Friday, June 1, 2012

NIETZSCHE INTEMPESTIVO


En abril de 1873 Nietzsche le escribe a Richard Wagner: “He leído ahora de principio a fin el libro de David Strauss La vieja y la nueva fe y me he quedado asombrado tanto de la estupidez y ordinariez del escritor como las del autor.”

Este es uno de los gérmenes de las famosas Consideraciones Intempestivas (Unzeitgemässe Betrachtungen) que Friedrich Nietzsche publicó entre 1873 y 1876. Aunque originalmente había pensado escribir unas trece obras bajo esta carátula, finalmente terminó esta parte de su corpus con cuatro títulos.

David Strauss, el confesor y  el escritor
Sobre la utilidad y los inconvenientes de la Historia para la vida
Schopenhauer como educador
Wagner en Bayreuth



“El primer ataque (1873) fue para la cultura alemana, a la que ya entonces miraba yo desde arriba con inexorable desprecio. Una cultura carente de sentido, de sustancia, de meta: una mera «opinión pública». No hay peor malentendido, decía yo, que creer que el gran éxito bélico de los alemanes prueba algo en favor de esa cultura y, mucho menos, su victoria sobre Francia. La segunda Intempestiva (1874) descubre lo que hay de peligroso, de corrosivo y envenenador de la vida, en nuestro modo de hacer ciencia: la vida, enferma de este engranaje y este mecanismo deshumanizados, enferma de la «impersonalidad» del trabajador, de la falsa economía de la «división del trabajo». Se pierde la finalidad, esto es, la cultura: el medio, el cultivo moderno de la ciencia, barbariza... En este tratado el «sentido histórico», del cual se halla orgulloso este siglo, fue reconocido por vez primera como enfermedad, como signo típico de decadencia. En la tercera y en la cuarta Intempestivas son confrontadas, como señales hacia un concepto superior de cultura, hacia la restauración del concepto de «cultura», dos imágenes del más duro egoísmo, de la más dura autodisciplina, tipos intempestivos par excellence, llenos de soberano desprecio por todo lo que a su alrededor se llamaba Reich, «cultura», «cristianismo», «Bismarck», «éxito», Schopenhauer y Wagner o, en una sola palabra, Nietzsche.” 

Los cuatro escritos se presentan como una crítica furibunda al estado de la cultura alemana tal como Nietzsche la percibía. En muchos sentidos estos escritos son complementarios de su obra más importante inmediatamente anterior: El nacimiento de la tragedia. Allí también encontramos una valoración negativa de lo que está ocurriendo en Alemania en tiempos de Nietzsche, de ciertas formas de practicar la cultura que son signo de decadencia. Y están presente por otro lado los dos modelos, las dos grandes influencias, los maestros de Nietzsche en esta etapa: Richard Wagner y Arthur Schopenhauer. 





"No sabría definir qué sentido puede tener la filología clásica en nuestros tiempos sino el de proceder de manera intempestiva, es decir, de proceder en un sentido contrario al espíritu contemporáneo y, con ello, surtir un efecto sobre él y los tiempos futuros."

¿Qué es entonces lo "Unzeitgemässe"? Se lo suele traducir por "intempestivo" o "inactual", inclusive como "extemporáneo". Por supuesto se trata de un problema temporal. De algo que aperececontra el tiempo presente, en pugna con la actualidad. Ir en sentido contrario al "espíritu contemporáneo" es lo que otorga a estas consideraciones la enorme potencia que tienen aún hoy para nosotros. No son (como las ideas de David Strauss, el blanco de su primer ataque) pensamientos que nacen viejos, con olor a moho. Lo actual tiene justamente esa particularidad efímera, esa propiedad de fuego fatuo. Sin embargo lo intempestivo no es lo que intenta oponer la eternidad al instante. Pretende, en algún sentido, quebrar la temporalidad de lo actual como afirmación exitosa, como festejo de la realización del devenir de la historia. Es por eso que pretende "surtir un efecto" en el presente mismo y no solamente dirigirse al tiempo por venir. Desde aquí habría que leer el famoso dictum nietzscheano: "Esta no es una cuestión de actualidad. Algunos hombres nacen póstumos." Esto no quiere decir entonces, que no nos incumba el presente, que nos despreocupemos del tiempo en que habitamos y de la cultura de la que formamos parte. No es una renuncia al presente, es una apuesta por hacer aparecer otra temporalidad que no sea simplemente actual. 


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