QUE CADA UNO SE COMA SU PROPIA MIERDA
Por Ramiro Nadie
Asistimos atónitos al establecimiento de retos colindantes de la ciencia y la religión. Ambos campos padecen a una perdida total de confianza e intentan extender sus tentáculos hasta límites insospechados. Para los gurús del Siglo XXI luchar contra la inercia del ateo, o el agnóstico se traduce en una matanza de mosquitos a cañonazos. Por eso, ha llegado la hora de crearles disyuntiva.
A medio camino entre asumir el fracaso como un timo, y el positivismo como una moñada, la hambruna existencial que asola a nuestra sociedad abre ventanas y recursos generalmente inconcebibles. Desde una de esas ventanas hablan con voz apagada desde hace siglos los defensores acérrimos de "las alternativas", la homeopatía, acupuntura o curanderismo. Pero por desgracia no pueden hacer frente a nada. Y aunque el Chaman pudo demostrar como su tasa de mortalidad era equiparable a la del médico rural, la ciencia está acorralada por sus propios avances. Aunque leamos continuamente descripciones asombrosas de descubrimientos vanguardistas, los institutos de investigación están asolados por sus propias exigencias: descubrirlo Todo y Ya.
Los retos de la ciencia moderna no consiguen vencer, afortunadamente, la contienda eterna que les enfrentará al verdadero conocimiento de nuestra naturaleza humana y este simpático universo que nos rodea. Hasta la fecha, este espacio ha sido reservado para religiones, sectas, gurús y últimamente canales de televisión y seminaristas espontáneos al estilo del ínclito Sánchez Dragó. Ante este marasmo de moralina cotidiana sólo sobrevivirá un dogma: Conócete a ti mismo o enferma. Tristemente, podemos ver como nuestra creatividad vital, no para dominar el mundo sino para comprenderlo, está en tiendas de a veinte duros. Los paradigmas del hombre moderno son hoy materia de saldo.
Para los que pretenden escapar de estas coordenadas inmóviles sólo una práctica podrá levantar esperanzas para consagrar alternativas: el Autoconocimiento total, física y espiritualmente. Ha llegado la oportunidad de unir lo mágico y lo real, lo divino y lo humano sin engañar a nadie. Es el momento de glorificar los estados modificados de consciencia. Sustituyamos a los sacerdotes por psiconautas, el agua bendita por hongos enteógenos, a la creencia colectiva por el descubrimiento individual. Que sea la hora de los exploradores de la conciencia. El prohibicionismo respecto a las drogas esta sepultando indirectamente una de las prácticas que te acercan más a ti mismo que cualquier día de ejercicios espirituales (útiles únicamente para la práctica de tocamientos y para que te forjen a hierro candente en el voyeurismo emocional de la confesión). Es el momento de seguir la senda de los que tienen siglos de experiencia en las técnicas chamánicas, en los estados vivenciales de la muerte, y en las religiones antiguas. Ponerse "hasta las cejas" ha sido una técnica de conocimiento, de nosotros mismos y nuestro entorno, que no necesita presentaciones. Por tener un referente cultural, valga una pista de lo que Aldous Huxley quiso dejar patente.
Amigo Huxley
Aldous Huxley ejerció hasta el mismo momento de palmarla una actividad importante como divulgador de lo que la experiencia psiquedélica podía enseñarnos. Lejos, evidentemente, de lo que los ingenuos jipis pretendían comunicar. En el momento de su tránsito hacia el máspalláquepacá, Aldous Huxley pidió a su esposa que le administrara 100 mcg de LSD. Su verdadera experiencia personal al respecto fue fielmente volcada en las páginas de la archiconocida obra Las puertas de la percepción. Pero en otra obra, Isla, describe un entorno asolado por el sello bélico, en el que un pequeño grupo de personas residentes en una isla lejana poseen "el secretito", digamos que conservan la sabiduría enlatada, son los devengos el verdadero secreto de la desvelación del alma. Los relajados miembros de esta sociedad tienen por costumbre papearse unas setas especiales (un piscolabis enteógeno), como vehículo para iluminar este trascendente camino para descubrir el sentido de la vida. Huxley fue un firme defensor de que en el momento de la muerte la persona debería tener la mente más clara que en cualquier otro momento de la vida, por lo que rechazaba porritos, calimotxos y opiáceos, y demás sutilezas y aspiraba a la claridad aportada por los psiquedélicos-..
