Friday, December 21, 2012

LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA DOMINICANA SE PROPONE A SER UNA NUEVA OPCION DE PODER EN LAS ELECCIONES DEL 2016. TODOS LOS DOMINICANOS DEBEN VOTAR POR LA NUEVA OPCION PROYECTO UNITARIO, PARA DESTRUIR A LAS MAFIAS LADRONAS PLD Y PRD


Izquierda Revolucionaria se propone ser nueva oposición y opción de poder
Santo Domingo, RD.


Con la asistencia de 132 delegados de distintas organizaciones procedentes de todas las regiones del país se realizó ayer en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) la 1ra. Conferencia de la Izquierda Revolucionaria (IR), en la que se analizó la situación nacional, se definieron ejes programáticos y se acordó una línea de acción política unitaria.  La magna conferencia que fue encabezada por los dirigentes Narciso Isa Conde, Fernando Hernández, Rafael Jiménez y Joaquín Aracena, contó con la presencia del histórico dirigente del MPD, Jorge Puello (El Men) y acogió representantes del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo, así como de 20 provincias de las regiones Sur, Este,Norcentral, Noreste y Noroeste del país y un miembro del comité de la Unidad en los Estados Unidos.

El evento se  caracterizó por presencia mayoritaria de jóvenes y los discursos de reafirmación revolucionaria de los participantes, en los que predominó la vocación de lucha y el espíritu unitario.  Acordó generar en el fragor de la lucha una “nueva oposición”, que se constituya en una opción de cambio independiente del PLD, PRD y el partido Reformista.  La Izquierda Revolucionaria decidió además, el cuestionamiento permanente a las instituciones vigentes que no representan al pueblo ni trabajan en su favor y abogar por su disolución.  También acordó hacer una real oposición al Gobierno del PLD, pero “sin abrirle campo” al Partido Revolucionario Dominicano (PRD), al que ve como co-responsable de que el país llegara a la situación actual, y de quien dijo busca reciclarse en las protestas.

La 1ra. Conferencia de la IR se plateó forjar espacios propios en el movimiento popular y social e impulsará un frente cultural y otro juvenil, enfocados en la lucha contra la megaminería, contra la corrupción e impunidad, al mismo tiempo que impulsará todas las protestas en defensa de los mejores intereses del pueblo.  La Izquierda Revolucionaria es una convergencia integrada el Movimiento Popular Dominicano (MPD), el Movimiento Caamañista, la Liga socialista de los Trabajadores (LST-CURR), la Fuerza Popular Duartiana, el Frente Popular Aniana Vargas (FREPAV), el Movimiento Restaurador Socialista (MRS), además de militantes de izquierda independientes.

Reclamará una “Constituyente Popular Soberana”,  y trató posibilidad de participar en las elecciones congresuales y municipales del año 2016, pero se precisó se cuidarán de no caer en el electoralismo que olvida las luchas extra-electorales, por lo que se impulsará y mantendrá la presencia en las luchas en todo el país.  Narciso isa Conde exhortó a los militantes de la Izquierda Revolucionaria a “poner toda su voluntad en la construcción unitaria, a respetar diversidad y reconocer la cantidad de ideas”, con el empeño de “acelerar lo más posible los acontecimientos lo más que se pueda, salvo cuando sea absolutamente imposible”.

“Partimos de ideales comunes y determinaciones comunes, que tienen que ver con la emancipación, que tienen que ver con la liberación del ser humano; que tienen que ver con la justicia; que tienen que ver con la felicidad; que tienen que ver con el amor a todo un pueblo, y así nos vamos a tratar en el proceso, con una clara decisión de avanzar en la unidad”, dijo Isa Conde al pronunciar emotivas palabras en el evento.  Sostuvo que el proceso no concluye con la 1ra. Conferencia, sino que la misma constituye un paso más de avance para la Izquierda Revolucionaria, que no cierra el proceso, “que más bien deja abierta la posibilidad  de la incorporación de otros y al  enriquecimiento y al afinamiento con sus ideas, para ser certeros en el accionar”.  Debemos aportar más para avanzar, pero con una determinación de vida, que es la determinación de luchar, de combatir, de afrontar cuanto riesgos sean necesarios, para que definitivamente, esta sociedad dominada por la injusticia, por la explotación y la corrupción desaparezca y surja lo nuevo”, concluyo isa Conde.




Tuesday, December 18, 2012

VEAN ESTE PROGRAMA DEL LIC. SALVADOR HOLGUIN Y DEL DR. GUILLERMO MORENO ACERCA DE LOS 600 MIL MILLONES QUE SE HA ROBADO EL PARTIDO DE LA LIBERACION DOMINICANA DESDE EL 1996, Y UN ARTICULO SOBRE LOS DESAFIOS PARA AMERICA LATINA

Uno de los ultimos programas del Lic. Salvador Holguin, entrevistando al Dr. Guillermo Moreno, del Partido Socialista Alianza Pais, sobre lo ladrones que son todos los peledeistas


El momento actual de la humanidad es de incertidumbre y desasosiego. Estamos en medio de la crisis y de la confusión, necesitamos con urgencia decidirnos por nuevos caminos. Nos encontramos instalados en la más absoluta desnudez de la existencia, arrojados hacia los límites del progreso al que apostamos durante unos pocos siglos, consumiendo con voracidad los recursos acumulados por el Planeta durante millones de años, en medio de una crisis climática y energética imprevisible. Hemos transformado nuestra vida y el campo de la existencia humana en un enorme patio de objetos. Quizá, se trate para nosotros, de hallar una nueva forma de reencontrarnos con lo absoluto, un absoluto que extraviamos debido a la mediación de esos objetos que nosotros mismos generamos. La cultura occidental consideró siempre a la naturaleza como objeto, y por ende, también, lo hizo con el sujeto humano. De esa manera, convirtió el planeta en un reservorio de cosas, despojó a la pertenencia de sentido, para ofrecernos la posesión y la propiedad como valores ponderables. La lógica de la transformación, de la producción y la tenencia, pretendió ser el nuevo camino, un camino que nos llevó al fracaso, a las fronteras del agotamiento productivo, a la insensatez del pensamiento único y al riesgo de los colapsos ambientales.

Pero no todo es devastación, en el horizonte aparecen nuevas y valiosas miradas que intentan reinstalar al hombre en su hogar planetario, las incertidumbres son sucedidas por las certezas, las propuestas de Decrecer refieren a los límites del paradigma contemporáneo y, también, a la esperanza de cambiar, para volver a estar en el mundo, para poder arraigar en la tierra y entonces sí, llegar a ser en plenitud. Vemos al Decrecimiento como una propuesta que vuelve a colocarnos frente a la totalidad de la vida, nos sume en la inmediata desnudez de la existencia, nos reinstala en la posibilidad de un nuevo arraigo, una nueva seminalidad para los hombres y para las comunidades.

Tenemos que precisar la diferencia que implica aceptar el decrecimiento para nuestros pueblos de la región americana, sometidos hoy en los procesos de la globalización, a devenir como nuevos enclaves coloniales, condenados a un extractivismo exacerbado, y a planes de Crecimiento arrolladores, en especial, de las exportaciones y de sus infraestructuras necesarias de caminos, puertos y sistemas de transporte. ¿Cómo debemos pararnos frente a estas propuestas de limitación y resignificación de los escasos bienes que conforman la vida cotidiana de nuestras sociedades? ¿Cómo plantearles decrecer a quienes no han podido salir nunca de la pobreza, a veces de la extrema indigencia? ¿Cómo proponerles decrecer, a los que podrían creer y de hecho creen tener el derecho tardío, no solo a disfrutar de un consumo que nunca tuvieron, sino también, tener el derecho a una modernidad de la que los países centrales los excluyeron, porque su propia modernidad central la apoyaron y sustentaron sobre la colonización de los países de la periferia? ¿Cómo proponerles decrecer a quienes llegan a los gobiernos de América Latina, con respaldo popular y con discursos socialistas, pero imbuidos de los optimismos y mesianismos tecnológicos que modelaron el mundo según los intereses del Capital? Esa es la complejidad a veces desgarradora, de estos nuevos dilemas contemporáneos con que nos enfrentamos en América latina.

