Wednesday, June 15, 2011

LOS GRINGOS Y LOS EUROPEOS ODIAN A TODOS LOS DOMINICANOS. DEBEMOS DE SUBIR AL DR. GUILLERMO MORENO AL PODER PARA PODER VIVIR EN NUESTRO PAIS !!



Por Claudio Antonio Caamaño Vélez

http://unpasopormipais.blogspot.com/2011/06/recordemos-la-raza-inmortal.html

Me gustaría poder hablarles de forma precisa y con abundancia de datos históricos en torno al acontecimiento que conmemoramos en esta fecha. Quisiera saber mucho más de lo que se, conocer la historia de cada uno de esos hombres, de esos héroes que dieron su vida por la libertad de este país. Cada uno de ellos merece que cada dominicano sepa quiénes fueron y lo que son, lo que significan. Me avergüenza no poder decirles mucho.

Pero aunque se muy poco, o al menos no lo suficiente, soy un verdadero afortunado dentro de la gran mayoría, porque al menos se un poco, muchos no saben absolutamente nada. Es precisamente por eso que escribo. Es malo escribir sobre lo que no se sabe, pero en este caso, a pesar de mi ignorancia soy un agraciado del conocimiento. Por suerte tuve unos padres que día por día se preocuparon porque fuera un dominicano con amor por su país. No dejaron que estos importantes hechos pasaran desapercibidos en mi vida. Les agradezco por que me rescataron de la trampa del sistema, la trampa de la ignorancia y la indiferencia.

Vivimos inmersos en un sistema que procura arrancar de nosotros cualquier ideal de justicia, cualquier ejemplo de valentía, cualquier hecho que nos pueda servir de inspiración para hacer las cosas que estamos llamados a hacer. Nos lavan el cerebro con información basura, con puro sensacionalismo. Procuran desviar nuestra atención de las cosas verdaderamente importantes y ponernos a pensar en insignificancias que carecen por completo de trascendencia.

Esos hombres que un 14 de junio llegaron a nuestro país, lo hicieron con el corazón lleno de amor, con la mente llena de ideales puros, con el alma llena de sueños, y con las manos llenas de armas para hacer lo que fuera necesario para defender eso en lo que creían, y así lo hicieron. Pero vemos como el sistema tiene secuestrada nuestra historia. Nos ocultan y disfrazan esos ejemplos que tanta falta nos hacen. No quieren que lo sepamos pues no quieren que descubramos los caminos por los que tenemos que transitar para salir del hoyo en que estamos.

Eso contra lo que ellos lucharon. Eso por lo que decidieron ofrendar hasta sus vidas. Eso está presente, más vivo que nunca. Es nuestro turno de enfrentar al oscuro espíritu de la indiferencia, de la crueldad, de la corrupción. Ellos hicieron su parte. Ahora nos toca la nuestra.

No permitamos que este asqueroso sistema nos arranque de la memoria esos bellos ejemplos, no dejemos que nos arranque del corazón el amor por la libertad y la justicia. No permitamos que nos quite de las manos las herramientas que necesitamos para aclarar nuestro camino hacia el país que queremos. Adelante dominicanos. Adelante




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Sunday, June 12, 2011

EN CASI TODAS NUESTRAS MOTIVACIONES SUBYACE ALGUN TIPO DE TEMOR QUE FRENA NUESTROS ACTOS



El miedo es una emoción dolorosa, excitada por la proximidad de un peligro, real o imaginario, y que está acompañada por un vivo deseo de evitarlo y de escapar de la amenaza. Es un instinto común a todos los seres humano del que nadie está completamente libre. Nuestras actitudes ante la vida están condicionadas en gran medida por esos temores que brotan de nuestro interior, en grados tan diversos que van desde la simple timidez hasta el pánico desatado, pasando por la alarma, el miedo y el terror.

A los seres humanos se nos lastima desde la infancia. Todos hemos padecido la presión, con su sentido de la recompensa y el castigo. Se nos dice algo que nos causa enojo y nos lastima. Se nos hiere desde la infancia y por el resto de nuestra existencia cargamos con esa herida, temerosos de que se nos vuelva a lastimar o tratando de que no se nos lastime, viviendo una forma de resistencia. Nos damos cuenta, pues, de estas heridas y que por ellas creamos una barrera alrededor de nosotros, la barrera del miedo.

En casi todas nuestras motivaciones subyace algún tipo de temor que frena y condiciona nuestros actos. Este hecho ha sido largamente conocido y aprovechado, a través de los tiempos, por algunas personas para ejercer dominio sobre otras. Las doctrinas religiosas, con diablos de fuego y azufre para castigar a los malos, constituyen algunos ejemplos de una variada gama de "abusos del terror" que ha ido transformándose hasta adquirir formas más suaves en nuestros días.

