Estimados amigos, este blog esta dedicado para todos los chavistas que odien el sistema capitalista y para aquellos que apoyan incondicionalmente el comunismo con servicios medicos gratis como Suiza y Cuba. En este blog vamos a proponer los libros de filosofia que hay que estudiar para educar a los chavistas sobre como la filosofia puede convertir a America Latina en un Suiza
Monday, June 25, 2007
NEGOCIANDO LA SOBERANÍA: El gobierno de los diez años de Balaguer
Thursday, June 21, 2007
Si la cosa se pone muy dura en la Republica Dominicana: Vayanse a un pais mejor !!
Al partir un beso y un adios, si la cosa se le pone muy apretada en Santo Domingo, si las facturas de la CDE, JODETEL, TRICOM, y demas servicios capitalistas neoliberales se encarecen demasiado: Les tengo un consejo: LARGUENSE DE LA REPUBLICA DOMINICANA A DONDE PUEDAN RESPIRAR MEJOR, PORQUE EL NEOLIBERALISMO MATA !!
Monday, June 18, 2007
Estimados amigos: Tengo una depresion del diablo que me esta matando !!
Vean este video de JLS (Jodio Loco y Sucio) asi mismo me siento yo hoy !!
Tengo una depresion del diablo: Estoy Harto de Existir
Estimados amigos: Me siento muy triste y depresivo hoy. Vean este video de JLS (Jodio Loco y Sucio) muy relacionado con el estado de animo mio del dia de hoy :-/
Saturday, June 16, 2007
Thursday, June 14, 2007
El Gobierno Venezolano no ha violado ninguna ley en el caso de RCTV
Wednesday, June 13, 2007
Vamos a ver si el imperialismo yanki puede invadir a Venezuela con estos aviones !!
Vamos a ver si el imperialismo yanki puede invadir a Venezuela con estos aviones !!
Tuesday, June 12, 2007
Juan Pablo Duarte: Puntos de meditacion
Por Ramón Benito de la Rosa y Carpio / El Caribe
Domingo 4 de marzo del 2007 actualizado a las 12:21 AM
INTRODUCCIÓN
Esta meditación sobre Juan Pablo Duarte la tuve en la mañana del 27 de febrero del año 2007 y la hice pública en la Catedral de Santiago ese mismo día, durante el tedéum de acción de gracias con motivo de esas fiestas patrias.1.-UNA PRIMERA VERDAD PARA DUARTE. Duarte nació antes de la ocupación haitiana, en 1813. Pero en su niñez y juventud, desde los 8 hasta los 31 años, fue un gobierno haitiano que conoció (1822-1844). Cuando tomó conciencia de su dura realidad: se llamaba dominicano pero era gobernado por un poder extranjero, conoció la verdad y esta verdad lo hizo libre interiormente. Sólo a partir de ella pudo empezar a concebir la libertad de su país. Esta verdad rompió sus cadenas internas, y, ya libre, se encendió el fuego del libertador.Sólo entonces supo que, real y verdaderamente, no tenía Patria, aunque decía tenerla. Fue en ese momento, cuando pudo exclamar convencido: “Vivir sin Patria, es lo mismo que vivir sin honor”.2.-UNA SEGUNDA VERDAD. Es interesante e importante resaltar que Duarte no enfrentó el poder haitiano, por ser haitiano, sino por “ser gobierno extranjero”. Al contrario, él valoraba a los haitianos y decía: “Yo admiro a los haitianos”.Pero ante sus ojos se desplayó una gran verdad: los dominicanos son una nación como Haití o cualquier otra y por tanto son libres e independientes. Por eso, como nación, no puede depender ni ser gobernada ni controlada por ningún poder extranjero, sea haitiano, español, francés, norteamericano o cualquier otro.3.- UNA TERCERA VERDAD. Mi imaginación me lleva a recrear la vida de los dominicanos bajo el yugo extranjero haitiano hace 163 años y me parece oírles decir: “Aquí no se puede vivir”, “este país está perdido, no va para ninguna parte”, “los dominicanos no servimos”, “además, no se puede hacer nada, porque ¿quién puede contra el poder de este gobierno haitiano? “Si te mueves te aplastan”.También mi pensamiento vuela hacia Duarte y sus jóvenes compañeros. Debieron tener, al menos en ocasiones, pensamientos o sentimientos parecidos.Sin embargo, ellos creyeron que podían salir de la situación oprobiosa en la cual vivían. Esa es la otra cara de la verdad dominicana: estamos aplastados, sí, (primera cara), pero podemos (otra cara), podemos alcanzar la libertad. Por esta razón, Duarte proclamó con toda seguridad: “Dios ha de concederme bastante fortaleza para no descender a la tumba sin dejar a mi Patria libre, independiente y triunfante”.4. -UNA CUARTA VERDAD. Una cuarta realidad/verdad, un de las más duras que le tocó a Duarte enfrentar, fue la de los dominicanos llamados por él “orcopolitas”, “proteccionistas o anexionistas” y “bando traidor y parricida”. Ni siquiera contra los haitianos tuvo Juan Pablo palabras tan enérgicas, como las dirigidas a estos grupos.4.1 Orcopolitas. Recordemos que la palabra es un neologismo creado por Duarte, que lo compuso del vocablo latino “orcus”, que significa “infierno”, y del griego “polita”, que significa “ciudadano”: orcopolitas, pues, en la concepción duartiana, son los dominicanos que convierten al país en un infierno.Para éstos, Duarte y los Trinitarios no eran más que unos ambiciosos que independizaron nuestro pueblo por ambición, cuando en verdad, como dice el mismo Duarte de sí y sus compañeros irónicamente “no tuvimos talento para hacer nuestra la riqueza ajena”.Mientras que ellos, los orcopolitas, se apropiaron del poder, sacaron de circulación a los trinitarios y duartianos y se hicieron pasar “por hombres honrados y vituosos”, pues tuvieron la habilidad de hacerlo todo, hasta llamar al extranjero.4.2 Los proteccionistas o anexionistas. Dejemos que hable el mismo Duarte y nos ofrezca este punto de meditación:“En Santo Domingo no hay más que un pueblo que desea ser y se ha proclamado independiente de toda potencia extranjera, y una fracción miserable que siempre se ha pronunciado contra esta ley, contra este querer del pueblo dominicano, logrando siempre por medio de sus intrigas y sórdidos manejos adueñarse de la situación y hacer aparecer al pueblo dominicano de un modo distinto de como es en realidad; esa fracción, o mejor diremos esa facción, es y será siempre todo, menos dominicana; así se la ve en nuestra historia, representante de todo partido antinacional y enemigo nato por tanto de todas nuestras revoluciones; y si no, véase ministeriales en tiempo de Boyer y luego rivieristas, y aún no había sido el 27 de Febrero, cuando se le vio proteccionistas franceses y más tarde anexionistas americanos y después españoles” (Carta a Félix María del Monte).4.3 Bando traidor y parricida. En el mismo tenor, pero acentuando esta vez la capacidad pragmática y de adaptación de los orcopolistas y proteccionistas o anexionistas para vender el territorio nacional, no precisamente por fe en la patria o amor a ella, afirma el patricio Duarte de manera clara y firme: “Ahora bien, si me pronuncié dominicano independiente, desde el 16 de julio de 1838, cuando los nombres de Patria, Libertad, Honor Nacional se hallaban proscriptos como palabras infames, y por ello merecí, en el año de 1843, ser perseguido a muerte por esa facción entonces haitiana, y por Riviére que la protegía, y a quien engañaron; si después, en el año de 1844 me pronuncié contra el Protectorado francés, decidido por esos facciosos, y cesión a esta Potencia de la Península de Samaná, mereciendo por ello todos los males que sobre mí han llovido; si después de veinte años de ausencia he vuelto espontáneamente a mi Patria a protestar con las armas en la mano contra la anexión a España llevada a cabo a despecho del voto nacional por la superchería de ese bando traidor y patricida, no es de esperarse que yo deje de protestar, y conmigo todo buen dominicano, cual protesto y protestaré siempre, no digo tan sólo contra la anexión de mi Patria a los Estados Unidos, sino a cualquier otra potencia de la tierra, y al mismo tiempo contra cualquier tratado que tienda a menoscabar en lo más mínimo nuestra Independencia Nacional y a cercenar nuestro territorio o cualquiera de los derechos del Pueblo Dominicano.” (Carta a los puertoplateños).5.- VENCEDOR Y DESTERRADO. Duarte enfrentó el poder extranjero haitiano y salió vencedor: conoció la verdad y la verdad lo hizo libre a él y a su pueblo.Sin embargo, no pudo contra los orcopolistas, proteccionistas y anexionistas: ellos fueron los vencedores, lo sacaron de la escena política y lo desterraron.La dura realidad extranjera haitiana, con sus persecuciones y demás males, no impulsó a Duarte a salir de su país y a convertirse en inmigrante.Sin embargo, los dirigentes y políticos dominicanos lo hicieron un constante inmigrante a las islas vecinas o a Venezuela: Duarte fue inmigrante por razones políticas como hoy tantos dominicanos son por razones económicas.6.