Estamos proponiendo instalar esquemas de vida “más amigables” con nuestro entorno, cuando las deudas ecológicas pesan en la historia de los pueblos de tan diferente manera, cuando la violencia de la globalización ha impactado fuertemente sobre el pensamiento humano, remodelando sus sueños y sus expectativas para las fantasías de la modernidad y del consumo. Cuando las huellas ecológicas en relación a la bio capacidad de cada país resultan tan, pero tan distantes e injustas de toda posible armonía planetaria, que hacen doloroso el reconocimiento de que ciertas propuestas, más allá de su absoluta insensatez ecológica, cuentan con ciertos derechos, al menos a ser expuestas.

Nuevos interrogantes, al interior de nuestras culturas, nos obligan entonces, a pensar y actuar desde un decrecimiento que permita el desarrollo de las zonas sofocadas de la economía actualmente globalizada, un decrecimiento que transite caminos de nuevos arraigos, de reinstalaciones en los ecosistemas y relocalizaciones de la comunidad. Tenemos por delante el desafío de repoblar los territorios hoy vaciados de población por los monocultivos y por los intereses de las Corporaciones transnacionales, a la vez que, el desafío de despoblar las megalópolis, hoy al borde del colapso, megalópolis que han crecido como tumores monstruosos en la lógica despiadada de la Globalización. Se trataría en definitiva, de retornar al “estar siendo”, a la puesta en valor del hecho sagrado del simplemente vivir. Desde nuestra América mestiza podemos aportar al decrecimiento fundándolo en una ecosencillez que disuelva el fundamento económico del modelo en la anterioridad del horizonte simbólico de “estar siendo con el mundo” para recuperar la plenitud del vivir sin más. Europa alcanzó su ser, y desgraciadamente en ese camino extravió su estar, mientras nosotros en América latina, permanecemos en nuestro estar sin que se nos deje alcanzar el propio ser… Este es el origen de las actuales tensiones y la causa de los debates que llevamos con los pensamientos progresistas llegados ellos también desde Europa, junto con las tecnologías, con los modelos de desarrollo y con esa cosmovisión que generó en su momento tanto la ciudad moderna como el capitalismo.

Todo sistema de pensamiento generado por la conciencia occidental puede ser válido siempre que se nos permita reubicarlo a la luz de nuestro propio universo simbólico, que se fundamenta en una lógica de la negatividad como esencial al pensamiento mestizo. Todo arraigo de las teorías sólo puede ser auténtico, si logra germinar en este suelo y someterse a la preeminencia de una resignificación desde lo emocional, lo inconsciente, lo no visible, lo oculto a los abordajes de las categorías de la racionalidad. Con tanta o mayor precaución indagaremos cuando, como en este caso, se trata de un modelo de fuerte impronta económica. Porque es posible que una vez más, estemos haciendo ecología de los fines sin reparar en los medios con los que contamos para la nueva construcción del hábitat común.

Grandes sectores de nuestros pueblos practican desde siempre un decrecimiento natural, que vale para los muchos que no han sido ganados por las lógicas del consumismo y la acumulación capitalista. Ellos reemplazan todavía el poder adquisitivo por reciprocidades e intercambios, mantienen prácticas comunitarias de ayuda y esfuerzo compartido, le dan otro valor a las pocas cosas que poseen, pero, sobretodo, viven arraigos muy marcados al estar en el mundo “así sin más”. Esos decrecimientos implican hoy estar marginados de los mercados aunque participan de los intercambios locales. Nuestras poblaciones tienen una larga historia de crecimientos locales y uso de los bienes comunes que, a pesar de la mercantilización, no han logrado apagar el sentimiento de pertenencia y de identidad común por encima de las lógicas individualistas y acumulativas. Se trata de una ventaja sustancial: la de poder recomponer las redes locales recurriendo a los saberes profundos que respetaron desde siempre la biodiversidad y el uso común de los ciclos alimentarios no extractivos. Solamente los sectores condensados de los poderes locales y nacionales se han entregado plenamente al paradigma productivista. Ellos son una minoría enriquecida al modo y uso de las metrópolis mundiales, y han roto toda pertenencia y sentido comunitario; pero la misma crisis del paradigma cada vez más concentrado en unos pocos, dejará los espacios necesarios para que los sectores medios y urbanos vean en el decrecimiento la oportunidad de recomponer la vida y su armonía natural. Estas transiciones hacia un “mejor estar” y un “buen vivir”, ya han comenzado y el decrecimiento es un camino a seguir que seguramente será poco numeroso y desarticulado en sus comienzos, pero que puede constituirse en un poderoso imán ecológico en las zonas grises de la crisis en que vivimos. Tenemos en nuestras manos la capacidad de volver a la tierra y recomponer los ciclos agrarios que generaron la vida de los pueblos durante milenios, tenemos la necesidad de volver a armonizar la vida humana con los ciclos cósmicos. El decrecimiento es uno más de tantos caminos que se van abriendo, algunos desde los países ricos pero muchos, también, desde las periferias, buscando nuevas alternativas para tanta infelicidad.

Monday, December 17, 2012

LA IDEOLOGIA MARXISTA-LENINISTA DEL NUEVO PARTIDO POLITICO DEL PROXIMO PRESIDENTE DE LA REPUBLICA EL PROFESOR LIC. NARCISO ISA CONDE EL PROYECTO UNITARIO IZQUIERDA REVOLUCIONARIA ES LO UNICO QUE PUEDE CONVERTIRNOS EN UN ESTADOS UNIDOS EN EL CARIBE. PLD Y PRD VAN A SEGUIR CONVIRTIENDO EL PAIS EN UN SOMALIA !!


El Marxismo-Leninismo y el nuevo partido marxista dirigido por el Profesor Lic. Narciso Isa Conde, es lo unico que puede convertirnos en un Estados Unidos, en el caribe. En un gran pais desarrollado como EE.UU y Alemania !!

Proyecto Unitario Izquierda Revolucionaria a su primera conferencia
Por: PABLO MEJÍA | 3:32 PM

SANTO DOMINGO, 15 diciembre, 2012.- El Proyecto Unitario de la Izquierda Revolucionaria anunció la celebración de su Primera Conferencia a desarrollarse este domingo 16 de diciembre en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), para analizar la situación política nacional y definir una línea de acción y de trabajo organizativo.  Mediante una circular de la Comisión Ejecutiva, el proyecto unitario informa que el encuentro de militantes de la izquierda revolucionaria se iniciará a las 9:00 de la mañana y sesionará todo el día.  Se propone conocer un informe político del proceso seguido por la convergencia, actualizar los ejes programáticos del proyecto y aprobar el protocolo de relaciones de unidad.

Además de analizar la coyuntura política que vive el país, en la conferencia se evaluará el relacionamiento del Proyecto Unitario IR con el actual proceso de indignación y movilizaciones ascendente.  “Aportar a su crecimiento en cantidad, calidad, conciencia, poder, confluencia y sentido trascendente y superador del actual régimen político”, precisa el proyecto unitario.  La agenda del encuentro también contempla la discusión de la participación de la IR en las elecciones congresuales y municipales del año 2016.  Está prevista una amplia participación en el evento, en el que se esperan representaciones de más de veinte provincias del país, procedentes de las regiones Sur, Norcentral, Noroeste, Noreste, Este y el Gran Santo Domingo, por lo que los organizadores auguran un fructífero debate durante la sesiones de trabajo.