Los seres humanos hemos tolerado el miedo durante miles de años como una forma esencial de ejercer la autoridad. Y nosotros toleramos el miedo, tal como lo han hecho nuestros padres, nuestros abuelos y toda la raza en la que hemos nacido. Todas las sectas, los dioses y los rituales se basan en el miedo y en el deseo de alcanzar algún estado extraordinario.

Algunos de estos temores antinaturales se denominan fobias. Quienes los padecen no se ven amenazados por ninguna causa objetiva ni próxima y, sin embargo, son incapaces de liberarse de sus sentimientos negativos. Los hay que temen a las ratas, a la oscuridad o a las tormentas. Algunos tienen miedo a la soledad, otros a las grandes muchedumbres y muchos se espantan cuando penetran en espacios cerrados, como túneles, ascensores, etc. En estos casos el temor es para la mente lo que la parálisis para el cuerpo. Es el principio de todos los males, pues a un cobarde los temores le exponen a todo tipo de peligros. Cuando el miedo es constante perdemos la confianza en nosotros mismos y en nuestra propia capacidad, nos sentimos incompetentes y abocados al fracaso. Además, los temores imaginarios causan enfermedades, consumen la energía del cuerpo y producen desasosiego y pérdida de vitalidad.

El miedo toma diferentes formas, miedo a no ser recompensados, miedo de fracasar, miedo de la propia debilidad, miedo del sentimiento que genera en nosotros tener que llegar a cierto punto y no ser capaces de lograrlo, miedo a la oscuridad, miedo a la propia esposa o al marido, miedo a la sociedad, miedo de morir, etc. Pero no estamos hablando de los diferentes aspectos que toma el miedo. El miedo es como un árbol que tiene muchas ramas, y aquí nos referimos a de la raíz misma de ese árbol, no de nuestra forma particular de miedo.

Es muy normal creer que un cierto grado de temor nos ayuda a progresar y que es un estímulo para el cumplimiento de nuestro deber. Pero esto no es cierto, el temor no es bueno ni saludable. No es lo más adecuado justificar el miedo, pues éste únicamente nos coacciona. Desde el miedo no puede surgir ni el conocimiento ni la sabiduría. El miedo nos aparta de la realidad y nos hace entrar en un mundo subjetivo, paralizante y desbordante. El problema de la humanidad reside en que los seres humanos tememos. Tenemos miedo porque nos aferramos a cosas y a personas que, por sí mismas, no se pueden “poseer”. Tememos por nuestro buen nombre y posición, por nuestra familia y posesiones. A medida que adquirimos bienes, fama y poder, adquirimos también el temor a perderlos y la constante preocupación de velar por su salvaguardia. Nos convertimos siempre en víctimas de nuestra propia ansia y ambición. Quien posee teme, y éste es un defecto común, en distintos grados, de casi toda la humanidad.

Para que se disipe el temor es preciso ser conscientes de él. Nuestra conducta suele estar siempre inspirada en la ignorancia y en el temor, y mientras nos hallemos en la oscuridad de la inconsciencia el temor permanecerá donde está. Pero una persona inteligente se encuentra libre de todo temor, y todos podemos serlo. Si podemos descubrir la causa fundamental de nuestro miedo entonces podemos hacer algo al respecto y cambiar la causa. Y si descubrimos cuál es su causa, la raíz, y la descubrimos por nosotros mismos, habremos terminado automáticamente con ella. Si vemos el proceso que da origen al miedo, o vemos sus múltiples causas, entonces, esa percepción misma pone fin a la causa.

El miedo es muy complejo. Es una reacción tremenda. Si estamos alertas a él veremos que es una conmoción, no sólo biológica, orgánica, sino que es también una conmoción para el cerebro. Es una conmoción, puede ser momentánea o continuar en diferentes formas, con distintas expresiones, distintas modalidades. Para comprender la raíz del miedo tenemos que comprender el tiempo, el tiempo como ayer, el tiempo como hoy y el tiempo como mañana. Recordamos algo que hemos hecho, y el recuerdo de eso hace que nos avergoncemos, que nos sintamos nerviosos, aprensivos o temerosos, todo lo cual prosigue hacia el futuro. Y todo este proceso es tiempo.

