientos sean debatidos”, señala el redactor de El Zancudo. Casi nos maravillamos de esa amplitud de espÃritu de que hace gala. Pero, a renglón seguido vuelca una cubeta de tornillos y tuercas sobre la cabeza de quien ha osado hacer un comentario crÃtico a un documento polÃtico público y difundido internacionalmente: “ataque”, “ofensivo”, “mala fe”, “deshonestidad intelectual”, “altamente sospechoso”,“¿A qué o quién responde el “camarada” QG?”, “revolucionario despistado o vulgar provocador?”, “predicciones y vaticinios, o bien, actos de hechicerÃa y brujerÃa”, “mentir, inventar y entremezclar planteamientos diversos”.¿Qué es todo esto, pelea de vecinas en patio limoso o recursos bajunos en ausencia de respuestas de principios al contradictor?
En parte alguna ni en momento alguno resulta aceptado el esgrimir insultos, injurias e insinuaciones polÃticas malévolas como argumentos “teóricos” de respuestas a los señalamientos de principios del adversario. Al “despreocupado” redactor habrÃa que recordarle –el conoce ese señalamiento de Lenin- “la injuria en polÃtica encubre a menudo la completa carencia de ideas, la impotencia, la flojedad repugnante de los injuriadores”.
Entre otras cosas, escribe, “QG decide arbitrariamente que se trata, de nuestro “programa mÃnimo” y comete un acto de deshonestidad intelectual al poner entre comillas, como si nos estuviese citando, que estamos planteando la “revolución socialista ahora”, frase que repite varias veces”. Nos endilga Usted una deshonestidad que es la suya. Nunca hemos señalado eso de su “programa mÃnimo”, sabemos bien que por su condición de etapista de “izquierda” no duerme por ese lado. Si relee nuestro artÃculo, menos prejuiciadamente, se le hará entonces más claro nuestro señalamiento. Hemos escrito realmente “su cometido inmediato”. Entre programa polÃtico inmediato y tarea polÃtica inmediata (“cometido”, objetivo, meta) hay una no sutil diferencia. ¡Usted trata de sorprender a sus lectores recurriendo a malas artes! Esto. Además, entrecomillado no necesariamente es traducible como cita directa, puede y es utilizable para destacar una idea deducible de un argumento puesto en cuestión.
Pero Usted mismo, nomás a los inicios de su respuesta, enfáticamente ha afirmado:"El programa del partido de la clase obrera es elPrograma de la Revolución Socialista”. Con la cual nos confirma que está con la teorÃa no leninista de una sola revolución. Lo que nos permite señalarle lo siguiente, (1) Refierese al “partido de la clase obrera” en general, reclamado con el marbete de “Partido de la Izquierda Panameña”, no a un partido comunista, armado con el marxismo-leninismo-maoÃsmo. No tiene en cuenta que, aquà en Panamá y en el mundo, existen diversos partidos que se reclaman “de la clase obrera”; (2) Confirma nuestra acusación, de que están por una sola etapa “la socialista” y que de hecho y en la teorÃa niega la etapa de nueva democracia de la revolución panameña. ¡Sois “etapistas de izquierda”, solo sin eso del “programa de transición”!.
Tampoco lo de “Las tareas de las etapas, periodos o momentos por las que atraviesa la lucha de clases las ubicamos en nuestras Plataformas de Lucha”, les ayuda mucho. No hace más que diluir la cuestión. Pero, la pregunta continúa: ¿Aceptan o no las etapas ininterrumpidas por las que necesariamente pasa la revolución en Panamá? ¿O, por el contrario, sois partidarios de la revolución permanente y nos enseñarÃan qué entienden por ella?
Llegados aquÃ, secándose el sudor que perla su frente por el esfuerzo mental a que le hemos obligado, se sale por la tangente, “tampoco nos preocupa que un estalinista nos tilde de trotskistas”. ¡El pez por la boca muere! ¿Dónde le hemos acusado de “trotskysta”? Hemos hecho una analogÃa teórica de su posición por la “revolución socialista” como etapa inmediata de la revolución panameña con aquellas sostenidas, en sus diferentes momentos históricos, por Trotsky y Guevara. Jamás nos ha pasado por la mente ofender a los seguidores panameños de las teorÃas de Bronstein, equiparándoles a Usted y su neorevisionismo.