El 16 de mayo del presente año, previo a las elecciones nacionales, el Proyecto Unitario de la IR puso a circular el documento “Renace la Esperanza”, contentivo de los ejes programáticos, el plan de acción y su posición sobre la situación en el país.  Comunicaron que el paso unitario transcendía el momento político-electoral, planteando entonces que asumían como tareas organizativas superar la dispersión de la izquierda revolucionaria y “enfrentar las causas y estructuras que facilitan el dominio de las cúpulas del PLD, PRD, PRSC y grupos satélites”.  “Este proyecto unitario de la izquierda revolucionaria tiene en perspectiva desarrollar una opción capaz de desmontar el nefasto modelo neoliberal vigente; recuperar la soberanía nacional y popular; refundar las instituciones nacionales a través de una Asamblea Constituyente por elección y con participación popular”, precisa el documento.


El texto define el naciente proyecto unitario de la izquierda como “esencialmente antineoliberal, anticapitalista, revolucionario y nacional-liberador”.  El Proyecto Unitario de la Izquierda Revolucionaria lo integran el Movimiento Popular Dominicano (MPD), el Movimiento Caamañista (MC), la Liga Socialista de los Trabajadores (LST-CURR), el Frente Popular Aniana Vargas y cuenta entre sus dirigentes a Narciso isa Conde, Jorge Puello (El Men), Joaquín Aracena, Fernando Hernández y Rafael Jiménez.




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Sunday, December 2, 2012

LEAN ESTOS ESCRITOS DEL FILOSOFO SOCRATES ACERCA DE COMO EL PLD, CONVIRTIO A LA REPUBLICA DOMINICANA EN UN INFIERNO OLIGARQUICO, EN UN ESTADO-OLIGARQUICO. LA CONVERSION DE NUESTRO PAIS EN UN GOBIERNO-OLIGARQUICO HA SIDO LA RAIZ DE EL NARCO TRAFICO, DE LOS ASESINATOS, DE LAS DIABLURAS Y BELLAQUERIAS

ESTIMADOS AMIGOS, LEAN ESTOS ESCRITOS DEL FILOSOFO SOCRATES ACERCA DE COMO EL PLD, CONVIRTIO A LA REPUBLICA DOMINICANA EN UN INFIERNO OLIGARQUICO, EN UN ESTADO-OLIGARQUICO. LA CONVERSION DE NUESTRO PAIS EN UN GOBIERNO-OLIGARQUICO HA SIDO LA RAIZ DE EL NARCO TRAFICO, DE LOS ASESINATOS, DE LAS DIABLURAS Y BELLAQUERIAS. Y LA CONVERSION DEL PAIS EN UN PAIS SOCIALISTA, CRISTIANO, ARISTOCRATICO, CHAVIZTA, BOSCHISTA, BOLIVARIANO, MARXISTA ES LA UNICA SOLUCION AL NARCO-TRAFICO Y A LOS ASESINATOS.


La Republica Dominicana necesita un gran revolucionario como el ex-presidente Rafael Trujillo y el Presidente de Venezuela Hugo Chavez en estos precisos momentos !!


CONVERSACION ENTRE SOCRATES Y ADIMANTO, LIBRO 8, PARTE 6, LA REPUBLICA, DE PLATON

SOCRATES: El que sigue a aquel sistema es, según creo, la oligarquía.

ADIMANTO: Pero ¿a qué clase de constitución -dijo- llamas oligarquía?

SOCRATES: Al gobierno basado en el censo, en el cual mandan los ricos sin que el pobre tenga acceso al gobierno.

ADIMANTO: Ya comprendo -dijo.

SOCRATES: ¿Y no habrá que decir cómo se empieza a pasar de la timarquía a la oligarquía?

ADIMANTO: Sí.

SOCRATES: Pues bien, hasta para un ciego está claro cómo se hace el cambio.

ADIMANTO: ¿Cómo?

SOCRATES: Aquel almacén que tenía cada cual lleno de riquezas, ése es el que pierde al tal gobierno, porque comienzan por inventarse nuevos modos de gastar dinero y para ello violentan las leyes y las desobedecen tanto ellos como sus mujeres.

ADIMANTO: Natural.

SOCRATES: Luego cada cual empieza, me imagino yo, a contemplar a su vecino y a quererle emular y así hacen que la mayoría se asemeje a ellos.

ADIMANTO: Es natural.

SOCRATES: Y a partir de entonces avanzan cada vez más por el camino de la riqueza y, cuanto mayor sea la estima en que tienen a ésta, tanto menor será su aprecio de la virtud. ¿O no difiere la virtud de la riqueza tanto como si, puestas una y otra en los platillos de una balanza, se movieran siempre en contrarias direcciones ?

ADIMANTO: En efecto.

SOCRATES: De modo que cuando en una ciudad son honrados la riqueza y los ricos, se aprecia menos a la virtud y a los virtuosos.

ADIMANTO: Evidente.

SOCRATES: Ahora bien, se practica siempre lo que es apreciado y se descuida lo que es menospreciado.

ADIMANTO: Tal sucede.

SOCRATES: Y así aquellas personas ambiciosas y amigas de honores pasan por fin a ser amantes del negocio y la riqueza; y al rico le alaban y admiran y le llevan a los cargos, mientras al pobre le desprecian.

ADIMANTO: Completamente.

SOCRATES: Y entonces establecen una ley, verdadero mojón de la política oligárquica, en que determinan una cantidad de dinero, mayor donde la oligarquía es más fuerte y menor donde es más débil, y prohíben que tenga acceso a los cargos aquel cuya fortuna no llegue al censo fijado; y esto lo logran o por la fuerza y con las armas o bien, sin llegar a tanto, imponiendo por medio de la intimidación ese sistema político.

ADIMANTO: ¿No es así?

SOCRATES: Así ciertamente. He aquí el modo en que por lo regular se instaura.

ADIMANTO: Sí. Pero ¿cuál es el carácter de ese sistema? ¿Y cuáles son los defectos que le atribuíamos?

SOCRATES: Ante todo la propia naturaleza de su marca distintiva. Considera, en efecto: si a los pilotos de las naves se les eligiera del mismo modo, conforme a censo, y al pobre, aunque fuese mejor piloto, no se le confiara... -¡Mala sería -dijo- la navegación que llevasen!

ADIMANTO: ¿Y no ocurre también lo mismo con el mando de cualquier otra cosa?

SOCRATES: Creo que sí.  ¿Excepto con el de la ciudad? ¿O también con el de la ciudad?

ADIMANTO: Mucho más que con ninguno, porque es un mando sumamente importante y difícil.

SOCRATES: Pues bien, he aquí un primer defecto capital que puede atribuirse a la oligarquía.

ADIMANTO: Tal parece.

SOCRATES: ¿Y qué? ¿Acaso es este otro menor que aquél?

ADIMANTO: ¿Cuál?

SOCRATES: El de que una tal ciudad tenga necesariamente que ser no una sola, sino dos, una de los pobres y otra de los ricos, que conviven en un mismo lugar y conspiran incesantemente la una contra la otra.

ADIMANTO: No es nada menor, ¡por Zeus!

SOCRATES: Pues tampoco es precisamente una ventaja el ser tal vez incapaces de hacer una guerra por verse reducidos, o a servirse de la plebe armada y temerla entonces más que a los enemigos , o bien a no servirse de ella, caso en el cual se verá en la batalla misma que merecen bien su nombre de oligarcas ; aparte de que, por ser amantes del dinero, no estarán dispuestos a contribuir con él .

ADIMANTO: No, no es ninguna ventaja.

SOCRATES: ¿Y qué? Aquello que hace rato censurábamos, lo de que en una tal ciudad se ocupen las mismas personas de muchas cosas distintas, como la labranza, por ejemplo, y los negocios y la guerra, ¿acaso te parece que eso está bien?

ADIMANTO: En modo alguno.

SOCRATES: Pues considera si el siguiente no es el mayor de todos esos males y el que este régimen es el primero en sufrir.

ADIMANTO: ¿Cuál?

SOCRATES: El de que sea lícito al uno vender todo lo suyo y al otro comprárselo y el que lo haya vendido pueda vivir en la ciudad sin pertenecer a ninguna de sus clases ni ser negociante ni artesano ni caballero ni hoplita, sino pobre y mendigo por todo título.