El tiempo para casi todos es el tiempo del reloj, el tiempo de la salida y la puesta del Sol que ocurre todos los días. Es el tiempo para aprender un arte, un idioma, para escribir una carta, para llegar a algún sitio desde donde está tu casa. Todo eso es tiempo como distancia, como espacio, Tenemos que ir desde aquí hasta allá. Ésa es una distancia que el tiempo cubre. Pero el tiempo puede ser también interno, psicológico: soy esto, debo llegar a ser aquello. El llegar a ser aquello se llama evolución. La evolución implica el desarrollo de un vegetal desde la semilla al árbol. Pero también significa: "Soy ignorante, pero aprenderé; no sé, pero sabré; denme tiempo para librarme de la violencia." "Denme tiempo." Denme unos cuantos días, un mes, un año, y me libraré de la violencia. Vivimos, pues, a base de tiempo; no sólo es tiempo el ir al trabajo de ocho a seis, sino que también necesitamos tiempo para llegar a ser alguna cosa. Necesitamos comprender el tiempo, con todo su movimiento, pues vivimos en él, tanto psicológicamente como biológicamente.

Todos hemos hecho cosas que no queremos que se sepan, porque si así fuera nuestra reputación se vería mermada. Son recuerdos, pensamientos, que reclaman que nos protejamos. Así que el tiempo y el pensamiento van juntos, no hay entre ellos división alguna. Si no tenemos esto bien claro nos confundiremos en la vida. El proceso que da origen al miedo, la raíz del miedo es el binomio tiempo/pensamiento.

El pasado, con todas las cosas que hemos hecho, y el pensamiento, dándoles el valor de agradables o desagradables, son las raíces del miedo. Este es un hecho obvio, verbalmente es un hecho simple, pero para verlo en toda su profundidad, para ir más allá de las palabras, es preciso que nos preguntemos si podemos detener el pensamiento. Si el pensamiento crea el miedo, detener el pensar disuelve el miedo.

Todo lo que hacemos lo hacemos mediante el pensamiento. Pero preguntarnos si podemos detener el pensamiento es una pregunta poco acertada, pues quien quiere detener el pensar sigue siendo el mismo pensamiento. Cuando pensamos que si dejamos de pensar no tendremos miedo, quién desea detener el pensamiento sigue siendo el propio pensamiento. Sigue siendo el mismo pensamiento que ahora desea algo más.

Cualquier pensamiento que tenga el propósito que seamos otra cosa que lo que somos sigue siendo pensamiento. Somos codiciosos, pero "no debemos" ser codiciosos; eso sigue siendo pensar. El pensamiento es la raíz misma de nuestra existencia, de modo que la cuestión que planteamos es muy seria. El pensar ha creado todos los objetos, también todas esas cosas que se encuentran en los lugares donde se reúnen las personas llamadas “religiosas”. Vemos lo que el pensamiento ha hecho, ha inventado las cosas más extraordinarias, los ordenadores, los buques de guerra, los misiles, la bomba de hidrógeno, la cirugía, la medicina, y también vemos las cosas que nos ha permitido hacer, como ir a la Luna, etc. Pero el pensamiento es la raíz misma del miedo.

Es preciso que veamos todo esto y no pensar en cómo terminar con el pensamiento. Tenemos que ver realmente que el pensar es la raíz del miedo, el cual es tiempo. Ver, no utilizar las palabras, sino ver el hecho. Cuando tenemos un dolor severo, el dolor no es diferente de nosotros mismos y actuamos instantáneamente. Necesitamos ver tan claramente como vemos las cosas que nos rodean que el pensamiento es el factor causante del miedo. Si vemos por nosotros mismos que el pensamiento y el tiempo son, realmente, la raíz del miedo, ello no necesita deliberación ni decisión. Un escorpión es venenoso, una serpiente es venenosa, y en el instante mismo en que lo percibimos actuamos, no necesitamos perder el tiempo en pensamientos.

Debemos ver que el tiempo y el pensamiento son las fuentes del miedo. Tenemos que ver las cosas, ver la realidad, lo que es, y no sólo memorizar o pensar al respecto. Es necesario que pongamos todo nuestro ser en descubrir la relación que tenemos con el mundo, y comprobar en esta relación con él que no nos hallamos separados del resto del mundo, sino que somos el resto del mundo.