- CUESTIONAMIENTOS. En el transcurso de estos puntos de meditación, me fui haciendo algunas preguntas que quise colocarlas aquí juntas al final. Son cinco. Las respuestas a ellas son parciales y, en verdad, están abiertas a ulteriores reflexiones.a) A lo largo de nuestra historia hemos dependido de diversos poderes extranjeros. ¿Cuál es hoy el poder o poderes extranjeros del que dependemos o de los cuales más dependemos?Duarte nos señaló el camino de “implantar una República, libre, soberana, e independiente de toda dominación extranjera” (juramento trinitario). Es un criterio que hemos de tener en cuenta para conocer nuestra realidad y mantener nuestra identidad.b) ¿Será la situación de estos comienzos del siglo XXI dominicano tan duro y difícil como la de aquel siglo XIX?Considero que ciertamente es dura y difícil, pero hay sus diferencias. Entre ellas hay que destacar que gozamos de libertades políticas y de expresión, aunque aun imperfectas, como también de más dominicanos y dominicanas muy capacitados, cosa que no existía en ese pasado.c) ¿Podemos identificar en la actualidad entre nosotros grupos dominicanos orcopolitas, proteccionistas, anexionistas, traidores y patricidas?Pienso que saltan a la vista los siguientes: los corruptos y corruptores de todo tipo, traficantes de la calaña que sean, los que hacen dependiente al país con deudas. Esos siguen tratando de poner fuera de circulación a los que encarnan el espíritu y los valores duartianos.d) ¿Podrá el pueblo dominicano salir vencedor a la postre de los enemigos que enfrentó Duarte: los poderes extranjeros y los poderes orcopolitas internos?Yo considero, sin lugar a dudas, que sí. Los dos poderes, ciertamente, son una amenaza constante y recurrente. Pero el más difícil de vencer, como en tiempos de Duarte, serán los poderes orcopolitas internos. También en este aspecto hemos de mantener la firmeza y la fe de Duarte, que ni doblegó ante ninguno de ellos ni llegó a componendas.e) ¿Puede relacionarse de alguna manera la incesante emigración dominicana, comenzada en el siglo XX, hacia otros países con la emigración del siglo XIX.Considero que sí, pero con la diferencia de que ahora el hecho no se explica por razones políticas, sino económicas. Creo que, al menos, una parte de nuestros emigrantes son una especie de desterrados, como Duarte, a causa de los orcopolitas de nuevo cuño, que hacen de la nación un infierno de desigualdades económicas y mala distribución de las riquezas.
CONCLUSIÓN
CERTIFICO que la lucha emprendida por Duarte por una Patria plenamente libre e independiente está inconclusa y que toca a cada generación de dominicanos, imbuidos de fe patriótica y amor patrio, darle terminación.DOY fe en Santiago de los Caballeros a los 27 días del mes de febrero del año del Señor 2007.† Monseñor Ramón de la Rosa y Carpio es presidentede la Conferencia del Episcopado
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Monday, June 11, 2007
La pobreza de mercado libre en la Republica Dominicana
En el 1996, Fernández, un abogado y académico que se había criado en la ciudad de Nueva York, alcanzo la presidencia por vez primera. (Nueva York es la ciudad con la segunda población más alta de dominicanos en el mundo después de Santo Domingo; existen 8.8 millones de dominicanos en la república, otro millón en los EE.UU. continentales, y un buen número en el cercano Puerto Rico y otros lugares.) Fernández ganó las elecciones en la segunda ronda mediante un trato histórico que le ganó el apoyo del abiertamente reaccionario Balaguer y el PRSC. Ya en el poder, Fernández abandonó toda la retórica socialista del partido y llevó a cabo unas privatizaciones masivas, particularmente en la industria de generación energética.
Al principio mucha gente dominicana de clase media y hasta trabajadores le dio la bienvenida a las privatizaciones. La compañía de energía estatal había sido notoriamente ineficiente ya que provocaba apagones frecuentes. Los nuevos propietarios privados proveyeron servicios más seguros durante un tiempo, y el gobierno utilizó los dineros recibidos de la venta para mejorar los servicios municipales y fondos educacionales. Pero los logros aparentes no duraron mucho tiempo: solamente se puede vender la misma propiedad estatal una sola vez. Ya para finales del término de Fernández en el 2000, el dinero se había terminado.
Huelgas y protestas contra el desempleo, aumentos de precios y apagones energéticos ya habían comenzado tan temprano como para el 1997. Los efectos desiguales del “boom” se hicieron penosamente claros. La totalidad del gasto social bajo Fernández fue el 7% del PDB, la mitad del promedio latinoamericano. De todos modos, las leyes electorales no le permitieron a Fernández correr de nuevo en el 2000 como el candidato del PLD. Ganó Hipólito Mejía. Posterior al 11 de septiembre del 2001, sin embargo, colapsó la economía: el turismo se desvaneció, las exportaciones y las inversiones extranjeras sufrieron una caída y múltiples pagos de la deuda se vencieron. La inflación se disparó, el combustible escaseo y los apagones energéticos se hicieron mas largos y mas frecuentes que durante los peores días de la propiedad estatal anterior. La lucha de la clase trabajadora recomenzó, esta vez, contra Mejía.
El proceso hacia las huelgas generales
Desde los finales del 2001 hasta el otoño del 2003, el peso dominicano perdió la mitad de su valor relativo al dólar norteamericano. La escasez de combustible y la falta de inversiones y mantenimiento hicieron que los apagones energéticos fuesen más frecuentes, más largos, y más extensivos. El precio de la gasolina y el diesel dobló, a tal modo que a los taxistas ya no le alcanzaba para comprarla y trabajar.
Los precios de los alimentos doblaron. Los costos de la matricula universitaria aumentaron a tal extremo que obligó a miles de estudiantes a abandonar sus estudios. El desempleo aumentó dramáticamente. Para empeorar las cosas aun más, el FMI apretó más los tornillos, obligando al gobierno a aumentar las contribuciones sobre ventas hecho que aumentó aun más la inflación. En síntesis, las miserias del capitalismo aumentaron aun más en la república bajo la presidencia de Mejía.
Lo que culminó la copa fue el fracaso en abril del 2003 del Banco Internacional (Baninter), el segundo banco más grande del país, aparentemente debido a un fraude masivo. Contrario a la ley dominicana, Mejía salvo al Baninter a un costo exorbitante de $2.200 millones, consumiendo dos tercios de la totalidad del presupuesto anual del gobierno (y 15% del producto domestico bruto). Los costos de salvar la banca alcanzaron cerca de 20% del PDB con el fracaso de dos bancos más.
Mientras tanto, el gobierno rebajó los presupuestos y aumentó los cargos para todos los bienes y servicios que necesitaban los trabajadores. Por esta razón nadie se sorprendió cuando el 1 de julio del 2003 los trabajadores airados y otros marcharon en protesta en Santo Domingo. Eran dirigidos por Ramón Almánzar, presidente del Partido de la Nueva Alternativa y Ramón Pérez Figuereo, secretario general del Centro Nacional de Transportistas Unificados (CNTU).
La poderosa CNTU fue una de los pocos sindicatos establecidos que tuvieron un importante papel en la huelga general, ya que la mayoría de los sindicatos se oponían a la huelga y colaboraban con Mejía contra la misma. La demostración protestaba contra un nuevo acuerdo con el FMI. La policía nacional atacó y rompió la marcha con un ataque de gases lacrimógenos y arrestó a 40 personas. Al poco tiempo, el presidente Mejía lanzó a miles de policías y militares en redadas contra los hogares de la clase trabajadora, estudiantes, y otros activistas, para buscar alegadamente armas ilegales. Estas redadas resultaron en cientos de arrestos más.
La organización de la huelga general
Solamente al par de meses se convocó una huelga general. Muchos dirigentes de los partidos de izquierda asumieron unos papeles importantes, pero los dirigentes mas destacados fueron Almánzar y Pérez Figuereo del sindicato de transportistas CNTU. Las redadas de julio del gobierno no disuadieron a los trabajadores y a otros oprimidos a continuar con sus luchas. Hubo una larga lista de demandas, que incluían: la reducción del costo de la canasta familiar, la reducción de los precios del combustible, un alto a los apagones energéticos, un aumento salarial de 100%, una reducción de los cargos y precios de transportación, la renacionalización de las empresas energéticas privatizadas, un alto a los acuerdos con el FMI, cero aumentos en la deuda externa, y un resonante no al acuerdo de libre comercio con los EE.UU..