No olvide que es Usted mismo quién se declara partidario de la trotskyzante y anti-marxista-leninista teorÃa de la dependencia. Lo que le convierte en un trotskista vergonzante, o lo que es lo mismo el desempeñar el triste papel de monsiuer Jordan del trotskysmo. ¿No acaso escribe: “En nuestro caso, dado su carácter capitalista dependiente es la contradicción capital-trabajo”? Al expresar concretamente una “realidad concreta”, me perdonará, pero lo ha hecho muy mal. Si éste paÃs es capitalista, aunque dependiente, entonces se concluye que el carácter de la revolución es socialista. ¿O no?
Por estar entretenido en coser frases pseudosarcásticas – por el estilo de “No todo planteamiento o frase de los clásicos es ley, dogma de fe o palabra divina”- no se ha dado cuenta, por un lado,que el marxismo-leninismo, hoy maoÃsmo, no es reducible al método por marxista que sea, sino que es la conjunción armónica de una Concepción general proletaria de la naturaleza y la sociedad, una Orientación general comunista, una LÃnea General revolucionaria proletaria y de un método marxista-leninista de análisis y acción. Por el otro, ¿tendré que recordarle que el marxismo-leninismo, hoy maoÃsmo es la ciencia de la revolución proletaria, no siendo una religión, no acepta nada por acto de fe? Se requiere mucha prueba y evidencia concreta para que los materialistas históricos lleguen a un consenso y se pongan de acuerdo en que algo es verdadero. Por estar asumiendo un antidogmatismo dogmático se ha puesto a repetir todas las imbecilidades que propalan la burguesÃa y los revisionistas modernos contra los marxistas-leninistas-maoÃstas. No dándose cuenta que se rebela contra un principio medular y vital para todo auténtico revolucionario proletario, “Aplicar la verdad universal del marxismo-leninismo a las condiciones concretas de cada paÃs concreto”.
En su desesperado intento de rebatir nuestra posición ideológico-polÃtica, el redactor de El Zancudo hace un descubrimiento genial. Encuentra una no se que “similitud” entre nuestra posición polÃtica y aquella asumida por la camarilla revisionista dirigente del Partido del Pueblo. Y se ha puesto a dar brinquitos alrededor de su propia invención, de que no hemos roto el “cordón umbilical” con ella y que no comprende “por qué salimos” de dicho Partido. No nos salimos fuimos expulsados, que quede claro. Fue, esa, una ruptura total y consecuente a nivel orgánico, polÃtico e ideológico. ¿Acaso él mismo no hizo parte de la redacción del Documento “Balance crÃtico de la historia del Partido del Pueblo”? Un documento que sancionó y coronó dicha ruptura a todos los niveles, entre maoÃstas y revisionistas browderistas. Además, como pretende desconocer que nuestra posición polÃtica e ideológica, forjada en firme y dura lucha ideológica y polÃtica contra los comunotraidores dirigentes partidopueblistas, guaycuchos y otros la hemos establecidos y divulgado a través de nuestro Programa Fundamental, de nuestro órgano central y en una serie de folletos, documentos todos que le hemos hecho llegar.
AsÃ, además, cualquiera, dentro o fuera de su proyecto de partido, podrá comprobar en ellos si los comunistas (ml) de Panamá somos partidarios de esa supuesta “revolución democrático-burguesa”, de la “dirección burguesa en la revolución” o que propugnamos “el desarrollo del capitalismo para poder avanzar a la revolución socialista”. Aunque no se nos escapa que, por algo somos marxistas-leninistas-maoÃstas, la revolución y construcción de la sociedad socialista en Panamá ha de partir necesariamente (mejor, inevitablemente) sobre la base de tal o cual grado de desarrollo de la formación económica y polÃtica capitalista panameña. Nosotros comunistas (marxistas-leninistas), contrariamente a los revolucionarios pequeñoburgueses, al partir del análisis de la realidad concreta de Panamá hemos establecido que la presente etapa de la revolución como de nueva democracia, con la hegemonÃa del proletariado, y la edificación de una sociedad de transición de nueva democracia popular y cuya expresión estatal será la dictadura de nueva democracia popular, la que esencialmente es una forma de la dictadura del proletariado, premisa y paso ineludible hacia la revolución proletaria socialista y la dictadura del proletariado en transición al comunismo.