Es preciso comprender que nuestra mente y nuestra consciencia son la consciencia y la mente de la humanidad. Dondequiera que uno vaya el ser humano está sufriendo, ansioso, inseguro, solitario, desesperado en su soledad, agobiado por el dolor. De modo que nuestra consciencia, nuestro ser, es toda la humanidad. Psicológicamente cada uno es la humanidad, no está separado del resto de los seres humanos. La idea de que uno es un individuo con una mente especialmente suya es un absurdo, porque el cerebro ha evolucionado través del tiempo. Es el cerebro de la humanidad, y ese cerebro forma parte de la humanidad, genéticamente, etc. Por lo tanto uno es el mundo y el mundo es uno mismo. No se trata de una idea, de un concepto o de un desatino utópico; es un hecho. Y esa mente humana se halla por completo confusa, con miedo y sufriendo.

Esto es así, pero en general somos muy reacios a aceptar un hecho tan simple. Ocurre que estamos muy acostumbrados al individualismo, yo y lo mío antes que nada. Pero si vemos que la consciencia de cada uno de nosotros es compartida por todos los demás seres humanos que viven en esta Tierra maravillosa, entonces cambia toda nuestra manera de vivir. Los argumentos, la persuasión, la presión, la propaganda son terriblemente inútiles, porque tenemos que ver esto por nosotros mismos.

Entonces, cada uno de nosotros, que es el resto de la humanidad, que es la humanidad, debe mirar un hecho muy simple, observar, ver, que el pensamiento y el tiempo son los factores que dan origen al miedo. Entonces, la percepción misma es la acción. Y, a partir de ahí, uno ya no dependemos de nadie. Si lo vemos muy claramente entraremos en una dimensión espiritual de la que surgirá la libertad.

Se nos lastima desde la infancia. Está siempre la presión, siempre el sentido de la recompensa y el castigo. Usted me dice algo que me causa enojo y me lastima, ¿correcto? Hemos comprendido, pues, un hecho muy simple: que se nos lastima desde la infancia y que, por el resto de nuestra existencia, cargamos con esa herida, temerosos de que se nos vuelva a lastimar o tratando de que no se nos lastime, lo cual es otra forma de resistencia. ¿Nos damos cuenta, pues, de estas heridas y de que, debido a ellas, creamos una barrera alrededor de nosotros, la barrera del miedo? ¿Podemos investigar esta cuestión del miedo? ¿Lo haremos? No para satisfacción mía, porque es de ustedes de quien estoy hablando. ¿Podemos penetrar en ello muy, muy profundamente y ver por qué los seres humanos, que son la inmensa mayoría, han tolerado el miedo durante miles de años? Vemos las consecuencias del miedo, miedo de no ser recompensados, miedo de fracasar, miedo de la propia debilidad, miedo del sentimiento que genera en nosotros tener que llegar a cierto punto y no ser capaces de lograrlo. ¿Tienen interés en investigar este problema? Eso significa investigarlo completamente hasta el fin, no limitarse a decir: "Lo siento, eso es demasiado difícil." Nada es demasiado difícil si uno quiere hacerlo. La palabra difícil nos impide una acción ulterior. Pero si pueden desechar esa palabra, entonces podremos investigar este sumamente complejo problema.

Ante todo, ¿por qué toleramos el miedo? Si tenemos un automóvil que anda mal, acudimos, si es posible, al garaje más cercano; allí arreglan la maquinaria y proseguimos la marcha. ¿Es que no hay nadie a quien podamos acudir para que nos ayude a no tener miedo? ¿Comprenden la pregunta? ¿Necesitamos la ayuda de alguien para librarnos del miedo? ¿La ayuda de psicólogos, psicoterapeutas, psiquiatras, o la del sacerdote, del guru que dice: "Entrégame todo, incluso tu dinero, y entonces estarás perfectamente bien"? Esto es lo que hacemos.

¿Desean ustedes ayuda para liberarse del miedo? Si desean ayuda, entonces son los responsables de establecer una autoridad, un líder, un sacerdote. Por lo tanto, antes de que investiguemos esta cuestión del miedo, deben ustedes preguntarse si desean ayuda. Por supuesto, si padecen de algo, un fuerte dolor de cabeza o de alguna enfermedad, acuden a un médico. Él conoce mucho más sobre nuestra naturaleza orgánica, y les dirá lo que deben hacer. No nos referimos a esa clase de ayuda. Nos preguntamos si necesitan ustedes ayuda, alguien que los instruya, que los guíe y les diga: "Haz esto, haz aquello día tras día, y estarás libre del miedo." Quien les habla no les está ayudando. Eso es seguro, porque ustedes tienen docenas de ayudadores, desde los grandes líderes religiosos -¡no lo permita Dios!- hasta el más reciente y modesto psicólogo a la vuelta de la esquina.