Ciertamente estas demandas y otras eran vitales. Pero de acuerdo a nuestra visión, la cuestión de la deuda imperialista se debía haber tomado más fuertemente. Aun para lograr otras demandas económicas y sociales, y ni siquiera comenzar a construir una economía viable, no resulta suficiente demandar simplemente que se de por terminados los aumentos a la deuda. Cualquier pago de la deuda resulta en hambre para los trabajadores -- literalmente. Es necesario que se demande que el gobierno dominicano repudie la deuda completamente.
Los trabajadores dominicanos, como todos los trabajadores a través del Caribe y América Latina, están en la misma situación y ciertamente aprobarían y se identificarían con tal lucha.
Ambas huelgas
La primera huelga, la del 7 de abril del 2003, duro 24 horas como fue planificada, y paralizó al país como también se había planificado. La mayoría de los reportajes nos dicen que fue la acción obrera de mas sólido apoyo que se haya llevado a cabo desde hace un sinnúmero de años. Todas las ciudades se paralizaron.
La respuesta del gobierno fue la represión masiva. Seis trabajadores fueron baleados a muerte y hubo sobre cien heridos. Se arrestaron a cientos, incluyendo a Almánzar. El resultado fue que el gobierno no hecho para atrás -- como se esperaba debido a que la huelga duro un solo día. En vez de extender la huelga más allá de un día, se decidió a favor de otra huelga de 48 horas de duración para finales de enero del 2004.
La segunda huelga general, la del 28 y 29 de enero, se le añadió otra demanda: la renuncia de Mejía y la totalidad de su gobierno. Por razones electorales propias, el PLD y el PRSC declaron que la apoyaban. Hasta el Consejo Superior de la Empresa Privada (COSEP), la organización empresarial más poderosa, apoyó dicha demanda.
Sin embargo, esta huelga tuvo una participación un tanto menor que anterior. Los organizadores esperaban una efectividad de 90%. Los trabajadores de las zonas francas casi todos participaron en la huelga, pero sus patronos en anticipación los habían obligado a trabajar el sábado y domingo anterior a la huelga. Los hospitales y clínicas cerraron. Muchos comercios pequeños abrieron sus negocios el primer día, pero aparecieron muy pocos clientes o trabajadores. Los comercios cerraron antes del mediodía y ya no abrieron para el próximo día de la huelga. No hubo casi transporte de pasajeros o mercancías. La participación no fue tan fuerte en Santo Domingo pero aumentó considerablemente en Santiago de los Caballeros, un centro tradicional de militancia obrera, y San Pedro de Macorís, otra gran ciudad, y otros pueblos grandes.
La misma represión estatal prevaleció. Los huelguistas esta vez organizaron mejores autodefensas. En los vecindarios pobres en el norte de Santo Domingo, y en otros lugares, columnas de trabajadores, algunos encapuchados, se batieron con piedras y bombas de fabricación casera con la policía y los soldados. Murieron siete huelguistas tiroteados por la policía. Un policía también murió tiroteado. Otra vez, sobre cien huelguistas sufrieron heridas y se arrestaron a cientos más. De nuevo la policía arrestó a Almánzar y a Pérez Figuereo y a algunos dirigentes de los partidos de izquierda, deteniéndolos brevemente.
Muchos huelguistas querían permanecer en huelga hasta lograr sus demandas, pero de nuevo los dirigentes los enviaron a trabajar siguiendo el itinerario, dando como excusa la posible represión estatal. El gobierno no cedió nada, solamente tuvo que esperar, después de todo, la huelga duraria dos días.
En febrero otra huelga de 48 horas fue anunciada para los días 16 y 17 de marzo, con las mismas demandas. Pero no se dio la tercera huelga general. Y está muy claro que una “tercera huelga general” conducida de la misma manera que las anteriores dos, hubiese dado el mismo resultado.
Los fracasos de la izquierda dominicana
En los eventos del 2003-2004 hasta ahora, los huelguistas mostraron su determinación y militancia y comenzaron a organizar su propia autodefensa efectiva. Sin embargo, por lo que hemos visto, ningún partido de izquierda apoyó un plan necesario para la autodefensa armada de las masas obreras, demandaron que los dirigentes de la huelga organizaran su defensa o ni siquiera discutieron la necesidad para tal propaganda. La falta de todo esto garantizaba de antemano la derrota. ¡Por un lado, este es un país donde se encuentran grandes cantidades de armas y, por otro lado, la policía constituye una amenaza constante!
La izquierda también fracasó en no armar a los trabajadores políticamente. Sobre todo, ¿Cuál fue el propósito de los llamados a la “huelga general”? Bajo ciertas circunstancias, una huelga de protesta de uno o dos días de duración puede constituir un paso efectivo. Este no fue este el caso en la República Dominicana. Para cambiar el balance de fuerzas, la lucha necesitaba intensificarse vertiginosamente. Pero los dirigentes de los trabajadores nunca lucharon para lograr esto.
Una huelga general puede ser una manera vital de lograr la unidad de la clase trabajadora al utilizar el poder de la clase para paralizar la economía y lograr verdaderos alcances. Cualquier huelga general seria, mas allá de un ejercicio de protesta de uno o dos días, también puede tener un efecto dramático sobre la conciencia política de los trabajadores; los mismos trabajadores empiezan a organizar su propia lucha y, de hecho, su propia manera de conducir la sociedad.
Inevitablemente surgen asambleas y consejos obreros para tomar las decisiones de la lucha. Estas a la vez, se convierten en foros donde los partidos socialistas pueden discutir a favor de sus propuestas y visiones y tratar de convencer a sus compañeros trabajadores: pueden surgir nuevos dirigentes, y, de hecho, puede desarrollarse en la lucha un auténtico partido revolucionario de la clase trabajadora.
Como comentaba frecuentemente Trotski, cualquier huelga general seria plantea la cuestión del poder estatal. A pesar de lo que se logre inmediatamente en una huelga general, la clase trabajadora comienza a crear sus propias instituciones y se percata de que las únicas alternativas reales son la continuación del poder estatal capitalista o la revolución para establecer el poder estatal obrero.
Por estas razones, la LRP aboga a favor de la arma de la huelga general como la mejor táctica para combatir contra los ataques capitalistas bajo muchas circunstancias en el mundo de hoy. Pero esto también significa explicar consistentemente que solamente la revolución obrera, la derrota del estado capitalista y su reemplazo con el estado obrero revolucionario, podrá lograr y sostener las demandas de los trabajadores. Ninguna organización izquierdista dominicana que sepamos cumplió con este esencial trabajo de propaganda leninista.
El etapismo de la izquierda dominicana
Trabajadores dominicanos que muy contentos siguen a los partidos de izquierda en las huelgas de masas y votan a favor de estos arrolladoramente a posiciones sindicales nunca le han dado más de 10% de sus votos en las elecciones presidenciales. Desconectados (hasta ahora) de una muy limitada experiencia de independencia de clase que han ejercido en la lucha, los trabajadores por costumbre han votado a favor del PRD o, mas recientemente, por el PLD. ¿A que se debe esto? La razón es el programa y la practica de los mismos partidos “comunistas”.
Por lo que hemos visto, todos creen que la revolución dominicana debe hacerse en dos etapas. La primera, la etapa anti-imperialista, requiere la participación unitaria de casi todas las clases, incluyendo a los capitalistas. El imperialismo, extranjero, mayormente norteamericano, ha evitado que la burguesía dominicana se desarrolle como una burguesía nacional sobre una economía con un desarrollo balanceado. Solamente luego de primero liberar la economía capitalista de la dependencia del imperialismo norteamericano y de sus lacayos más abiertos podrá entonces la clase trabajadora enfrentarse a la burguesía nacional; solamente entonces, dice la teoría, será la hora de abogar a favor de la revolución socialista obrera. Hasta entonces, los pobres y explotados dominicanos, desde los trabajadores y campesinos hasta la clase media y hasta la pequeña y gran burguesía deberán mantener una alianza estratégica. Bajo tal teoría, la etapa donde los trabajadores podrán luchar a favor de si mismos, por la revolución socialista, nunca se logra. Y tal perspectiva no provee ninguna razón de principios para no votar a favor del candidato burgués menos malo -- aun donde partidos izquierdistas lleven a cabo campañas eleccionarias a la par.
El mayor grupo estalinista de la década de los setenta, el Movimiento Popular Dominicano (MPD), sostuvo esta ideología populista de la clase media. Bajo la presión de las luchas de trabajadores de masas, se fragmentó a finales de esa década. Varios grupos salidos del MPD se autodenominan casi todos partidos “de los trabajadores” o “comunistas” pero todavía retienen el programa populista del MPD. Los trabajadores han visto a muchos de estos partidos de izquierda llevar esta ideología a su conclusión más lógica -- coaliciones electorales o hasta fusiones con partidos burgueses.