ADIMANTO: Sí que es el primero.

SOCRATES: En efecto, en las ciudades regidas oligárquicamente no hay nada que lo impida. Pues en otro caso no serían los unos demasiadamente ricos y los otros completamente pobres.

ADIMANTO: Justo.

SOCRATES: Ahora mira lo siguiente: cuando, siendo rico, dilapidaba el tal su fortuna, ¿acaso le resultaba entonces algo más útil a la ciudad con respecto a lo que ahora decidamos? ¿O tal vez, aunque pareciera ser de los gobernantes, no era en realidad ni gobernante ni servidor de la ciudad, sino solamente un derrochador de su hacienda?

ADIMANTO: Así es. Parecía otra cosa, pero no era más que un derrochador.

SOCRATES: ¿Quieres, pues, que digamos de él que, del mismo modo que nace en su celdilla el zángano, azote del enjambre, igualmente nace ése en su casa como otro zángano, azote de la ciudad ?

ADIMANTO: Ciertamente, ¡oh, Sócrates! -dijo.

SOCRATES: ¿Y no será, Adimanto, que, mientras la divinidad ha hecho nacer sin aguijón a todos los zánganos alados, en cambio entre esos pedestres los hay que no lo tienen, pero hay otros que están dotados de aguijones terribles? ¿Y que de los carentes de aguijón salen quienes a la vejez terminan siendo mendigos, y de los provistos de él, todos aquellos a los que se llama malhechores?

ADIMANTO: Muy cierto.

SOCRATES: Es evidente, pues -dije yo-, que, en una ciudad donde veas mendigos, en ese mismo lugar estarán sin duda ocultos otros ladrones, cortabolsas, saqueadores de templos y artífices de todos los males semejantes .

ADIMANTO: Evidente.

SOCRATES: ¿Y qué? ¿No ves mendigos en las ciudades regidas oligárquicamente?

ADIMANTO: Casi todos son pobres y mendigos, excepto los gobernantes.

SOCRATES: ¿No pensaremos, pues, que también hay en ellas muchos malhechores dotados de aguijones a quienes el gobierno se preocupa de contener por la fuerza?

ADIMANTO: Así lo pensamos.

SOCRATES: ¿Y no diremos que es por ignorancia y mala educación y mala organización política por lo que se da allí esa clase de gentes?

ADIMANTO: Lo diremos.

SOCRATES: Tal será, pues, la ciudad regida oligárquicamente y tantos, o quizá más todavía, los vicios que contiene.

ADIMANTO: Quizá.




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Monday, October 22, 2012

LEAN ESTE ARTICULO POR EL FILOSOFO HERBERT MARCUSE ACERCA DE COMO LA VIOLENCIA, Y LA CRIMINALIDAD SON CAUSADOS POR EL SISTEMA CAPITALISTA