Si aún asà le sigue pareciendo que hay “similitud” entre ésta, nuestra posición, y la del partido del “pueblo”. Es que no sabe leer o lee de mala fe. Si hay similitud, aunque eventualmente pudiesen parecerse algunas expresiones, es porque no son iguales. Sólo un ignorante o un falsario pueden basar una crÃtica en una adulteración tan evidente. O si confunde la revolución democrático-burguesa, con la dirección de la burguesÃa nacional o democrática, y la revolución de nueva democracia, con la dirección de la clase obrera, entonces es de concluir que sus correligionarios deben mandarlo a estudiar el marxismo-leninismo, y no digo ya el MaoÃsmo lo que serÃa mucho pedir.
Al crÃtico redactor le ha gustado la expresión “etapista”. Una vez ha “descubierto”su inventado etapismo maoÃsta, se lanza a romper globos. Para apreciarlo en sus piruetas citémosle en extenso: “Al hablar de la “revolución democrático-burguesa” y de “la revolución proletaria” entre las cuales “media un abismo” como estancos, estamentos o escalones rÃgidamente encuadrados, cerrados y “separados por una muralla de China”, tal como lo comprenden QG y los pueblistas (las frases entrecomillas son de uno de sus cinco maestros, nota del Zancudo), se está negando el sentido de revolución ininterrumpida tal cual lo plantea Lenin”. Para finalizar eufórico, en el colmo de su embrollo teórico, “En el proceso social real no existen tales cortes rÃgidos o mecánicos”. Todo obrero, con un mÃnimo de experiencia teórica marxista, dirá: “Carajo, ¿acaso no es este mismo señor el que airadamente condenaba el citar descontextualizadamente y de que lo suyo no es la revolución democrática burguesa como etapa inmediata, sino la socialista?”
Nos pregunta El Zancudo, “SerÃa bueno que el PC(ML)P nos explique dónde está, cuál es la expresión económica y polÃtica concreta de esa burguesÃa progresista panameña a la que defienden con tanto ahÃnco…”. Sé que no es correcto, pero me tomaré la libertad literaria de responderte con otra pregunta: Cuándo Floyd decidió participar en el desembarco de Santa Clara, junto a Roberto “tito” Arias y Rubén Miro. ¿Lo hizo en la comprensión de que estos oligarcas representaban a esa “burguesÃa progresista” con la cual podÃa marchar en una acción revolucionaria? La respuesta a la pregunta que me haces, dado que no tengo espacio suficiente ahora, te la daré otro dÃa.
Verdaderamente resulta cansón seguir al escribidor… perdón publicista en su juego al escondite, pero metidos a zurriagar gatos que nos queda.Vanamente yergue el rabo al llamar “vÃnculo real” con el movimiento obrero y de masas en general, porque influyen en un sindicato de masas y en otras entidades menores. Pero, tú mejor que nadie entre tu gente, sabes o deberÃas saberlo, que de partida habrÃa que señalar que el movimiento obrero sindicalizado, dentro de la clase obrera como conjunto, resulta asaz una Ãnfima parte de ésta. Aún más que el movimiento obrero polÃticamente organizado, vale decir revolucionariamente organizado y siguiente de una reconocida lÃnea comunista, es aún inexistente. Esto es, finalmente, lo que se pudiera llamar movimiento obrero revolucionario se reduce, más allá de las autoproclamas y deseos de diversos proyectos de partidos obreros y corrientes polÃtico-ideológicas, reclamados en mayor o menor grado del marxismo, del marxismo-leninismo y del marxismo-leninismo-maoÃsmo, a intentos de la intelectualidad revolucionaria panameña de colmar la distancia que la separa del movimiento obrero y de la clase obrera en general.