Hasta ahora los trabajadores dominicanos no han visto una alternativa revolucionaria verdaderamente auténtica. Y por ende una gran cantidad de gente de la clase trabajadora votó a favor de Fernández, esperanzados contra la esperanza de lograr unas condiciones un poco mejor de lo que han gozado hasta ahora mientras que saben a ciencia cierta y a otro nivel que este tipo no es ningún héroe. Ellos simplemente no vieron otra alternativa.
“El escoger a los menos malos”, por cierto, les conviene grandemente a los imperialistas y a los capitalistas del patio. Significa básicamente que los explotados y superexplotados aceptan su miserable existencia. Los gobernantes están felices que la clase trabajadora todavía no ve la posibilidad de una nueva sociedad socialista, donde a cada ser humano se le garantizará una vida decente -- y todas las formas de racismo, chovinismo nacional y otros maltratos podrán ser erradicados.
Los gobernantes saben que una vez grandes números de trabajadores entiendan que nuestra clase tiene el poder para llevar a cabo el socialismo, el imperialismo esta condenado al fracaso.
La alternativa socialista revolucionaria
Los trotskistas auténticos rechazan la teoría de las dos etapas, que históricamente se convirtió en una cobertura para la traición estalinista de las revoluciones obreras a favor de alianzas con supuestamente sectores progresistas de la burguesía. Trotski entendió que en la época imperialista todos los sectores de la burguesía nacional, incluyendo a los gobernantes de las naciones oprimidas, tienen intereses de clase completamente atados a la propiedad capitalista y, por lo tanto, son hostiles a las necesidades de la clase trabajadora. La estrategia de la revolución permanente de Trotski hace un llamado a favor de la lucha independiente de la clase trabajadora en alianza con el campesinado y todos los oprimidos.
La teoría permanente también contrarrestó el mito estalinista de que el socialismo se puede edificar en un solo país. El socialismo requiere un nivel más alto de producción y recursos de los que se pueden lograr bajo el capitalismo. Requiere la construcción de una economía internacional de cooperación, solamente posible con la derrota del capitalismo en un número de países y una federación socialista de los resultantes estados obreros. El internacionalismo revolucionario, y no el nacionalismo, es fundamental a la estrategia para lograr el socialismo. Como un paso en esa dirección, los trotskistas subrayan la importancia de recrear la Cuarta Internacional basada en un programa auténticamente revolucionario para la unidad obrera y la revolución a través del mundo.
Algunos socialistas de mentira reclaman falsamente que la revolución permanente significa revoluciones simultáneas en varias naciones -- como si tal cosa se pudiese decretar. Sin embargo, el ambiente altamente “globalizado” de hoy día permite unas comunicaciones instantáneas y obliga a muchos trabajadores y oprimidos alrededor del mundo encarar al mismo enemigo imperialista, las mismas condiciones básicas de vida, y hasta las mismas compañías multinacionales. Nuestra teoría y programa reconoce que una revolución en un país podría fácilmente inspirar y expandirse a otro país. Y de hecho la diseminación de la revolución es una parte esencial de la estrategia.
La necesidad de la unidad de la clase trabajadora y la revolución internacional se contrapone contra la enemistad contra los haitianos propagado a propósito y continuamente por la clase gobernante dominicana. Un partido auténticamente revolucionario lucharía contra el anti-haitianismo que es fundamental para la lucha de la clase trabajadora en la República Dominicana.
Todo esto requiere la construcción de una nueva dirección obrera, un verdadero partido revolucionario obrero. Los trabajadores políticamente más conscientes tienen que comenzar a construirlo.
Sunday, June 10, 2007
La filosofía como arte de vivir
"De qué me sirve la geometría para dividir el campo
si no sé compartirlo con mi hermano." (Séneca)
Hace más de dos mil años Epicuro afirmó que los argumentos de la filosofía son vacuos si no mitigan ningún sufrimiento humano. La filosofía no siempre consistió en el postulado de teorías abstractas ni en la exégesis de textos, sino en el cultivo de un arte de vivir asociado a los problemas más inmediatos de la vida cotidiana. Sócrates y sus discípulos se sorprendían de que las personas miren una y otra vez los objetos materiales que compran, mientras examinan tan poco sus vidas.
En contraste con esta perspectiva y por efecto del paradigma científico, en los últimos siglos la filosofía devino una disciplina exclusivamente académica, hiperespecializada y tributaria de un culto fetichista a la personalidad. Mientras cualquier esoterismo teórico goza de antemano de los atributos de seriedad y relevancia científica, lo que atañe a la vida cotidiana despierta rápidamente la sospecha de banalidad. En el mundo moderno el filósofo por lo general ha cultivado un lenguaje abstruso y oscuro que desvinculó a la filosofía de la sociedad y ganó el favor de quienes adoran venerar lo que no comprenden. El filósofo huye de la vulgaridad pero escribe en un jeringozo inextricable. Todo lo que no encaje en esa matriz de espinas corresponderá a "simplificaciones abusivas" propias de fast-thinkers. El resultado de esto es que buena parte de las personas creen que la filosofía es demasiado abstracta e inútil para no languidecer, carente de vida.
En los últimos años ha comenzado a tomar cuerpo en distintas partes del mundo una corriente vinculada con la filosofía práctica que busca devolver el conocimiento filosófico al espacio público, estableciendo un canal que le permita salir de la cerrazón en que lo mantiene la academia para contribuir de diversas maneras al bienestar social y personal.
Cuando está a punto de cumplir cuarenta años, una mujer se pregunta si desea o no ser madre. Un estudiante es reprobado en un examen y duda si continuar o no con la carrera que ha elegido. Una mujer enfrenta la posibilidad de tener cáncer de mama. Un hombre tiene que decidir si contraría la voluntad de su madre y la interna en un geriátrico. Una mujer se pregunta si tiene sentido continuar con dos relaciones amorosas que no la satisfacen por completo. Un hombre enfrenta el suicidio de su hermana adolescente. Una mujer lucha contra sus ataques de ira. Un médico de emergencias enfrenta la posibilidad de cambiar radicalmente su forma de vida.
Todas estas personas han acudido a la Consultoría Filosófica. Pocos años atrás hubieran acudido a un psicólogo para abordar sus problemas desde una perspectiva que tuviera en cuenta exclusivamente su psicología individual y la de su círculo de relaciones inmediatas. Hoy cuentan con la posibilidad de acudir a la Consultoría Filosófica para reflexionar desde otra perspectiva que no se limita a las explicaciones individuales sino que toma muy en cuenta el contexto social en que surgen nuestras formas de pensamiento, nuestros hábitos y nuestras conductas. Si bien para filosofar no es necesario recurrir a ningún profesional, la Consultoría Filosófica puede ser una valiosa herramienta para la vida si se sabe aprovechar la enorme riqueza heredada en dos mil quinientos años de discurso filosófico.
La Filosofía Práctica entiende a la ética como un arte de vivir comprometido con las cuestiones de justicia. No es un recetario prescriptivo ni está compuesto por una lista de prohibiciones conservadoras y fascistas, deudoras de dogmas religiosos. No pretende sustraer uno de los valores sustantivos de la ética, que es la creatividad de establecer qué resulta más conveniente hacer en cada caso. Prefiere las preguntas a las respuestas tajantes e inapelables. Por ello en mi libro sobre Consultoría Filosófica opté por el plural de Artes del buen vivir. No hay un único arte de vivir bien sino una pluralidad de formas de vida que pueden convivir en paz.
El cansancio de la vida
..sigo muy cansado..
.."si no estás dispuesto a hacer locuras, entonces no estás enamorado"
interesantes palabras q me trajeron a la memoria a un tipo q conocí alguna vez, un buen sujeto ensimismado y alocado q encontraba en la sorpresa y la locura buena parte de su inspiración, q se dejó aturdir por la rutina en su momento.. ya no lo recordaba y de repente lo vi d nuevo, o lo q quedaba d el, en mi espejo..
..confundí la tranquilidad y desapasionamiento con madurez y sosiego, con crecimiento y mayor seguridad.. creo q fue mi soledad, o mis ganas d comenzar d nuevo, o mi debilidad por una mirada bonita, o todo junto lo q me llevó a esto pero finalmente lo tuve q ver..
..estoy tranquilo ahora, la verdad dicen q trae paz y sigo esperando experimentar algo d eso en mi gripe de verano y mi fin d semana bajo sombra, mi golpe en la espalda y sus acusaciones d cobardía..
..y es q humano, se nace..