Suplemento de REDACCIÓN , Nº 16, junio de 1974.
MARCUSE Y LA VIOLENCIA
El profesor de psiquiatría Friedrich HACKER -nacido en Viena en 1914, doctorado en Basilea en 1939 y radicado en California al año siguiente- es un estudioso apasionado por el problema de la violencia. Como perito de los tribunales federales norteamericanos elaboró un psicograma del asesinato de Sharon Tate y que sirvió para interrogar a los criminales. Su trabajo más importante se titula ¿Falla el hombre o la sociedad? En él analizó el origen de algunos inexplicables retornos a la barbarie. Ahora acaba de culminar sus largas y pacientes investigaciones sobre la actual violencia destructora en el mundo con una entrevista al filósofo Herbert MARCUSE. En esos diálogos -que reproducimos- HACKER coteja sus conclusiones con las de MARCUSE y pone a prueba sus valiosos puntos de vista. El reportaje, que Redacción publica en exclusividad con la autorización de Editorial Grijalbo, forma parte del último trabajo de HACKER titulado Agresión.En la última década, el filósofo alemán Herbert MARCUSE, establecido en San Diego (California), discípulo de Heidegger y cofundador de la Escuela de Francfort de filosofía y crítica, se convirtió en el apóstol de la juventud rebelde y en una de las figuras de la moderna historia cultural que más controversias ha suscitado. Tachado de Ángel del Apocalipsis y de provocador de la juventud, ensalzado como profeta moderno y primero de los filósofos vivos, la valoración de este hombre notable oscila entre el amor y el odio. Los conceptos, por él acuñados, de tolerancia represiva, de sociedad unidimensional y de gran negación han entrado hace tiempo en el lenguaje habitual de las personas informadas.
La idea de Freud
MARCUSE: La brutalización de la sociedad moderna, de la que se ocupa usted en sus trabajos, me parece una observación incontrovertible. Según la teoría de Freud, habría que admitir que la liberación sexual del presente debería conducir a una reducción de la agresión; pero vemos que la agresividad estalla en grupos y en individuos que poseen una libertad erótica mucho mayor y que se han deshecho de todos los imperativos sexuales. En realidad, un aumento de la libido debería conducir a una disminución de la agresión.
HACKER: Las cosas no son tan simples. Ante todo, ya Freud hizo observar que las formas con que se manifestaban los impulsos no debían confundirse con éstos. En las manifestaciones de los instintos, éstos aparecen en gran medida transformados, mezclados y nunca en forma pura. Desde el primer momento, los impulsos se mezclan con los mecanismos de defensa dirigidos contra ellos; además aparecen todas las aleaciones, fusiones, mezclas y disociaciones posibles entre formas libidinosas y formas agresivas, condicionadas además por organizaciones internas y externas, o sea por los condicionamientos sociales. En otras palabras: la energía instintiva como tal se transforma, se pospone y se metamorfosea, y, aunque alimenta las distintas manifestaciones instintivas, no se puede desligar de ellas sin más ni más, o ser extraída por filtración de las mismas, para determinarlas cuantitativamente.
MARCUSE: A menudo, se me ha reprochado que interpreto a Freud de un modo cuantitativo o mecanicista. Pero yo afirmo precisamente esta idea freudiana del depósito de energía, según la cual la energía instintiva -sea en forma directa o sublimada- que se aplica a un objetivo ya no está a nuestra disposición para aplicarla a otro.
HACKER: Precisamente en el caso de la agresión, esto no debe ser necesariamente así. Hay muchos ejemplos en los que el hecho de hacer posible una manifestación de la agresión conduce al hábito de la agresión, a la habituación e incluso a una especie de manía agresiva. La agresión ocasionalmente explosiva, pero mucho más la habitual, contribuye al general incremento del nivel agresivo, al embrutecimiento antes que al alivio.
MARCUSE: Es posible. No obstante, queda por explicar cómo es que la mayor libertad sexual, la pérdida de los vínculos paternos autoritarios, la creciente tolerancia del "super-yo" o su falta parcial conducen -dentro de una perspectiva social general- a un aumento y no a una reducción de la agresión. En realidad -al menos según Freud- cabría esperar lo contrario.
HACKER: Ante todo habría que poner en claro la cuestión siguiente: la situación actual, ¿representa una auténtica liberación sexual o tal vez únicamente una desinhibición en unos sectores muy determinados y delimitados? Unos tabúes igualmente fuertes, sólo que distintos, impondrían con mayor intensidad que antes unos preceptos socialmente aprobados y fomentados, en el sentido de una moral del placer. Así, estamos condenados a la búsqueda del placer y a la supuesta obtención del mismo. La libertad se convierte en obediencia, bajo el imperativo del placer y de la variedad.
Las transformaciones de la agresión
MARCUSE: En una publicación psicoanalítica reciente se señalaba que la hostilidad contra la civilización que limitaba los instintos ha aumentado, a pesar de la disminución de la represión.
HACKER: No sé si esto es exacto para la represión en general y no sólo para ciertas formas, muy determinadas, a partir de las cuales hemos desarrollado hasta ahora, tradicionalmente, el modelo de represión. Tanto los organismos que reprimen como los contenidos reprimidos han cambiado sustancialmente en la actualidad.
MARCUSE: Una transformación esencial es el desgaste de la confianza de la sociedad en ella misma, bajo los efectos de unas contradicciones crecientes dentro de esa misma sociedad. Toda sociedad necesita una gran fe en los propios valores, que definen la salud y la normalidad sociales y que garantizan el funcionamiento y el contacto armónico cotidianos entre las personas, en el trabajo y en el tiempo libre. Cuando esta seguridad se tambalea, proliferan no sólo la insatisfacción y las perturbaciones psíquicas sino también toda especie de actitudes sociales erróneas, como la ineptitud, la indiferencia, la negligencia, la resistencia al trabajo y a todo principio de rendimiento.
HACKER: La secular transformación aparencial de la constitución psíquica y de los caracteres es algo que se puede comprobar fácilmente, tanto en la vida diaria como en la clínica psiquiátrica. En la actualidad, no han disminuido las neurosis y otras perturbaciones mentales, pero sí se han transformado mucho en su manifestación claramente agresiva. Los llamados casos clásicos se presentan cada vez con menos frecuencia, y en cambio nos encontramos con un montón de combinaciones y formas híbridas de comportamientos sociopáticos y neuróticos, con elementos psicosomáticos y maníacos; estas combinaciones se presentaban antes con escasa frecuencia. Además, el indudable cambio que se puede observar en la moral sexual ha conducido a nuevas expectativas, de suerte que parecen también posibles y deseables unas transformaciones en otros campos de la organización social e interna.
MARCUSE: La introducción del concepto expectativa no me parece fundamentado en la teoría de Freud; además lo considero demasiado psicológico.
HACKER: La expectativa es una dimensión importante del principio de la realidad. El examen de la realidad conducido por el "yo" incluye necesariamente el conocimiento y la valoración de las posibilidades individuales y colectivas existentes. También la conciencia individual se transforma mediante progresos o regresiones sociales, técnicas y psicológico-colectivas. Los mismos hechos, y principalmente la difusión y el conocimiento de estos, son factores que transforman potencialmente la personalidad.
MARCUSE: Veo aquí una dificultad de principio. El psicoanálisis se ocupa básicamente, sino exclusivamente, de individuos. ¿Cómo se pasa de estos mecanismos individuales a unos procesos sociales? ¿Hay que creer, por ejemplo, que muchos, o la mayoría, de los norteamericanos tienen una historia familiar idéntica o semejante a la del teniente Calley, acusado de asesinato masivo y juzgado actualmente por su admitida participación en la matanza de My Lai?
HACKER: Precisamente, espero haber aportado algo a este problema exponiendo las transformaciones de la agresión. La convivencia social de los seres humanos y la educación pertinente son cosas son cosas que condicionan y exigen -por simple necesidad objetiva- ciertas leyes y normas de conducta más o menos formalizadas, al margen de que las mismas hayan nacido de la sumisión al poder, del consentimiento general o de la combinación de ambas cosas. Las leyes sociales están provistas de sanciones y tienen como resultado generalmente unas medidas que exigen y provocan la renuncia a los instintos. La formalización de la renuncia parcial a los instintos y de la promesa de satisfacción que se basa en ella se produce tanto por la exteriorización o extroyección colectiva en instituciones externas, como por la introyección en organismos internos, en el "super-yo" y en el "yo". La agresión, prohibida como delito, parece recomendable como sanción. La agresión latente, inevitablemente contenida en instancias exteriores e interiores, utilizada para la vigilancia y la limitación de la agresión, evita la violencia manifiesta; es por tanto responsable de todo tipo de estabilidad en la estructura social y de la personalidad, alimentadas también por una energía agresiva. La agresión latente es también agresión: el hecho de que se mantenga en estado latente no garantiza todavía su legitimidad. La agresión latente contenida en ciertos sistemas de dominación puede ser extraordinariamente injusta y, bajo la capa del freno a la agresión, puede caer en su ejercicio irrefrenable.
Las reglas del juego
MARCUSE: El relajamiento de las reglas del juego sociales debe producir también cambios en el "super-yo". Así, sin embargo, el descubrimiento de la moderna agresión instrumental -que es la agresión con ayuda de complicados aparatos y armas técnicas- conduce con toda seguridad a que se alivie la represión del sentimiento de culpabilidad: el sujeto de la agresión es el aparato, no el individuo, que se limita a servirse de él.
HACKER: Sí, e incluso creo que este sentimiento de culpabilidad no llega muchas veces a producirse, y por consiguiente no tiene que ser reprimido; porque mediante la previa producción en cadena de una buena conciencia, la propia agresión suele cambiar de nombre y no experimentarse ya como tal agresión.
MARCUSE: Sin duda, este argumento es cierto. Con todo, lo decisivo sigue siendo el fin al que sirve el instinto agresivo: el fin determina el "valor instintivo" de la agresión. Esto no depende tanto de las acciones en sí como de su objetivo final. Nuestro amigo Leo Löwenthal ha observado que en "La tempestad" de Shakespeare, Ferdinand es inducido a su agresiva actividad de cortar árboles. No obstante, esta actividad, agresiva como tal, cambia su sentido, puesto que sirve a un objetivo "erótico", el de construir con los troncos de los árboles caídos una casa que servirá de nuevo hogar a Ferdinand y a su novia. Este objetivo erótico justifica la acción agresiva: sirve para la creación de un ambiente placentero, que promete mayor amplitud y mayor realización vitales.
HACKER: Para aumentar el placer, habría que crear entonces una especie de dificultades, como en una carrera de obstáculos, que habría que superar. Por ejemplo, en los juegos de azar, las reglas del juego permiten crear unos obstáculos artificiales que producen temor ante la incertidumbre del desenlace; en conjunto, estos obstáculos -aunque se pierda la jugada- se consideran un incentivo agradable; aunque sólo lo son, naturalmente, cuando se gana. Puede que esto sea análogo a la situación antes comentada: al principio, un devaneo o un movimiento de evasión, que tenía como premisa la acción de saltar unas barreras internas y externas o de pasar por debajo de ellas, ha supuesto una cantidad mucho mayor de satisfacción, con la consiguiente descarga de impulsos, que la "pura" descarga de impulsos, sin obstáculos e igualmente accesible a todo el mundo, de la satisfacción impune por parte del mayor número posible de participantes. La cantidad sería inversamente proporcional a la intensidad de la satisfacción.