¿Es qué la gran masa del movimiento obrero organizado y las amplias masas de la población trabajadora aceptan la dirección polÃtica del MLN y siguen su lÃnea polÃtica siquiera instintivamente? De ser asÃ, según parece, parodiando a Mao, están Ustedes a tres pulgadas del cielo y se elevan a tres pulgadas del suelo.
En su enfurruñamiento se ensaña Usted contra unos supuestos “seguidores de la engañosa, fracasada y reaccionaria ‘teorÃa del desarrollo de las fuerzas productivas’”.Si con ello se refiere a nosotros, los comunistas (marxista-leninistas) de Panamá, le retamos públicamente a que nos pruebe estamos entre esos fantasmagóricos kautskianos contra los que arremete.
Además de pésimo teórico, nuestro polemista resulta cicatero olvidadizo. Usted mismo pasó de una oposición a ultranza a la consigna de la constituyente, por ser de carácter burgués, a demandarla al asimilar nuestra sugerencia, aunque empeorándola; igualmente pasó con la de los “cabildos abiertos”, y; no me dejará mentir, si es mentira, que en el antepasado congreso del Organismo de masas, influida porUstedes, fue aprobada una resolución que era una trascripción literal, y sin quitarle una tilde ni una coma siquiera, de un artÃculo de fondo de Causa Obrera órgano de difusión de nuestro Partido. Para cubrirse ante sus militantes, Usted aducirá, quizás, que Lenin “adoptó, luego de la revolución de Octubre, el programa agrario de los eseritas” o que Stalin “aplicó en 1929, el programa de industrialización socialista de Preobrazhenski, Trotsky y sus seguidores”. Por lo que eso de sacarnos del “empantanamiento” y del “ostracismo”, en vez de ser un malagradecimiento de nuestra parte, ha sido todo menos “desinteresado” de parte vuestra. Más aun, ¿cuándo descubrió Usted que Q. G. era un “provocador” y un “agente de Martinelli”, ¿al tener la osadÃa de comentar su artÃculo o cuando rechazó el disolver su “pequeña Organización revolucionaria” y afiliarnos en bloque al MLN-29?
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“En modo alguno nos preocupa que nuestros planteamientos sean debatidos”, señala el redactor de El Zancudo. Casi nos maravillamos de esa amplitud de espÃritu de que hace gala. Pero, a renglón seguido vuelca una cubeta de tornillos y tuercas sobre la cabeza de quien ha osado hacer un comentario crÃtico a un documento polÃtico público y difundido internacionalmente: “ataque”, “ofensivo”, “mala fe”, “deshonestidad intelectual”, “altamente sospechoso”,“¿A qué o quién responde el “camarada” QG?”, “revolucionario despistado o vulgar provocador?”, “predicciones y vaticinios, o bien, actos de hechicerÃa y brujerÃa”, “mentir, inventar y entremezclar planteamientos diversos”.¿Qué es todo esto, pelea de vecinas en patio limoso o recursos bajunos en ausencia de respuestas de principios al contradictor?
En parte alguna ni en momento alguno resulta aceptado el esgrimir insultos, injurias e insinuaciones polÃticas malévolas como argumentos “teóricos” de respuestas a los señalamientos de principios del adversario. Al “despreocupado” redactor habrÃa que recordarle –el conoce ese señalamiento de Lenin- “la injuria en polÃtica encubre a menudo la completa carencia de ideas, la impotencia, la flojedad repugnante de los injuriadores”.
Entre otras cosas, escribe, “QG decide arbitrariamente que se trata, de nuestro “programa mÃnimo” y comete un acto de deshonestidad intelectual al poner entre comillas, como si nos estuviese citando, que estamos planteando la “revolución socialista ahora”, frase que repite varias veces”. Nos endilga Usted una deshonestidad que es la suya. Nunca hemos señalado eso de su “programa mÃnimo”, sabemos bien que por su condición de etapista de “izquierda” no duerme por ese lado. Si relee nuestro artÃculo, menos prejuiciadamente, se le hará entonces más claro nuestro señalamiento. Hemos escrito realmente “su cometido inmediato”. Entre programa polÃtico inmediato y tarea polÃtica inmediata (“cometido”, objetivo, meta) hay una no sutil diferencia. ¡Usted trata de sorprender a sus lectores recurriendo a malas artes! Esto. Además, entrecomillado no necesariamente es traducible como cita directa, puede y es utilizable para destacar una idea deducible de un argumento puesto en cuestión.
