"La mujer una mitad de la humanidad es debil, tipicamente enferma, vulnerable, variable, inconstante. La mujer tiene necesidad de la fuerza para agarrarse a ella para inventar una religion de la debilidad que venere como a cosas divinas a los seres debiles, el amar, el ser humildes o mejor: La mujer hace debiles a los fuertes, y reinan claro esta cuando consigue dominarles. La mujer se ha aliado siempre con los decadentes, con los sacerdotes, contra los poderosos, contra los fuertes y contra los hombres." -La Voluntad de Poderio, Federico Nietzsche, Parte 859, pag. 468, Biblioteca Edaf
Que el feminismo burgués está llegando a unos límites ridículos no se le escapa a nadie, a nadie que se atreva a decirlo, que son más bien pocos. Flaco favor le están haciendo a la necesaria lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. Ahora resulta que mirar a las mujeres cuando pasan a tu lado o echarles un piropo es acoso callejero.
Es innegable que entre hombres y mujeres existe atracción sexual. Unos y otros procuran, por ejemplo, vestirse para atraer al sexo opuesto. Es verdad que no todos, pero sí muchos lo procuran. En las mujeres este fenómeno es evidente. Su especial pasión por la ropa y demás complementos y cosméticos viene de ahí, quieren resultar atractivas a los hombres. Toda una industria se beneficia de ello y lo fomenta hasta la locura. Piensen en la minifalda, qué sentido podría tener una prenda semejante que obliga a las mujeres a rectificar cada cuatro pasos para no enseñar las nalgas y una vez sentadas tienen que cuidar la postura para no enseñar sus genitales. Ir por la calle mostrando el cuerpo y pretender que no te miren es bastante cínico. Cierto que cada cual viste como le parece, pero también hay que entender que los demás miren, con o sin lascivia, lo que les dé la gana.
Y es que además esta acusacion de que un piropo es acoso sexual es una gran mentira y una gran hipocrecia por parte de el movimiento feminista ultra-derechista, burgues reaccionario. Porque las mujeres también miran con lascivia y mucha lujuria a los muchachos y a los varones, cuchichean y piropean. Que suelten a Justin Bieber en el patio de un Colegio de la capital Dominicana a ver qué pasa, lo de acoso callejero se quedaría corto para describir el espectáculo. Relacionar ese supuesto acoso callejero con el maltrato es razón suficiente para ir al psiquiatra.
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