MARCUSE: Del mismo modo que la cantidad de bienes y servicios que ofrece una sociedad represiva restringe la liberación obtenida por la victoria sobre la escasez. La abundancia y la prosperidad son represivas en la medida en que fomentan la satisfacción de unas necesidades, satisfacción que hace necesario proseguir la lucha por la existencia. De ahí que un cambio cualitativo presuponga un cambio cuantitativo, a saber, la reducción de un desarrollo excesivo.
HACKER: El psicoanálisis describe principalmente la reducción del nivel de tensión en el organismo, la descarga instintiva y de energía, como algo placentero, y, a la inversa, considera que produce disgusto la detención de la energía instintiva al reducir las posibilidades de descarga y de expresión. No obstante, en determinadas circunstancias, también se considera un placer el aumento de excitación dentro de unas fronteras concretas. A esta categoría corresponden la búsqueda de estímulos, el deseo de excitación, las ganas de experimentar.
Agresión ofensiva y Agresión defensiva
MARCUSE: Aunque sólo como primer grado hacia el placer de una satisfacción. Posteriormente, esto condujo a Freud al concepto, mucho más vasto, del "eros" -frente al más limitado de la sexualidad-: "eros" como ocupación placentera de todo el cuerpo, así como también la ocupación libidinosa del medio ambiente, subrayada por mí, con el fin de ampliar el ámbito del "eros". Aquí no se trata ya de momentos localizados, sino de una transformación radical de la sociedad.
HACKER: ¿A qué se refiere usted en concreto?
MARCUSE: Por ejemplo, ¡la destrucción de los puestos de mando e instalaciones militares de las potencias imperialistas agresivas me parece redundar en interés del "eros"!
HACKER: El "interés erótico", ¿Justifica la destrucción de todos los centros de violencia, incluso los del bando que se defiende?
MARCUSE: Naturalmente que no. Debemos aferrarnos a la distinción entre agresión ofensiva y agresión defensiva. Por ejemplo, si un criminal armado con un hacha entra en mi casa y quiere atacar a mi mujer, no sólo tengo el derecho, sino el deber de ejercer la antiviolencia y reducirlo por la fuerza. Así, el cirujano que amputa una pierna gangrenosa actúa también al servicio de una buena causa. Esta operación no puede calificarse de agresiva, aunque la amputación de una pierna sea agresiva en sí misma.
HACKER: Con estos ejemplos cruelmente simplificadores, hace usted que todo sea efectivamente muy simple.
MARCUSE: Porque casi siempre es así de simple.
HACKER: Esto es lo que yo quisiera discutir. Creo poder demostrar que toda agresión, al margen de su justificación objetiva, tiene la tendencia a sentirse justificada de entrada por el que la lleva a cabo o por el que está sujeto a unas órdenes. Precisamente no podemos confiar en la propia experiencia, aunque parezca convincente con una evidencia inmediata.
MARCUSE: Podemos estar engañados, o puede tratarse de una simplificación, de una racionalización, invocando por ejemplo una agresión anterior, contra la que uno quería únicamente defenderse. Se trata de la evidencia de hechos y no simplemente de lo que uno siente o dice, aunque lo diga con toda sinceridad y con toda verosimilitud. Así, por ejemplo, la guerra de Vietnam es sin lugar a dudas una agresión de los norteamericanos y una defensa justificada de los norvietnamitas. Y la misma claridad existe en la injustificada agresión de la Unión Soviética para ocupar y someter a Checoslovaquia.
HACKER: ¿Cuáles son las circunstancias, sin embargo, en el conflicto árabe-israelí?
MARCUSE: Evidentemente, el caso no es tan manifiesto y resulta más difícil decidirse. Naturalmente, no existen unos criterios absolutos, aplicables en todos los casos. Pero el caso límite no puede contradecir la validez del "caso normal" ejemplar, sino sólo limitarla.
¿Qué es la agresión?
HACKER: ¿Existen al menos unos preparativos o unas escalas para la formulación de criterios diferenciadores entre violencia defensiva y agresiva? De entrada, parece plausible la contraposición. Lo que sirve a la buena causa, lo que estimula la vida y amplía las perspectivas, podrá servirse también de la agresión. Lo que destruye la vida cae bajo la denominación de violencia agresiva. Este es, precisamente, el problema que debemos resolver, aunque sea difícil hacerlo. La simplicidad engañosa impide toda posibilidad de solución. Más aún: ¿Cuáles son los criterios diferenciadores y quién hace la diferenciación?
MARCUSE: Tampoco es tan difícil decirlo. Todo lo que sirve a la vida, especialmente a una vida dichosa, es bueno. La reducción de las condiciones represivas de vida y de experiencia vital es en definitiva el objetivo de los instintos eróticos. Lo que favorece a la vida no puede ser injusto, aunque para la creación de dichas condiciones sea necesaria la realización de ciertas medidas coercitivas.
HACKER: "¿No es la vida el bien supremo?”
MARCUSE: No toda cita expresa una verdad. Incluso el estudio razonable, objetivo, científico de unos criterios presupone ciertamente un juicio de valor. La ciencia libre de valores es ideología, aunque sea ideología de mucho éxito, muy útil y muy rentable.
HACKER: ¿Acaso el juicio de valor no debería estar al final de la investigación, y no al principio de la misma?
MARCUSE: Se halla incontrovertiblemente al principio. Los datos de la experiencia adolecen de una ambigüedad objetiva, como he dicho ya en mi libro El hombre unidimensional. La razón nunca está libre de valores. He citado también una frase de Whitehead: "La función de la razón es fomentar la vida". En relación con este objetivo la razón es "la orientadora del ataque contra el medio ambiente", al que "debe el triple impulso: primero, de vivir; segundo, de vivir bien; tercero, de vivir mejor". En este sentido, vamos a tomarnos ahora una copa de vino o de whisky. ¿Lo considera usted agresivo?
HACKER: No excesivamente. Pero si yo me siento atacado, aunque sólo sea en forma indirecta y sublimada, por ejemplo en un debate, podría imaginar perfectamente que todo lo que dice y hace mi oponente podría ser interpretado por sí como algo agresivo, aunque me ofreciera comida y bebida. El juicio de valor, que decide previamente lo que es agresivo y lo que es defensivo, pasa por alto el examen objetivo de las circunstancias y las convierte en algo superfluo.
MARCUSE: Ahora da usted un sentido tan amplio a la agresión que el concepto parece perder su significado. Para usted, casi todas las expresiones de vida son agresión.
HACKER: Eso fue exactamente lo que le reprochó en su tiempo al psicoanálisis en relación con la sexualidad. Si las acciones de agarrar, de preguntar, de mirar, contienen elementos sexuales, entonces resulta que todo es sexualidad. Esta es la primera impresión que, necesariamente, debe surgir cuando, como yo intento hacerlo con la agresión, se pretende rastrear las manifestaciones ocultas, enmascaradas o llamadas de otra forma, de la agresión en sus escondrijos, en su forma latente o fría (que, por otra parte, es muy semejante a la agresividad instrumental de usted). Evidentemente, no todo es agresivo, o, en cambio, lo es mucho más de lo que suponíamos hasta ahora, sobre todo muchas de las cosas que se consideran y se presentan como freno de la agresión o como medida puramente defensiva.
MARCUSE: Entonces, habría que hacer ante todo ciertas diferenciaciones. Habría que llamar violencia únicamente a una acción agresiva de naturaleza física; la agresividad primaria es instintiva; puede ser sublimada hasta la no violencia.
Cuando dos chicos se pelean
HACKER: Dentro del concepto global de agresión existen descripciones muy diferenciadas de los fenómenos agresivos que no son en modo alguno idénticos o intercambiables, como violencia, poder, crueldad, brutalidad, sumisión, vigilancia, etc.; estas descripciones son de gran importancia. No pretendo afirmar en absoluto que estas manifestaciones diversas sean formas exclusivamente agresivas, o que todas las formas de agresión son igualmente valorables o igualmente vigentes. La cuestión de la legitimidad es ciertamente decisiva, sólo que, en mi opinión, no puede ser previamente decidida sobre la base de la inmediatez de la propia experiencia o por criterios abstractos, como la buena vida, que se prestan a la justificación y a la racionalización ideológicas, y también al enmascaramiento oratorio de casi todo.
MARCUSE: Es seguro que, en cada caso, hay que examinar y decidir muy concretamente la situación objetiva. Afirmo, sin embargo, que esto es casi siempre posible y ni siquiera resulta demasiado difícil. Naturalmente, en último término, los criterios que hay que desarrollar no son puramente psicológicos, ni pueden serlo tampoco, sino solo político y morales.
HACKER: Comparto esta opinión. De todos modos, me parece que esto esquiva la imprescindible definición de criterios y de legitimación. Sigo sin ver aún con claridad quién está legitimado, y con qué puntos de vista, para adoptar estas decisiones morales, o para exigir y provocar sacrificios en su nombre. Siempre vamos a parar a lo mismo: a la diferencia, postulada enérgica y patéticamente, pero no detectada en ninguna parte, entre una agresión justificada y otra injustificada, entre la violencia defensiva y la agresiva, entre necesidades buenas y malas.
MARCUSE: Sin duda no es lo mismo, pero, en principio, estas diferencias son perfectamente comprobables. Todo lo que sirve para la protección de los instintos vitales es mejor que lo contrario. Hay una autoridad racional. El comandante de un avión tiene todo el derecho a ejercitar plena autoridad durante el vuelo y obligar, en caso necesario, a todos los pasajeros a que se sometan a la disciplina. O bien, para poner otro ejemplo: cuando dos muchachos se pelean, es muy difícil saber quién ha empezado. Cuando, por ejemplo, el muchacho A ataca al muchacho B, que estaba tranquilamente ocupado con su juguete, resulta evidente que el muchacho A es el atacante y el muchacho B la víctima que tiene derecho a defenderse. En todos los niveles hay casos semejantes, que se pueden investigar con facilidad.
HACKER: Para seguir con su ejemplo simplificador, y por tanto desorientador: ¿qué pasa si el muchacho B, que juega aparentemente de un modo pacífico, ataca con regularidad, o al menos con mucha frecuencia -pongamos diez veces en las dos últimas semanas- al muchacho A, lanzándose de pronto e inesperadamente sobre él o tirándole una piedra? Esta situación, que queda oculta en principio para el observador atento, ¿no autorizaría al muchacho A a tomar unas medidas preventivas y justificadas de defensa, basadas en un cálculo de probabilidades nacido de su experiencia concreta?
MARCUSE: Naturalmente, en este caso no sólo sería algo justificado, sino recomendable. Sería una represión racional. Voy a poner aun otro ejemplo: un escolar que, en la clase, molesta e impide que se den las lecciones debe ser castigado. Se trata en este caso de una agresión defensiva justificada por parte de la colectividad. Por otra parte, el alumno que, con preguntas acertadas, desconcierta al mal profesor y se convierte en un factor de perturbación, debe ser protegido. En este caso, el profesor debería estar mejor informado o ser sustituido por otro.
"Estoy contra los actos insensatos de violencia"
HACKER: Siempre volvemos al mismo tema, en distintas variantes. ¿Qué haría usted, por otra parte, con el alumno que interrumpe una clase y que es, por tanto, un mal alumno?
MARCUSE: La solución sería un tratamiento psicológico individual.