La autointrospección ha de consistir en un total conocimiento de nuestras emociones, no para controlarlas sino para no dejarnos condicionar por nuestro entorno más directo. Es preferible creer en ti mismo que en el amuleto o el crucifijo. Planteamos una resistencia al invasor desarrollando nuestro sistema inmunológico vital con el intelecto. No hay mayor consejo para mantenerse sano que aquel que dictó que lo que no me mata me fortalece, y de esto los amiguetes de los psicoactivos saben tela. El uso de enteógenos vienen descrito por Jose María Fericgla en una entrevista a Ajoblanco que reproducimos más adelante sin pudor alguno ni autorización. Entre otras actividades relacionadas con su condición de psicólogo y antropólogo, José María Fericgla consigue desentrañar los conflictos del inconsciente humano al trasluz de la ayahuasca, esa sustancia enteógena que "nos permite ver, y comprender, lo que llevamos dentro", afirma. "Los enteógenos - define el experto - son substancias que permiten modificar, en cierto sentido, el estado habitual de nuestra consciencia. También se pueden conseguir estos estados con respiraciones o con técnicas mucho más lentas como la privación sensorial de los ascetas cristianos en la Edad Media, que se metían en una cueva durante semanas sin comer, sin luz y sin nada. Yo me sirvo de substancias, de ciertas respiraciones y de sobreestimulación sensorial, para crear un caos de los sentidos en las personas. El resultado es muy parecido. Para entenderlo es necesario comprender que el aparato cognitivo humano tiene estructura de sistema y, como tal, una de sus características principales es el automantenimiento. Lucha por mantener su identidad".
Fericglá dirige, junto al científico de EE.UU Richard Yensen -experto en el ámbito de los enteógenos aplicados a la psicología-, el Instituto de Etnopsicología Aplicada y Estudios Cognitivos, recientemente creado a raíz una prometedora amistad nacida entre ellos en la celebración del I Seminario sobre Estados Modificados de Consciencia y Psicoterapia en Barcelona.
En su estudio Modificación de consciencia y curación el propio Fericglá afirma: "Los estados modificados de la consciencia se resumen en la capacidad de dialogar consigo mismo, y que expresado en términos religiosos equivaldría a la repetida afirmación: Dios está dentro mismo de cada uno. El ser humano es un sistema altamente complejo y se mueve de acuerdo a lo que llamaría un principio hermenéutico de autoorganización".
Mientras los habitantes del Orwelliano 1984 se veían subyugados a aprender neolengua, sus inquietudes estaban obligadas a andar por la sombra. Ese sentimiento comienza a afectar a pensadores y ejecutores del mundillo científico, que defenderán la inviolabilidad del "rigor científico". Paralelamente, en una actitud similar los pilares de la religión se tambalean, los seminarios se quedan vacíos y el celibato pierde fuerza en el Wallstreet espiritual contemporáneo. Algunos batallan con marketing, otros con publicaciones y consultas clandestinas. Pero, para aquellos que aun mantienen de pié la mirada que les rodea, sólo el autoconocimiento real puede salvarlos de morir ahogados en esta decadente entrada de milenio que nos empujará al declive ecológico, biológico y psicológico. Salvando ciertos márgenes la gente elige. Así de fácil.
Quizás sea más fácil, para nuestra estabilidad, cegarse ante un dios todopoderoso que indagar en nuestra propia naturaleza, en nuestra psique. Quizás haya resortes inamovibles, por el peso del costumbrismo, por nuestra ceguera Siglo XXI, por nuestro imbatible y eterno miedo a la libertad.
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