Estimados amigos: Me siento muy cansado, agobiado, agotado
Las cosas se me hacen difíciles, pero no es eso lo que me molesta, sino que estas sean tan complejas, creo que me merezco una oportunidad más sencilla, porque la lucha diaria ha sido demasiado ardua y solitaria, aunque sé que tengo personas que me apoyan, pero mi alma esta cansada y necesita fuerza instantánea, necesita cosechar el fruto del trabajo, pero sin oportunidades para ello, ¿qué me queda? ¡Buscarlas! Pero es difícil con este cansancio tan grande que tengo.
Pesa este cansancio y esta soledad, pesa e incomoda en mi interior, pero extrañamente deja un vacío. Necesito encontrar las fuerzas, que siempre saco cuando las cosas se ven peores, pero en estos momentos no las encuentro, sólo el vacío, sólo el frío del metal inerte que implacable divide mi corazón, que ya esta roto en pedazos hace tiempo. La fuerza se me escapa, la que alguna vez, pensé inagotable, se escurre entre mis dedos.
Necesito aferrarme a mis sueños, quizás necesite ayuda, pero me cuesta aceptarlo, siempre me he bastado solo, he aprendido a encontrar las razones para despertar en mi propio corazón, he aprendido a actuar por disciplina cuando el asunto me desagrada y con alegría cuando lo disfruto, pero ahora ¿Qué?
Las respuestas las conozco, pero me hacen falta las fuerzas para despertar.
No necesito ayuda, tan solo una oportunidad, para no encontrar razones para maldecir a este destino tan duro que me ha tocado vivir, que me enajena, me vuelve solitario, cuando pensé que había cambiado definitivamente
El Cierre de RCTV y la Libertad de Pensamiento
Los hijos de su gran puta madre pro-RCTV quieren tumbar a Chavez !!
Abajo el capitalismo !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Tengo una depresion tan grande que esta cancion de Tool es lo unico que me alivia
Para aliviar esta gran abulia, este gran cansancio que tengo
Friday, June 8, 2007
La relación amorosa del depresivo y fobico social
La sexualidad de la personalidad fóbica está alterada por una intensa inhibición. Existe una necesidad de entrega como donación al otro, pero es potencialmente un enemigo encubierto. Se evita así el acercamiento o se realiza bajo parámetros en que no se subjetiviza a la persona, sino se lo objetiviza al revestirlo de proyecciones, explican los terapeutas. Las relaciones entonces, se convierten en anónimas o fugaces. Cuando los elementos fóbicos están implicados como características de personalidad, existe una sexualidad aparentemente sin conflictos, en un principio; pero, luego y en base a problemáticas superficiales, empiezan a parecer lo que podríamos denominar "boicots fóbicos", pequeñas fugas que terminan minando la relación .Los síntomas de angustia, pueden instalarse y aparecer egosintónicos a la lectura del paciente y difíciles de detectar para el entorno. Pueden permanecer camuflados a los ojos de los demás durante demasiado tiempo. El paciente, la persona, el grupo o la institución, tienen medios y métodos para evitar el displacer de la problemática, por ende, utilizan los mismos mecanismos para ocultar sus terrores, miedos o pavores. El único momento adecuadamente terapéutico es el: "cuadro de agotamiento", que se presenta ocasionalmente. En los casos en que se obtiene mínimamente un estado de equilibrio, no se debe esperar la desaparición de todos los síntomas egodistónicos. Si las conductas de equilibrio son suficientemente eficaces y el juego de pulsiones y defensas actúan adecuadamente, la conducta fóbica tiende hacia sus objetos fóbicos con un seudo permiso; es decir, con angustia, pero con acercamiento. Este punto es clave, porque el contacto con la realidad, el contacto con el objeto fóbico, permitirá la posibilidad de disolución del tabú de base si el paciente, el grupo pueden ver que no se trata de un elemento peligroso para su integridad.
NO CONFUNDIR CON TIMIDEZ
"La fobia social es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por un miedo intenso de llegar a sentirse humillado en situaciones sociales; especialmente, actuar de tal modo que se coloque en una situación vergonzosa frente a las demás personas". Frecuentemente es hereditaria y puede estar acompañada de depresión o alcoholismo. La fobia social comienza en algunos casos, en el principio de la adolescencia. Los que la padecen tienen la idea de que las otras personas son muy competentes en público y que ellos están en desventaja. De este modo, los pequeños errores que cometen parecen mucho más exagerados de lo que en realidad son. Se ruborizan, sienten vergüenza y creen que todas las personas los están mirando. De otro modo, también, pueden tener miedo de estar con personas que no sean las más allegadas. O experimentan un miedo más específico, como el sentir ansiedad si tienen que dar un discurso, hablar con el jefe o aceptar una invitación. Aunque, este trastorno frecuentemente se confunde con timidez, no es lo mismo. Las personas con fobia social no necesariamente son tímidas. Pueden sentirse totalmente cómodas con otras personas la mayor parte del tiempo, pero en situaciones especiales pueden manifestar una intensa ansiedad.
REACCIONES IRRACIONALES
Las personas con fobia social comprenden que sus sensaciones son irracionales. Sin embargo, experimentan una gran aprensión antes de enfrentarse a la situación que temen y hacen todo lo posible para evitarla. Aún cuando puedan enfrentarse a lo que temen, generalmente sienten gran ansiedad desde antes y están muy incómodos. Posteriormente, las sensaciones desagradables continúan con la preocupación acerca de cómo los juzgan o qué piensan los demás u observan respecto a ellos. Aproximadamente el 80 por ciento de las personas que sufren de fobia social encuentran alivio a sus síntomas cuando se les da tratamiento de terapia cognitivo-conductual, de medicamentos, o una combinación de ambos. La terapia puede involucrar aprender a ver los eventos sociales en forma diferente; exponerse a una situación social aparentemente amenazadora de tal manera que les sea más fácil enfrentarse a ella; además, aprender técnicas para reducir la ansiedad, adquirir habilidades sociales y practicar técnicas de relajación.
El capitalismo, estúpidos, el capitalismo
Minerva
Comencemos hablando de tus más recientes publicaciones: ensayos introductorios a los discursos y escritos de Robespierre y Mao (Verso, 2007). En estos textos mantienes –como ya hiciste anteriormente con Lenin– que, en cierto modo, hoy día tenemos que «repetir» los gestos revolucionarios de estas dos figuras. ¿Por qué? Es muy simple: son las figuras revolucionarias por antonomasia. Y Mao es la última gran figura. Grande en el sentido de que realmente llevó a cabo una revolución. En una situación como la nuestra, en la que la izquierda no puede hacer mucho, lo importante es mirar al pasado y ver qué es lo que estuvo bien –los grandes momentos emancipadores–, y también lo que salió mal. El éxito y el fracaso son inseparables. Se trata de aislar el momento emancipador, pero analizando al mismo tiempo por qué fracasó de una forma terrible. Por consiguiente, cuando digo «repetir» –ya lo expliqué en el libro sobre Lenin– soy muy preciso; uso esta palabra no en el sentido literal de «hacer lo mismo»; lo que está en juego es más bien el plano teológico de la repetición: Kierkegaard, Walter Benjamin… Es decir, las cosas se repiten porque fracasan. Haces algo mal y tienes que repetirlo para que la segunda vez salga bien. Yo sigo siendo marxista en un sentido irónico: ¿acaso los mejores libros marxistas no son siempre historias sobre un fracaso? Por ejemplo: Trotsky escribió sobre el fracaso de la revolución de Octubre, Marx sobre las causas del malogro de la comuna de París… Siempre se trata de narrar un fracaso; más aún, se trata de corregir los errores. Por ejemplo, a propósito de Lenin, yo no soy uno de esos trotskistas que sueñan que si Lenin hubiera sobrevivido dos años más y hubiese pactado con Trotsky, todo habría ido bien. Eso no es cierto: habrían tenido que enfrentarse a los mismos problemas, la misma situación… Y soy extremadamente crítico con Mao. Mi amigo, el maoísta Alain Badiou, me escribió una carta feroz en la que me atacaba brutalmente porque no le había gustado nada mi ensayo de presentación de los textos de Mao, donde escribo que la verdadera revolución cultural es hoy el capitalismo, que lo que Mao intentó hacer fracasó miserablemente frente al capitalismo.