Pero Usted mismo, nomás a los inicios de su respuesta, enfáticamente ha afirmado:"El programa del partido de la clase obrera es elPrograma de la Revolución Socialista”. Con la cual nos confirma que está con la teorÃa no leninista de una sola revolución. Lo que nos permite señalarle lo siguiente, (1) Refierese al “partido de la clase obrera” en general, reclamado con el marbete de “Partido de la Izquierda Panameña”, no a un partido comunista, armado con el marxismo-leninismo-maoÃsmo. No tiene en cuenta que, aquà en Panamá y en el mundo, existen diversos partidos que se reclaman “de la clase obrera”; (2) Confirma nuestra acusación, de que están por una sola etapa “la socialista” y que de hecho y en la teorÃa niega la etapa de nueva democracia de la revolución panameña. ¡Sois “etapistas de izquierda”, solo sin eso del “programa de transición”!.
Tampoco lo de “Las tareas de las etapas, periodos o momentos por las que atraviesa la lucha de clases las ubicamos en nuestras Plataformas de Lucha”, les ayuda mucho. No hace más que diluir la cuestión. Pero, la pregunta continúa: ¿Aceptan o no las etapas ininterrumpidas por las que necesariamente pasa la revolución en Panamá? ¿O, por el contrario, sois partidarios de la revolución permanente y nos enseñarÃan qué entienden por ella?
Llegados aquÃ, secándose el sudor que perla su frente por el esfuerzo mental a que le hemos obligado, se sale por la tangente, “tampoco nos preocupa que un estalinista nos tilde de trotskistas”. ¡El pez por la boca muere! ¿Dónde le hemos acusado de “trotskysta”? Hemos hecho una analogÃa teórica de su posición por la “revolución socialista” como etapa inmediata de la revolución panameña con aquellas sostenidas, en sus diferentes momentos históricos, por Trotsky y Guevara. Jamás nos ha pasado por la mente ofender a los seguidores panameños de las teorÃas de Bronstein, equiparándoles a Usted y su neorevisionismo.
No olvide que es Usted mismo quién se declara partidario de la trotskyzante y anti-marxista-leninista teorÃa de la dependencia. Lo que le convierte en un trotskista vergonzante, o lo que es lo mismo el desempeñar el triste papel de monsiuer Jordan del trotskysmo. ¿No acaso escribe: “En nuestro caso, dado su carácter capitalista dependiente es la contradicción capital-trabajo”? Al expresar concretamente una “realidad concreta”, me perdonará, pero lo ha hecho muy mal. Si éste paÃs es capitalista, aunque dependiente, entonces se concluye que el carácter de la revolución es socialista. ¿O no?
Por estar entretenido en coser frases pseudosarcásticas – por el estilo de “No todo planteamiento o frase de los clásicos es ley, dogma de fe o palabra divina”- no se ha dado cuenta, por un lado,que el marxismo-leninismo, hoy maoÃsmo, no es reducible al método por marxista que sea, sino que es la conjunción armónica de una Concepción general proletaria de la naturaleza y la sociedad, una Orientación general comunista, una LÃnea General revolucionaria proletaria y de un método marxista-leninista de análisis y acción. Por el otro, ¿tendré que recordarle que el marxismo-leninismo, hoy maoÃsmo es la ciencia de la revolución proletaria, no siendo una religión, no acepta nada por acto de fe? Se requiere mucha prueba y evidencia concreta para que los materialistas históricos lleguen a un consenso y se pongan de acuerdo en que algo es verdadero. Por estar asumiendo un antidogmatismo dogmático se ha puesto a repetir todas las imbecilidades que propalan la burguesÃa y los revisionistas modernos contra los marxistas-leninistas-maoÃstas. No dándose cuenta que se rebela contra un principio medular y vital para todo auténtico revolucionario proletario, “Aplicar la verdad universal del marxismo-leninismo a las condiciones concretas de cada paÃs concreto”.
