Mamá desbordó de orgullo nuestros corazones y se convirtió en fuente y fragua inagotable de sus seres queridos y de su entorno social.
Mamá era linda, y no por blanca, sino por linda. Por estar dotada de una tierna belleza física y espiritual. Cuerpo hermoso y pensamiento hermoso, grabados con cincel en nuestras memorias.
La fragua templa el acero con su intenso fuego. Muchos/as jóvenes de nuestra generación leímos las sobrecogedoras novelas soviéticas tituladas “Así se Templó el Acero” y “La Madre” de Gorky. Madres e hijos templados en el fuego del ideal socialista, acero traspasado al ser rebelde, insumiso, revolucionario…
No hay, pues, solo fraguas de fuego-fuego. Las hay también de ideales y acciones incómodas para los opresores. Y eso explica aquella maravillosa Fragua de papel, el ardiente y sesudo periódico estudiantil de la naciente izquierda revolucionaria de los años 60, de inspiración marxista y vocación socialista.
La Fragua de Asdrúbal Domínguez, Amín Abel, Narcisazo, Ramírez Conde, Piqui Lora, Luis Ibarra Ríos y los/as que sobrevivimos mas allá de sus sentidas partidas.
Fragua de fuego y fragua de papel me inspiraron, un día de Semana Santa del año 1999, en la Playa de Juan Dolio, de la que tanto mamá disfrutó, a pensar en la existencia de otra fragua y a describir en versos esa fragua de ternura, solidaridad y amor: nuestra amada madre.
Madre y Fragua se titula lo que entonces escribí; mas que poesía, sentimientos y palabras del alma. Ya ven, no hay solo fragua de fuego ni solo fragua de papel, capaces de templar el acero.
Los/as descendientes directos y sus esposas, familiares y relacionados/as de mamá, de abuelita o de tía Chelito, hemos tenido –y tenemos todavía- la oportunidad de forjarnos en esa Fragua ejemplar, manantial inagotable de poesía, principios morales, sensibilidad humana y social, amor por la naturaleza y sus esplendores, cariño por las flores, creatividad artística, valor sin límites, perseverancia y rebeldía frente al injusticia y la opresión.
A esa fuente materna de valores -en paralelo y con sus características propias- se suma la de nuestro padre, un ser extraordinariamente honesto, generoso y sencillo.
Ambos nos unieron, a mí y a Tony, en un amor fraterno inconmovible.
Ambos –y no por accidente- confluyeron en Ojo de Agua-Salcedo en la amistad con la familia Mirabal y especialmente en la solidaridad y el abrazo a la intrépida y talentosa Minerva.
Esas fraguas, esas musas, están rondado este lindo Memorial dedicado a nuestra Madre, tía, abuelita, bisabuela…. Tan presentes aquí como el recuerdo de la flor que sus manos esculpieron para ser colocadas en la tumba de Orlando, otro de sus hijos del alma –como lo fuera también Amín-, cuyas valiosas vidas fueron tempranamente ofrendadas a la libertad e hicieron más tierno y mas firme su extraordinario ser.
Ahora me siento mucho mejor porque su traslado al mundo de los/as eternamente ejemplares y admirables seres queridos, ha sido, nueva vez, fuente espontánea de inspiración de versos mucho más hermosos que los ya conocidos.
Como muestra –entre muchos otros botones de rosas, claveles, violetas y orquídeas traducidos a las palabras- traigo aquí este hermoso ejemplar de la mano de nuestra querida Galia, amiga entrañable de Kiva, ambos camaradas soviéticos a quien conocí en 1965 para quererlos siempre:
“Estaba postrada en su lecho –nos dice Galia-, pero no provocaba compasión sino sólo admiración por el coraje de esa sonrisa llena de vida y de alegría, por la mirada que no reflejaba el sufrimiento sino el interés y cariño... Guardo el calor de su mano entre las mías, recuerdo el ambiente de la casa, las paredes de madera con fotos, platos, flores...”
Definitivamente: mamá Chelito se queda con nosotros/as.
Con inmenso cariño los/as abrazamos como familia unida ante las suaves cenizas y el alegre recuerdo de nuestra Madre-Fragua.
(Palabras pronunciadas en el memorial a mi madre)
31 de mayo 2012, Santo Domingo, RD.
AGRADECIMIENTOS
Especiales gracias a Sandra que la cuidó con amor, heroína de los días difíciles y padecimientos intensos. A Iris que la acompañó por momentos con dedicación y cariño.
A nuestro amigos, hermanos, doctores Rafael Pichardo Estévez y Marte Durán, que por décadas hicieron tanto para prolongarle la vida y sus capacidades.
A su querido oculista y amigo del alma Anulfo Reyes.
Al doctor Máximo Perichi, y la doctora Elizabeth Vidal que atendieron con esmero y cariño sus problemas ortopédicos.
A doctor Arnaldo Jiménez, discípulo de Rafael, que en fase más reciente, con su calificada atención y alta sensibilidad, se ganó su corazón.
A la geriatra Minoska Paredes que se ocupó desinteresadamente de su salud en los últimos meses.
A las hijas que Mamá no tuvo y que supieron rodearla de cariño, sus afectuosa sobrinas: Caperuza, Hildita, Jeannette, Ana Amadea, Grace, Mireyita, Maria Rosa, Amadeita… y a las queridas esposas de Tony, mía y de nuestros hijos que la asumieron como una madre.
A sus entrañables doctor Lino Romero y Gisels, y su querida vecina Noemí, a quienes incorporó como hermanos/as
Al Moreno y a Cuqui, dos trabajadores estrellas incorporados a la familia.
.
No comments:
Post a Comment