A diferencia de los tópicos liberales o conservadores que sostienen que cualquier deseo de cambio acabará necesariamente en el Gulag, afirmas que Robespierre y Mao fracasaron porque no fueron lo suficientemente radicales. Ni la revolución jacobina de Robespierre ni la cultural de Mao llegaron verdaderamente a intervenir en el nivel de la economía; ambas se quedaron en el nivel de la «pura política». Sugieres incluso que la ferocidad de estas revoluciones fue un síntoma de su fracaso en la transformación de la economía.En el nuevo libro que estoy escribiendo (In Defense of Lost Causes, Verso, 2007) repito irónicamente incluso a Brecht, quien dijo, a propósito de un espíritu malo en un poema japonés, que lo difícil es ser verdaderamente malo. Es decir, lo difícil es ser verdaderamente violento en la historia. Todas las grandes explosiones de violencia que conocemos son fundamentalmente signos de impotencia, fracasos. La furia jacobina (con toda la simpatía que siento por ella –y nadie me va a despojar de mi jacobinismo–) fue tan sólo eso: furia, impotencia. Si tratamos de imponer la igualdad sin cambiar las condiciones económicas, todo lo que hacemos es explotar con furia. Lo mismo le pasó a Mao, e incluso a Stalin. ¿Fueron las grandes purgas estalinistas –tal y como dirían hoy los anticomunistas– el divertimento de un amo supremo? No, la verdad es que el sistema generaba un estado de pánico total. Es interesantísimo leer los nuevos libros que van saliendo sobre el estalinismo, basados en los archivos que se han abiertos recientemente. En ellos se ve que la atmósfera que se respiraba en los niveles superiores de la nomenclatura era de pánico. No había nada de transparencia, nada estaba bajo su control, no sabían lo que estaban haciendo.Regresemos a Mao: a pesar de tus críticas, aprecias muchos de sus logros. Por ejemplo, a diferencia de la ortodoxia marxista –que siempre enfatizó el papel central del proletariado– Mao logró la movilización masiva del campesinado, una clase generalmente considerada conservadora o, cuando menos, apática. ¿Hay equivalentes contemporáneos de ese campesinado de Mao? ¿Quizá el «proletariado informal» de las favelas que describe Mike Davis en Planeta de las ciudades miseria (Akal, 2007)?Para cualquier persona de izquierdas seria, las ciudades miseria y las favelas tienen que ser hoy una fuente de esperanza utópica. Son un fenómeno extremadamente interesante. Estamos hablando de grandes grupos de gente junta, pero no unida por ningún tipo de vínculo religioso o ideológico. Hoy está muy de moda decir –el último Deleuze lo sostuvo en su desarrollo de Foucault– que la sociedad contemporánea ya no se basa en la represión directa, sino en el control, el registro, la administración... El control se incrementa: pensad en Estados Unidos, no creo que haya habido nunca en la historia de la humanidad una sociedad que controlase tanto y con tanto detalle a sus ciudadanos. En las favelas o ciudades miseria el estado ultracontrolador se retira de una parte considerable de su territorio. Los que allí viven son los que Agamben llamaría homini sacer. Son zonas extensas que se están quedando fuera de la soberanía estatal. Ernesto Laclau me ataca en uno de sus textos diciendo que idealizo las favelas, que son realmente lugares de miseria y criminalidad, pero yo soy perfectamente consciente de esa realidad de mafia, economía sumergida, drogas y, en el mejor de los casos, fundamentalismo religioso. Lo que ocurre es que no son sólo eso. La prueba es Hugo Chávez.¿Chávez?Sí, aunque tenga serios problemas con él y no me cuente entre quienes lo ensalzan completamente. Pongamos entre paréntesis los detalles cómicos –el que salga como un payaso en la televisión tres horas todos los domingos, etc.–, eso es lo de menos. Su política exterior es hasta cierto punto una catástrofe. Su acercamiento a Irán y Bielorrusia es una locura. Pero, a pesar de todo esto, creo que ha hecho dos o tres cosas interesantes e importantes. Su primer gran logro (algo que no vale para nuestros países, pero que es crucial en el contexto del Tercer Mundo) fue la movilización política de las favelas, que lo salvaron del intento del golpe de estado. Conozco a gente que lo conoce personalmente y me han dicho que a él mismo le sorprendió. Es decir, no conozco ningún otro movimiento político hoy que haya tenido éxito en la organización y la politización de los excluidos de las ciudades miseria. En Brasil, por ejemplo, y hasta donde yo sé, las favelas están más o menos despolitizadas, llenas de fanáticos religiosos, gángsteres, mafiosos, etc. Hay cierta actitud defensiva, pero no una verdadera politización. El segundo gran logro de Chávez es que, al tiempo que obedece formalmente, más o menos, las reglas de la democracia, también trata de conseguir una movilización política de la gente que evite la necesidad de una organización bajo la forma del partido. Pero, tal y como predije, no puede evitarla completamente: según las últimas noticias Chávez ha constituido un partido. Negri y Badiou se van a horrorizar. ¿No dicen que la forma partido es algo del pasado? Pero, por supuesto, ahora se le viene encima el verdadero problema. Bajo una presión económica grave –boicots, escasez de comida…– tendrá que tomar medidas económicas serias; a partir de ahora se va a dar de bruces con el límite.
En tu obra intentas cruzar este límite continuamente cuando te opones a dos formas contemporáneas prominentes –por no decir hegemónicas– de política: la «postpolítica» –la liberal, democrática y despolitizada «administración de cosas» (parodiando la formulación de Engels)– y la «pura política», el pensamiento jacobino de Laclau, Badiou, Rancière y Balibar, quienes se han apartado de la economía política porque les da miedo caer en un «esencialismo económico».Sí, totalmente. Pero en relación con la postpolítica quisiera aclarar que no soy uno de esos izquierdistas arrogantes y a la antigua que piensan que la Tercera Vía de Blair y Zapatero es una traición. En cierto sentido, es una opción muy honesta que dice: vale, no podemos llevar a cabo un cambio total, aceptemos pues las reglas del capitalismo global y, simplemente, intentemos hacerlo un poquito mejor. Ahora bien, lo que digo es que esta posición tiene un límite. Y me pregunto: ¿funcionará hasta el final? ¿Es ésta la posición última? Si la respuesta es afirmativa, entonces Fukuyama estaba en lo cierto. Nos podemos reír de Fukuyama todo lo que queramos –ese idiota que pensaba que la historia ya había terminado– pero, en lo fundamental, aceptamos calladamente lo que dijo: nadie cuestiona realmente la democracia capitalista, simplemente se trata de hacer pequeñas mejoras. Tal y como dijo Blair, en vez de excluir dogmáticamente el capitalismo, tenemos que luchar con él contra la pobreza.Así que, repitamos la pregunta: ¿tienen la «postpolítica» y la «pura política» un límite definido? Sí, aunque no diría que se trate de fenómenos separados, sino extrañamente suplementarios. Cuando la política se limita a la «pura política», en el plano de la economía nos quedamos con la mera administración. Éste sería, a mi juicio, el problema fundamental del pensamiento de Alain Badiou. Por ejemplo, cuando Badiou y su amigo Sylvain Lazarus juzgan el período revolucionario en Rusia, sostienen que el Lenin de ¿Qué hacer? es el bueno, el de una política nueva. Luego todo empieza a marchar mal ya con la Revolución de Octubre, con su regresión a la política de estado. A mí, en cambio, lo que me fascina es precisamente el problema de cómo imponer un orden nuevo. Dar un golpe de estado es fácil. Lo que los bolcheviques trataron de hacer a principios de los años veinte fue ir más allá: reorganizar la economía y los rituales de la vida cotidiana. Era un momento maravilloso, la guerra civil había terminado y la gente se enfrentaba con la cuestión de cómo reorganizar sus vidas: las bodas, los funerales, la educación, etc. Es aquí, en la esfera de los rituales cotidianos, donde se hace la verdadera revolución. Así que fue una señal del fracaso de Stalin el que a principios de los años treinta reintrodujera, a marchas forzadas, la cultura tradicional rusa. De repente, renunció al sueño del hombre nuevo socialista y se volvió al modelo de las grandes figuras culturales rusas (Pushkin, Chaikovski, etc.), y occidentales (Shakespeare, Goethe, etc.). Fue como admitir la derrota. Por tanto, sospecho de la idea de revolución como puro momento de libertad en el que el amo es puesto en suspenso y de pronto todos nos fraternizamos. Lo que me interesa es la resaca, lo que viene después, el problema de cómo imponer y organizar un orden nuevo.Sobre este problema, llama muchísimo la atención que en tu texto sobre Robespierre digas que todavía quieres defender el concepto de Marx de la «dictadura del proletariado».