En su desesperado intento de rebatir nuestra posición ideológico-polÃtica, el redactor de El Zancudo hace un descubrimiento genial. Encuentra una no se que “similitud” entre nuestra posición polÃtica y aquella asumida por la camarilla revisionista dirigente del Partido del Pueblo. Y se ha puesto a dar brinquitos alrededor de su propia invención, de que no hemos roto el “cordón umbilical” con ella y que no comprende “por qué salimos” de dicho Partido. No nos salimos fuimos expulsados, que quede claro. Fue, esa, una ruptura total y consecuente a nivel orgánico, polÃtico e ideológico. ¿Acaso él mismo no hizo parte de la redacción del Documento “Balance crÃtico de la historia del Partido del Pueblo”? Un documento que sancionó y coronó dicha ruptura a todos los niveles, entre maoÃstas y revisionistas browderistas. Además, como pretende desconocer que nuestra posición polÃtica e ideológica, forjada en firme y dura lucha ideológica y polÃtica contra los comunotraidores dirigentes partidopueblistas, guaycuchos y otros la hemos establecidos y divulgado a través de nuestro Programa Fundamental, de nuestro órgano central y en una serie de folletos, documentos todos que le hemos hecho llegar.
AsÃ, además, cualquiera, dentro o fuera de su proyecto de partido, podrá comprobar en ellos si los comunistas (ml) de Panamá somos partidarios de esa supuesta “revolución democrático-burguesa”, de la “dirección burguesa en la revolución” o que propugnamos “el desarrollo del capitalismo para poder avanzar a la revolución socialista”. Aunque no se nos escapa que, por algo somos marxistas-leninistas-maoÃstas, la revolución y construcción de la sociedad socialista en Panamá ha de partir necesariamente (mejor, inevitablemente) sobre la base de tal o cual grado de desarrollo de la formación económica y polÃtica capitalista panameña. Nosotros comunistas (marxistas-leninistas), contrariamente a los revolucionarios pequeñoburgueses, al partir del análisis de la realidad concreta de Panamá hemos establecido que la presente etapa de la revolución como de nueva democracia, con la hegemonÃa del proletariado, y la edificación de una sociedad de transición de nueva democracia popular y cuya expresión estatal será la dictadura de nueva democracia popular, la que esencialmente es una forma de la dictadura del proletariado, premisa y paso ineludible hacia la revolución proletaria socialista y la dictadura del proletariado en transición al comunismo.
Si aún asà le sigue pareciendo que hay “similitud” entre ésta, nuestra posición, y la del partido del “pueblo”. Es que no sabe leer o lee de mala fe. Si hay similitud, aunque eventualmente pudiesen parecerse algunas expresiones, es porque no son iguales. Sólo un ignorante o un falsario pueden basar una crÃtica en una adulteración tan evidente. O si confunde la revolución democrático-burguesa, con la dirección de la burguesÃa nacional o democrática, y la revolución de nueva democracia, con la dirección de la clase obrera, entonces es de concluir que sus correligionarios deben mandarlo a estudiar el marxismo-leninismo, y no digo ya el MaoÃsmo lo que serÃa mucho pedir.
Al crÃtico redactor le ha gustado la expresión “etapista”. Una vez ha “descubierto”su inventado etapismo maoÃsta, se lanza a romper globos. Para apreciarlo en sus piruetas citémosle en extenso: “Al hablar de la “revolución democrático-burguesa” y de “la revolución proletaria” entre las cuales “media un abismo” como estancos, estamentos o escalones rÃgidamente encuadrados, cerrados y “separados por una muralla de China”, tal como lo comprenden QG y los pueblistas (las frases entrecomillas son de uno de sus cinco maestros, nota del Zancudo), se está negando el sentido de revolución ininterrumpida tal cual lo plantea Lenin”. Para finalizar eufórico, en el colmo de su embrollo teórico, “En el proceso social real no existen tales cortes rÃgidos o mecánicos”. Todo obrero, con un mÃnimo de experiencia teórica marxista, dirá: “Carajo, ¿acaso no es este mismo señor el que airadamente condenaba el citar descontextualizadamente y de que lo suyo no es la revolución democrática burguesa como etapa inmediata, sino la socialista?”