HACKER: La experiencia de la criminología nos enseña que la mayoría de los delitos violentos son cometidos por una pequeña minoría, bien conocida por su tendencia a la recaída y a la reincidencia; una minoría que incluso se puede determinar de antemano con un margen de error relativamente escaso, sobre la base de unas acciones preparatorias conocidas. ¿Sería usted partidario de una detención preventiva para este grupo?
MARCUSE: La detención preventiva pertenece al arsenal del fascismo. Algo muy distinto es la "educación preventiva", observando unas medidas estrictas de precaución contra el abuso de autoridad.
HACKER: Este me parece, precisamente el problema: porque, en este caso, el uso y el abuso están tan próximos y, además -como lo demuestra nuestra conversación-, a mí no me parecen tan fácilmente diferenciables. Con el consentimiento entusiasta de la mayoría de la población, el gobierno norteamericano acaba de presentar un proyecto de ley que, ante la sospecha de un delito, prevé en general la detención preventiva en lugar de la fianza, hasta ahora habitual; existirá, por tanto, la detención preventiva antes y hasta la declaración de la culpabilidad, para evitar el peligro de repetición, que no debe ser demostrado primero en cada caso. Tales propuestas apelan a la razón y a la aspiración de la sociedad a protegerse contra los asaltos y los crímenes. Además, las apreciaciones falsas no se ponen jamás al descubierto. La persona que luego resulta inocente, o el culpable que posteriormente ha demostrado no ser reincidente, han estado encerrados "en vano". Sin duda, a la colectividad no le molesta que la violencia preceda al derecho, en lugar de ocurrir a la inversa. Sin embargo, ante el actual nivel de posibilidades de abuso, yo no estaría dispuesto a hacerme responsable de semejante riesgo de reclusión preventiva.
MARCUSE: El riesgo parece pertenecer a la historia de la humanidad, mientras dicha historia siga siendo la historia de la explotación y de la opresión. Estamos en la esfera de una terrible moral doble: pensamos poco en las hecatombes de seres humanos provocadas por los gobernantes para conservar su poder, pero nos volvemos terriblemente sensitivos cuando se trata de la violencia de un régimen verdaderamente revolucionario, seriamente preocupado por acabar con la miseria y la explotación. Estoy contra los actos insensatos de violencia (por idealistas que sean sus motivos) que sólo sirvan al sistema establecido. En la Historia, el terror sólo ha sido eficaz cuando lo ejercían grupos que ya estaban en el poder. El terror individual se pierde. Los más nobles anarquistas no tuvieron eficacia social. Por el contrario, los jacobinos, o Hitler y Stalin, tuvieron una eficacia tremenda, una vez que se hicieron en el poder.
HACKER: ¿Cómo se consigue, no obstante, el acceso al poder o la toma del poder? ¿Imagina usted que la creación del nuevo tipo de hombre, no agresivo, se puede conseguir de otra forma que sea la más encarnizada agresión en un período de transición que será, por lo menos, muy arriesgado?
MARCUSE: El hombre que se distinga del tipo actual, el hombre realmente satisfecho, realmente libre, que es la aspiración de la rebelión de los jóvenes, no vendrá únicamente a partir de la rebelión de los jóvenes, no vendrá únicamente a partir de las entusiastas ideas de los estudiantes; esto es evidente. La transformación real está en manos de la clase obrera, una clase que en la actual situación de los Estados Unidos no es revolucionaria, porque la prosperidad económica hace que no esté dispuesta a participar en acciones revolucionarias. Esto, sin duda, no siempre será así. Un Estado capitalista, con su prosperidad y su pleno empleo, es inimaginable a la larga. Las contradicciones internas del sistema, es decir, la contradicción entre la riqueza social disponible y su lamentable utilización debe conducir tarde o temprano a las crisis profetizadas por Marx, que acaban creando las premisas revolucionarias o, si las cosas van mal, también las premisas para el fascismo. En cualquier caso, la transformación radical es resultado de un largo proceso cuyo protagonista son las masas.
HACKER: Ernst Bloch distingue entre explotación y opresión, por un lado, que se reducen en los estados occidentales del presente, y ofensa y desposesión de todo derecho, por otro lado, que han aumentado si cabe. ¿Cree usted que el sentimiento de injusticia, que va unido nuevamente a unas esperanzas de cambio real y posible, bastará para la creación de una situación revolucionaria de amplias perspectivas?
"La revolución no debe ser necesariamente agresiva"
MARCUSE: Es difícil decirlo. En definitiva, el bienestar general representa también una satisfacción real y no sólo un sucedáneo. Sea como fuere, las potencias dominantes son muy sensibles y toman precauciones para que las personas y grupos a quienes dominan se mantengan sistemáticamente en estado de desinformación y de estupidez, por ejemplo a través de los mass media. Sin embargo, esto no le va a servir siempre al capitalismo occidental. Ciñéndonos a la tesis de Marx, el margen de beneficio de los empresarios debe caer tan pronto como la carga de los costos sobre los consumidores haya alcanzado sus límites. Es una contradicción clásica del sistema capitalista: todos los intentos de forzar la situación amenazan la supervivencia del sistema. No existe en la historia un solo sistema que perdure indefinidamente, lo que no deja de ser un pobre consuelo, en la situación actual. Lo que no tiene sentido en ningún caso es la acción voluntarista, que crea mártires innecesarios, en una situación poco madura para estos actos revolucionarios.
HACKER: Admite usted, por consiguiente, que las condiciones de un cambio radical no consisten tan sólo en unos factores económico-materiales, sino también en unos valores que hasta hoy se han infravalorado calificándolos de psicológicos, de elementos superestructurales. Mi opinión es que los sentimientos de desposesión o de impotencia constituyen unos factores reales muy papables.
MARCUSE: Esto es cierto, sin duda. Pero el monopolio de hecho de los medios de comunicación de masas contrarresta la evolución de la ciencia. Por esta razón considero decisiva la intervención de los procesos de comunicación. Las fuerzas progresivas deberían intentar penetrar en el mercado de los periódicos, para tener parte en el manejo de los medios de comunicación. En el caso hipotético de un dominio total de dichos medios, es probable que la conciencia de las masas pudiera ser transformada decisivamente en un plazo de tres semanas.
HACKER: Es probable que unas semanas no bastaran, pero un dominio total de años sobre todos los medios de comunicación -persiguiendo las tácticas exclusivistas agresivas contra los que piensan de otra forma, que serían idénticas a la práctica totalitaria- permitiría obtener probablemente los resultados deseados. Pero esto no me parece deseable ni realizable.
MARCUSE: Es probable que no lo sea. De todos modos, no deberíamos considerar la alternativa reforma-revolución como una contradicción cuyos dos términos se excluyan. Como hegeliano, pienso que los cambios cuantitativos de ciertas proporciones pueden conducir a una transformación cualitativa.
HACKER: Estoy plenamente de acuerdo; tampoco existe una contradicción inmediata entre evolución y revolución, por el simple hecho de que la transformación revolucionaria, como amenaza o utopía, puede representar una posibilidad evolutiva, un motivo de evolución. Sin embargo, la revolución no debe ser necesariamente más agresiva o más violenta que el quantum de violencia latente, instituida, que se utiliza para poner o para mantener en marcha el proceso que recibe el nombre de evolución.
MARCUSE: Exacto. Existen sin duda contrarrevoluciones y sistemas políticos muy violentos para impedir la revolución y anticiparse a ella. En el Brasil, por ejemplo, un sistema político cada vez más brutal impide que se impongan unas justas aspiraciones revolucionarias con todos los medios violentos y de propaganda, por no hablar de las pérdidas en vidas y en felicidad humanas. La negación de la libertad, y de su misma posibilidad, tiene como equivalente la concesión de la libertad absoluta allí donde ésta consolida a la opresión. No sólo los medios y los fines sino las mismas fuentes instintivas son distintas en la violencia y la antiviolencia; hay que atenerse a esta diferencia.
"El criterio es lo que afirma a la vida"
HACKER: Quisiera conocer más cosas en concreto sobre los criterios de esta diferencia. Principalmente sobre lo que usted llama "valor instintivo"; porque hoy, gracias a los desarrollos psicológico y técnico, se ofrece quizá por primera vez la oportunidad histórica de que no sólo nos sometamos a las reglas del juego social o nos resistamos a ellas sino de que participemos también en el proyecto de estas reglas del juego.
MARCUSE: Ahí reside, no obstante, una contradicción. No se puede prescribir cómo deben organizarse los hombres libres; si lo hicieran de acuerdo con unas prescripciones previas, ya no serían libres. De todos modos, la práctica del dominio de la naturaleza nos enseña que debemos admitir ciertas presiones objetivas como condiciones previas de la libertad: no la dominación de las personas, sino la administración de las cosas.
HACKER: Este no me parece un criterio concluyente; porque, en definitiva, las cosas existen para su propietario, son protegidas y defendidas por quienes las administran y las poseen, como si fuesen partes de sí mismos. Y para tener acceso a las cosas, habría que excluir primero agresivamente a las personas, las cuales se han identificado con las cosas de un modo habitual o fetichista. Esto conduce de nuevo, a través de un breve rodeo, a la situación ya esbozada del dilema de decisión.
MARCUSE: Las decisiones importantes nos son arrebatadas sin duda por las potencias y las fuerzas económicas que no tienen nada de anónimo y son perfectamente identificables. Yo tengo la opinión de que una renuncia no calificada a toda violencia nos condena a la indefensión política, pero conviene hacer matizaciones en este aspecto. Por desgracia, existe algo así como un mal menor, que debemos escoger en determinadas situaciones históricas, para conjurar o evitar un mal mayor.
HACKER: Hemos vuelto al punto de partida: ¿Cómo es posible que una persona como yo -faltándome, como al parecer me falta, el acceso a unos fundamentos de decisión de inmediata evidencia- pueda reconocer lo que es una agresión buena o mala, justa o injusta? No quiero que me comprenda usted mal: naturalmente pronuncio unos juicios de valor muy delimitados y tengo unas ideas muy concretas sobre unos desarrollos y unas medidas buenas o malas (o al menos, mejores o peores). Tengo mis convicciones, respondo de ellas, las defiendo y creo en ellas, a veces muy intensamente y sin limitación. Sólo que, por razones psicológicas y de psicología social -que naturalmente también a mí me afectan-, desconfío de la experiencia seudoinstintiva de la inmediatez. Como hombre que actúa, creo en ciertas cosas y creo saber lo que debo hacer y lo que debo omitir; como hombre capaz de conocimiento, debo ser consciente de que, a pesar de mis sentimientos y convicciones, no siempre estoy perfectamente informado sobre el tiempo, el lugar y la forma en los que una renuncia a un impulso, un sacrificio, una acción violenta son o no son legítimos, o parte de un mal menor. Lo mismo ocurre con la pregunta sobre los criterios.
MARCUSE: Entonces mi definición volverá a parecerle demasiado filosófica. Sólo puedo repetir una cosa: el criterio es lo que afirma la vida, lo que sirve al desenvolvimiento de unas facultades humanas, de una felicidad y una paz para los hombres. No conozco otra definición mejor, ni tengo, simplemente, la inteligencia para darla.
HACKER: Puede que hoy no haya nadie suficientemente inteligente; se trata de provocar y multiplicar esta especie de inteligencia en el futuro al servicio de la información de vida a la que esta conversación agresiva ha servido; y hallar, o inventar, así eficaces alternativas a la violencia y posibilidades de salvación.