¿Quiénes son hoy el proletariado? Son precisamente, tal y como lo expresaría Jacques Rancière, «la parte sin parte», los que están en el nivel cero, los excluidos de toda forma de representación política. Permanezco fiel a la vieja lógica marxista según la cual los excluidos son los que representan la universalidad. La «dictadura del proletariado» sería, a mi juicio, el momento en que ellos reivindican su universalidad. ¿Cuándo, por ejemplo, devino verdaderamente política la Revolución Francesa? No cuando el tercer estamento quería tener su propio papel en el juego, sino cuando le dijo a los otros: «No sois nada. Nosotros somos el pueblo». Es un momento de universalización violenta sin el cual la democracia no tiene sentido. Siempre hay una tensión entre el procedimiento puro, un buen aspecto de la democracia, y el momento violento de la universalización. Recordad, por ejemplo, la primera victoria de Bush Jr. en Florida: fue un caso de democracia procedimental pura. Se establece un conjunto de normas y hay que seguirlo independientemente de lo que pase. Ningún demócrata cuestionó el juicio de la corte suprema sobre la validez del recuento de votos. Y, por otro lado, están los momentos de «dictadura del proletariado». Toda revolución auténtica contiene ese aspecto «terrorista» –y no hablo de bombas– en el que la estructura es aniquilada y se atraviesa un nivel cero. No estoy diciendo que algo así pueda durar eternamente; lo que digo es que para que haya una verdadera renovación de la sociedad tenemos que atravesar este momento y que sólo así se abre terreno a lo nuevo.Pero, ¿no hay cierta ambivalencia en tu uso «democrático» –incluso «puramente político»– del concepto de Marx? Es una ambivalencia que aparece una y otra vez en tu obra: a veces sugieres que la «dictadura del proletariado» no es más que otro nombre para los estallidos igualitarios, radicales y democráticos en los que los excluidos reivindican la universalidad, y otras propones –con Alain Badiou– que para pensar hoy la posibilidad de un nuevo orden necesitamos cuestionar rigurosamente el concepto mismo de democracia. Este segundo sentido, según el cual la «dictadura del proletariado» trascendería las concepciones actuales, «puramente políticas», de la democracia –tal vez mediante la democratización de la economía– está mucho más próximo al significado originario de Marx.Lo que admiro de Lenin es que a él no le bastó la mera explosión igualitaria. Quiso traducir esta explosión en un nuevo orden. Hay que romper el ciclo de las explosiones revolucionarias ocasionales y a las que inevitablemente sigue una vuelta al antiguo orden. No es que yo sea ambiguo sobre la democracia, sino que la democracia como tal es ambigua. Lo que la mantiene viva es el momento «terrorista» de negatividad abstracta. Y tendremos que reinventarlo porque hoy día está absolutamente excluido de la postpolítica administrativa contemporánea. Ahora sólo lo experimentamos en tanto que explosiones irracionales.Y para reinventar ese momento y transformar la explosiones irracionales en una verdadera movilización política, defiendes que hay que empezar a hablar otra vez del capitalismo. Eres uno de los muy pocos pensadores importantes actuales que sigue enfatizando que el funcionamiento del capitalismo global constituye el verdadero marco universal de todas nuestras acciones sociales y políticas.Sí, creo que el verdadero problema hoy sigue siendo el capitalismo como tal. No es que lo odie. Seamos francos: si uno es de izquierdas y honesto, ha de reconocer, aun siendo un poco patético, que nunca en la historia ha habido tanta gente viviendo una vida tan relativamente buena y segura como la que se vive hoy en día por término medio en Europa occidental. Hay que ser justos hasta con el diablo. Todo lo que estoy diciendo es que el capitalismo está generando antagonismos que van a explotar. De modo que, volviendo a lo que dije antes, hemos de retrotraernos al pasado para ver qué salió bien y qué mal, y estar alerta para afrontar problemas similares. Acepto la famosa formulación de Walter Benjamin de que lo que tenemos que hacer no es seguir subidos en el tren de la historia, sino más bien ponerle frenos. El tren es el capitalismo.
Lo que no significa que apoyes toda esa serie de esfuerzos contemporáneos que intentan aminorar la velocidad del tren al tiempo que lo dejan marchar tranquilamente por su vía, ¿no es así?En efecto. En mi libro sobre Irak, La tetera prestada (Losada, 2006), usé la expresión «capitalismo laxante de chocolate» para describir a Gates y Soros. Un laxante de chocolate –y este tipo de cosas realmente existen en Estados Unidos– te permite comer chocolate pero sin engordar. El capitalismo de Gates y Soros opera del mismo modo: durante la mitad del día acumulan dinero, durante la otra mitad lo devuelven.Has llamado a Soros un «hipócrita andante», una «contradicción viviente».Sí, pero no lo digo en sentido psicológico. No dudo de que sea una persona honesta. Y tampoco es una excentricidad. Tal y como argumenta Peter Sloterdijk en su último libro, la caridad ya no es, como en los viejos tiempos de Carnegie, una excentricidad al sistema: un capitalista que se vuelve loco cuando se hace viejo y se deshace de todo su dinero. No, estrictamente hablando, forma parte cada vez más del ciclo de la reproducción capitalista. Primero se acumula dinero y luego, para restablecer la balanza, hay que devolverlo. A mi juicio, es un triste reconocimiento de fracaso. Significa que el sistema no puede hoy sobrevivir en sus propios términos. Tiene que incluir la caridad, que es hoy una categoría político-económica central.Continuemos con la metáfora de Benjamin de intentar parar o ralentizar el tren del capitalismo. Has criticado también el movimiento altermundialista o antiglobalización ya que, a tu juicio, no ha podido o querido hacer frente a la cuestión necesaria y difícil de la asunción del poder, por lo que se arriesga a condenarse a sí mismo a una impotencia bienintencionada.Escribí un texto muy cruel y por el que se me odia llamado «Porto Davos». El argumento está claro en el mismo título: ya no hay una oposición entre los ricos en Davos y los pobres en Porto Alegre porque los de Porto Alegre han sido invitados a los debates de Davos. Pero incluso antes de que esto ocurriera ya me parecía que la atmósfera en Porto Alegre era demasiado carnavalesca. También me resultan sospechosas figuras como el Subcomandante Marcos. Ha adoptado en lo fundamental el papel carnavalesco de un poeta de poder alternativo. No es de extrañar que nadie se pusiera en su contra; gusta incluso a los medios de comunicación. Es demasiado fácil adoptar una alternativa moral y estética.También eres escéptico ante el antiamericanismo habitual en muchos de los intentos recientes de desarrollo de modelos «alternativos» de capitalismo o de modernidad.Tengo muchas dudas sobre el antiamericanismo. En primer lugar, coincido con Alain Badiou, quien está totalmente en contra de la tentación en la que caen tantos izquierdistas europeos de simpatizar con Hezbolá y Hamás. Es esa idea de que, bueno, tal vez sean islamistas, pero también son movimientos antiimperalistas. No acepto ese chantaje por el cual el enemigo de mi enemigo tiene que ser mi amigo. Pero yo cuestionaría asimismo esta definición del enemigo. El antiamericanismo es a menudo una especie de sustituto, una forma de evitar el anticapitalismo. Si dices que el enemigo no es el capitalismo global sino el imperialismo americano, entonces dejas la puerta abierta a tu particular forma de capitalismo –patriota, nacionalista, etc.–. Lo que me lleva a otro mito que condeno totalmente. Está de moda ahora –también entre la izquierda– el hablar de una «modernidad alternativa»: la modernidad occidental no es la única y es posible otra modernidad propia y distinta. A esto replicaría diciendo que en Europa ya conocimos un gran movimiento de modernidad alternativa: se llamó fascismo. ¿Y el estado de bienestar? ¿Se puede seguir usando para frenar un capitalismo de por sí desenfrenado?El modelo del estado de bienestar está muerto. Hay que inventar algo nuevo. Ésta es la razón por la que no estoy de acuerdo con mi amigo Richard Rorty –es un liberal, pero nos llevamos bien–. Le pregunté un día: «¿qué es lo que quieres de verdad?» Me respondió que su ideal son los demócratas norteamericanos de los años cincuenta, un New Deal liberal y de izquierdas. De veras cree que algo así se puede poner en marcha hoy en día. En cierto modo, es una posición muy idealista. Según él, lo único que hay que hacer es convencer a la elite para que crean otra vez en el estado de bienestar. Pero no es así. Y la razón no es otra que la existencia del mercado internacional. Lo que me lleva a otra postura: mucha gente piensa que dado que ya tenemos el capitalismo global, lo que nos falta es simplemente la correspondiente estructura jurídica mundial, con leyes que pudieran ser impuestas y no meras proclamaciones abstractas. Me parece una fantasía. Los liberales de izquierda –incluso los seguidores de la Tercera Vía– consideran que hay organismos expertos –como la Organización Mundial del Comercio y el Banco Mundial– que de verdad toman decisiones que nos afectan a todos, así que defienden que