Nos pregunta El Zancudo, “SerÃa bueno que el PC(ML)P nos explique dónde está, cuál es la expresión económica y polÃtica concreta de esa burguesÃa progresista panameña a la que defienden con tanto ahÃnco…”. Sé que no es correcto, pero me tomaré la libertad literaria de responderte con otra pregunta: Cuándo Floyd decidió participar en el desembarco de Santa Clara, junto a Roberto “tito” Arias y Rubén Miro. ¿Lo hizo en la comprensión de que estos oligarcas representaban a esa “burguesÃa progresista” con la cual podÃa marchar en una acción revolucionaria? La respuesta a la pregunta que me haces, dado que no tengo espacio suficiente ahora, te la daré otro dÃa.
Verdaderamente resulta cansón seguir al escribidor… perdón publicista en su juego al escondite, pero metidos a zurriagar gatos que nos queda.Vanamente yergue el rabo al llamar “vÃnculo real” con el movimiento obrero y de masas en general, porque influyen en un sindicato de masas y en otras entidades menores. Pero, tú mejor que nadie entre tu gente, sabes o deberÃas saberlo, que de partida habrÃa que señalar que el movimiento obrero sindicalizado, dentro de la clase obrera como conjunto, resulta asaz una Ãnfima parte de ésta. Aún más que el movimiento obrero polÃticamente organizado, vale decir revolucionariamente organizado y siguiente de una reconocida lÃnea comunista, es aún inexistente. Esto es, finalmente, lo que se pudiera llamar movimiento obrero revolucionario se reduce, más allá de las autoproclamas y deseos de diversos proyectos de partidos obreros y corrientes polÃtico-ideológicas, reclamados en mayor o menor grado del marxismo, del marxismo-leninismo y del marxismo-leninismo-maoÃsmo, a intentos de la intelectualidad revolucionaria panameña de colmar la distancia que la separa del movimiento obrero y de la clase obrera en general.
¿Es qué la gran masa del movimiento obrero organizado y las amplias masas de la población trabajadora aceptan la dirección polÃtica del MLN y siguen su lÃnea polÃtica siquiera instintivamente? De ser asÃ, según parece, parodiando a Mao, están Ustedes a tres pulgadas del cielo y se elevan a tres pulgadas del suelo.
En su enfurruñamiento se ensaña Usted contra unos supuestos “seguidores de la engañosa, fracasada y reaccionaria ‘teorÃa del desarrollo de las fuerzas productivas’”.Si con ello se refiere a nosotros, los comunistas (marxista-leninistas) de Panamá, le retamos públicamente a que nos pruebe estamos entre esos fantasmagóricos kautskianos contra los que arremete.
Además de pésimo teórico, nuestro polemista resulta cicatero olvidadizo. Usted mismo pasó de una oposición a ultranza a la consigna de la constituyente, por ser de carácter burgués, a demandarla al asimilar nuestra sugerencia, aunque empeorándola; igualmente pasó con la de los “cabildos abiertos”, y; no me dejará mentir, si es mentira, que en el antepasado congreso del Organismo de masas, influida porUstedes, fue aprobada una resolución que era una trascripción literal, y sin quitarle una tilde ni una coma siquiera, de un artÃculo de fondo de Causa Obrera órgano de difusión de nuestro Partido. Para cubrirse ante sus militantes, Usted aducirá, quizás, que Lenin “adoptó, luego de la revolución de Octubre, el programa agrario de los eseritas” o que Stalin “aplicó en 1929, el programa de industrialización socialista de Preobrazhenski, Trotsky y sus seguidores”. Por lo que eso de sacarnos del “empantanamiento” y del “ostracismo”, en vez de ser un malagradecimiento de nuestra parte, ha sido todo menos “desinteresado” de parte vuestra. Más aun, ¿cuándo descubrió Usted que Q. G. era un “provocador” y un “agente de Martinelli”, ¿al tener la osadÃa de comentar su artÃculo o cuando rechazó el disolver su “pequeña Organización revolucionaria” y afiliarnos en bloque al MLN-29?
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