Friday, October 12, 2012

LEAN ESTOS ARTICULOS DEL MOVIMIENTO POR LA ORGANIZACION SOCIALISTA DOMINICANA DEL ESCRITOR MARXISTA DOMINICANO LIC. GABRIEL ATILIO


—Movimiento Por la Organización Socialista Dominicana—




¿Qué es el MPOSD?

El movimiento Por la Organización Socialista Dominicana (MPOSD) es una propuesta de Partido y entidad política voluntaria de militantes revolucionarios, que reivindica las mejores tradiciones de lucha de los obreros socialistas de los Pueblos del mundo. 

El MPOSD es una propuesta para la construcción de un  partido de la clase obrera en el territorio de la Nación dominicana donde se organizarán sus elementos más conscientes y que constituye el embrión de su vanguardia. Trabajamos para organizar el movimiento revolucionario en República Dominicana que impulse un proceso de acumulación de fuerzas en la lucha por la democracia obrera y el socialismo. 

Desde ya, nuestra propuesta de Partido lucha  por el derrocamiento de la dictadura capitalista mediante una revolución que arranque el poder político y económico a su principal clase social: la gran burguesía para asegurar la victoria de la revolución socialista en nuestro país. 

La construcción de la sociedad socialista no será posible sin la instauración de un régimen de poder controlado por los trabajadores, en que el proletariado se convierta en la clase  dirigente durante todo el período de transición al socialismo, es decir: La Dictadura del Proletariado. Este poder, esta dictadura, expresa la incorporación de la inmensa mayoría de la sociedad en las tareas políticas, mediante su participación directa en las tareas del Estado y de su administración.

El MPOSD considera que la instauración del Socialismo  en el territorio dominicano será objetivo fundamental de la vanguardia proletaria, de la cual nuestro Partido procura ser su motor, su aparato organizativo, su maquinaria centralizadora: por la realización y consolidación de una revolución  social anti  capitalista y por cuanto antiimperialista, pronunciándose por la unidad de todas las fuerzas laborales que conforman la clase de los trabajadores  sobre la unidad política en un programa común, sobre la base del reconocimiento de todos los derechos de los trabajadores, donde no se conceda espacio para la discriminación por raza, color de piel, orientación sexual, género, origen étnico o incapacidades físicas. 

Creemos en el principio de la  autodeterminación de los pueblos pero también luchamos por la unidad voluntaria de todos los pueblos libres del mundo. 

























El Partido Revolucionario Democrático Dominicano














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