hay que democratizarlos. Pero esto es imposible, no se puede imaginar elecciones mundiales a este tipo de instituciones, nos topamos con un límite de la democracia. Pensar que podemos suplementar el capitalismo global con mecanismos estatales globales y democráticos es un sueño. Son problemas muy serios que estamos empezando a afrontar y mi pronóstico es bastante negro.Frente a estos problemas, ¿crees que es imposible o ingenuo ignorar –como hacen hoy muchos– la cuestión del poder del estado?No tengo ningún tipo de problemas con que el estado tenga un papel fuerte. Aquí es donde me opongo más ferozmente a Antonio Negri y su idea de que el modelo de estado centralista ha llegado a su fin. ¿Dónde? El estado se está fortaleciendo más que nunca. Jamás ha habido, en términos de sus mecanismos de control, un estado más poderoso que el que existe ahora en Estados Unidos. Creo que la izquierda debería usar sin reparos el poder estatal siempre y cuando le sea posible. Todos conocemos la retórica postmoderna según la cual ya llegó a su fin la era de la toma de decisiones centralizada y jerárquica; en su lugar habría ahora autoorganización, autopóiesis, agentes múltiples, etc. Aquí llegamos a la contradicción del último Negri, quien se ve forzado, cada vez más, a pensar que el capitalismo de hoy ya opera según la lógica de la multitud. Es cierto que fluctúa entre varias posiciones, pero en una entrevista reciente que mantuvo en Brasil dijo abiertamente que el capitalismo contemporáneo ya es prácticamente comunista, y que no hace falta combatirlo más. Yo creo que debemos volver a hablar de la acción colectiva transformadora. ¿No nos están obligando a rehabilitar la noción de una gran acción colectiva, incluso transnacional, para afrontar problemas como el de la crisis ecológica? Todo el mundo nos chantajea diciendo que las grandes acciones colectivas terminan necesariamente en el Gulag, pero si hay una cosa que necesitamos hoy son las grandes decisiones colectivas.Y esta acción colectiva, ¿debería limitarse a influir en el estado? ¿Es el estado el único nivel realista de la movilización política?¿Por qué sólo el estado? A largo plazo, ¿por qué no apoderarse de él o, por ejemplo, hacer algo similar a Chávez: introducir nuevas formas de autoorganización a través del estado, usándolo cuando sea necesario? Lo que no me gusta es la idea de que el estado es malo en sí mismo. Creo que «resistencia» es una de esas palabras que debería ser prohibida. Hoy todo el mundo «resiste»; Bill Gates lo hace frente al poder del estado cuando éste intenta restringir su monopolio, etc. Otro ejemplo: el conflicto típico hoy en Estados Unidos es el que se da entre comunidades locales autoorganizadas conservadoras, que quieren, por ejemplo, que la enseñanza de la teoría de la evolución sea prohibida en las escuelas, o quitar derechos a los homosexuales, y el estado que interviene para proteger una posición más abierta. Por tanto, no estoy diciendo que el estado haya de ser nuestro horizonte último, sino que su poder no puede ser simplemente ignorado o «resistido». No acepto la idea –que el propio Badiou a veces defiende– de que la política verdadera tiene lugar fuera del estado. ¿Qué significa tal cosa? ¿Significa fuera del estado en el sentido de que debemos transformarlo o en el sentido de que tenemos nuestro pequeño espacio desde el que «resistimos», al tiempo que todavía dependemos del trabajo sucio del estado? Por ejemplo, en su enormemente interesante texto sobre la revolución cultural, Badiou admite prácticamente que lo que en verdad arruinó la revolución fue la necesidad de que el estado y la economía tuvieran que seguir funcionando. Mao se hizo cargo de la revolución cultural y Zhou Enlai se aseguraba de que el estado funcionara y la gente no muriera de hambre. Para mí, ésta es la mayor tragedia posible. La revolución no es un gran acto político; se debe hacer precisamente a ese nivel de la vida cotidiana que Badiou tanto desprecia.
Bueno, pero, ¿no es el trabajo la parte principal de la vida diaria de la gran mayoría? Es decir, ¿no requeriría esa revolución en la vida cotidiana una repolitización de las condiciones del trabajo, algo que afecta a lo puramente «económico», supuestamente?Sí, pero no me preguntéis cómo. No tengo ninguna solución. Todo lo que estoy diciendo es que el problema fundamental es el funcionamiento global del capital y que todo lo demás es negociable. Para regresar a Badiou, aunque se opone formalmente al capitalismo, el edificio completo de su pensamiento funciona sin referencia alguna a la crítica de la economía política. Ésta es su paradoja: sigue diciendo, como yo, que no es postmarxista sino, simplemente, marxista, pero el foco central de la obra de Marx es la crítica de la economía política. ¿Menciona Badiou en alguna parte la crítica de la economía política? En su obra es como si esta esfera ni siquiera existiese.Y, ¿cómo crees que deberíamos conectar la política con la economía? En tu último gran libro, Visión de paralaje (FCE, 2006), propones la idea de una «perspectiva de paralaje» sobre la relación que se da entre la economía y la política: aunque siempre tenemos que hablar sobre ambas, no lo podemos hacer simultáneamente. Hablar sobre la una excluye hablar sobre la otra.Sí, correcto. Pero, al mismo tiempo, hay que moverse siempre de la una a la otra, de la política a la economía y viceversa. Por ejemplo, siempre cito ese maravilloso hecho de que el manuscrito de Marx de El capital termine justamente con la introducción del tema de la lucha de clases, como si en su obra económica fuera imposible hablar políticamente sobre este tema.Pero no fue ahí donde el texto tenía que haber terminado; Marx murió antes de completarlo. De hecho, sólo completó una fracción de lo que se propuso escribir.Sí, pero aquí es posible volverse medio religioso. A los teóricos y los artistas siempre les gusta morir en el momento justo. Marx murió exactamente cuando tenía que haber solucionado el problema de la lucha de clases. De una manera similar, todo el mundo dice que es muy triste que Puccini muriese antes de que pudiera finalizar el último acto de Turandot. Pero se enfrentaba a un problema insoluble: se quedó atrapado en una contradicción formal y murió en el momento justo para evitarla.Es un tanto duro decir algo así sobre Marx. ¿No es el objetivo central de El capital mostrar que es imposible separar lo «puramente político» de lo «puramente económico», que la «economía» está enteramente atravesada por la lucha de clases «política»? Para Marx, una necesidad económica –el que el trabajador tenga que trabajar para el capitalista– es siempre de antemano política, el resultado de una organización histórica y política determinada.Quizás, quizás. Todo lo que estoy diciendo es que el problema fundamental hoy es el capitalismo y la posibilidad de reorganizar nuestra vida cotidiana. Y que aunque –por lo menos en Europa occidental– todavía vivimos en tiempos relativamente tranquilos, se aproximan grandes tormentas por el horizonte.
© Sonia Arribas y Howard Rouse, 2007. Entrevista publicada bajo una licencia Creative Commons. Reconocimiento - No comercial - Sin obra derivada 2.5. Se permite copiar, distribuir y comunicar públicamente por cualquier medio, siempre que sea de forma literal, citando autoría y fuente y sin fines comerciales.Órganos sin cuerpo, Valencia, Pre-Textos, 2007 En defensa de la intolerancia, Madrid, Sequitur, 2007 Visión de paralaje, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2006 Arriesgar lo imposible: conversaciones con Glyn Daly, Madrid, Trotta, 2006 Lacrimae rerum: ensayos sobre cine moderno y ciberespacio, Barcelona, Debate, 2006 Irak, la tetera prestada, Madrid, Losada, 2006 Bienvenidos al desierto de lo real, Madrid, Akal, 2005 La suspensión política de la ética, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2005 El títere y el enano: el núcleo perverso del cristianismo, Buenos Aires, Paidós, 2005 Repetir Lenin, Madrid, Akal, 2004 Amor sin piedad: hacia una política de la verdad, Madrid, Síntesis, 2004 La revolución blanda, Madrid, Atuel, 2004 Violencia en acto. Conferencias en Buenos Aires, Buenos Aires, Paidós, 2004 Contingencia, hegemonía, universalidad: diálogos contemporáneos en la izquierda, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003 Las metástasis del goce: seis ensayos sobre la mujer y la causalidad, Buenos Aires, Paidós, 2003 El frágil absoluto o ¿por qué merece la pena luchar por el legado cristiano?, Valencia, Pre-Textos, 2002 ¿Quién dijo totalitarismo?: cinco intervenciones sobre el (mal) uso de una noción, Valencia, Pre-Textos, 2002 El espinoso sujeto: el centro ausente de la ontología política, Buenos Aires, Paidós, 2001 Mirando al sesgo: una introducción a Jacques Lacan a través de la cultura popular, Buenos Aires, Paidós, 2000 La política de la diferencia sexual, Valencia, Episteme, 1996
http://www.circulobellasartes.com/ag_ediciones-minerva-LeerMinervaCompleto.php?art=144
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