Que quede, pues, bien claro entre nosotros que quien les habla no desea ayudarles psicológicamente de ninguna manera. ¿Aceptarían buenamente eso? Sean honestos, ¿lo aceptarían? No digan que sí, es algo muy difícil. En toda su vida han buscado ayuda en distintas direcciones, aunque algunos digan: "No, yo no deseo ayuda." Ustedes piden ayuda sólo cuando están confundidos, cuando no saben qué hacer, cuando se siente inseguros. Pero cuando observan, cuando perciben no sólo externamente sino mucho más en lo interno, cuando ven las cosas con gran, gran claridad, no necesitan ninguna ayuda; eso está ahí. Y de ahí surge la acción. ¿Estamos juntos en esto? Repitámoslo, si no les importa. Quien les habla no les dice cómo hacerlo. No pregunten nunca cómo, porque entonces siempre habrá alguien que les tirará una cuerda. Uno no está ayudándoles de ninguna manera, sino que juntos recorreremos la misma senda, tal vez no a la misma velocidad. Regulen su propia velocidad y caminaremos juntos.

¿Cuál es la causa del miedo? Vayamos despacio. La causa. Si uno puede descubrir la causa, entonces puede hacer algo al respecto, puede cambiar la causa, ¿no es cierto?

Vamos, pues, a examinar juntos el miedo y a descubrir cuál es su causa, su raíz fundamental. Y si la descubrimos por nosotros mismos, habremos terminado con ella. Si vemos el proceso que da origen al miedo, o vemos sus múltiples causas, entonces, esa percepción misma pone fin a la causa. ¿Están escuchándome, escuchando a quien les habla, para dilucidar la causa? ¿O jamás se han formulado siquiera una pregunta semejante? Yo he tolerado el miedo, tal como lo ha hecho mi padre, mi abuelo, toda la raza en que he nacido, toda la comunidad; la estructura completa de los dioses y los rituales se basan en el miedo y en el deseo de alcanzar algún estado extraordinario.

Así que investiguemos esto. No estamos hablando de las diversas formas del miedo: miedo a la oscuridad, miedo a la propia esposa o al marido, miedo a la sociedad, miedo de morir, etc. El miedo es como un árbol que tiene muchas, muchas ramas, muchas flores, muchos frutos, pero nosotros estamos hablando acerca de la raíz misma de ese árbol -la raíz, no nuestra forma particular de temor-. Uno puede rastrear su forma particular de temor hasta la raíz misma. Preguntamos, pues: ¿Nos interesan nuestros miedos particulares o estamos interesados en la totalidad del miedo? ¿Nos interesa el árbol completo, no sólo una de sus ramas? Porque, a menos que comprendamos cómo vive el árbol, el agua que requiere, la profundidad del suelo y demás, el mero podar las ramas nada logrará; debemos llegar hasta la propia raíz del miedo.

¿Cuál es, entonces, la raíz del miedo? No esperen que yo responda a eso. No soy el líder de ustedes, no soy su ayudador, su guru, ¡gracias a Dios! Estamos juntos, como dos hermanos y quien les habla quiere decir exactamente eso, no son meras palabras. Como dos buenos amigos que se han conocido el una al otro desde el principio del tiempo y que caminan juntos por el mismo sendero, al mismo paso y mirando todo lo que existe alrededor de ellos y dentro de ellos, así, juntos, investigaremos esto. De lo contrario, todo se vuelve tan sólo palabras y, al final, ustedes dirán: "Realmente, ¿qué he de hacer con mi miedo?"

El miedo es muy complejo. Es una reacción tremenda. Si están alerta a él, verán que es una conmoción, no sólo biológica, orgánica, sino que es también una conmoción para el cerebro. El cerebro tiene la capacidad, como uno lo descubre -no por lo que dicen otros-, de permanecer sano a pesar de una conmoción. No lo sé todo al respecto, pero la conmoción misma invita a su propia protección. Si lo investigan en sí mismos, lo verán. El miedo es, entonces, una conmoción; puede ser momentánea o continuar en diferentes formas, con distintas expresiones, distintas modalidades. Vamos, pues, a llegar a la mismísima raíz del miedo. Par comprender esta raíz tenemos que comprender el tiempo; el tiempo como ayer, el tiempo como hoy y el tiempo como mañana. Recuerdo algo que he hecho, y el recuerdo de eso hace que me avergüence, que me sienta nervioso, aprensivo o temeroso, todo lo cual prosigue hacia el futuro. He estado furioso, celoso, envidioso -eso es el pasado-. Sigo siendo envidioso, con ligeras modificaciones; soy bastante generoso respecto de las cosas, pero la envidia continúa. Todo este proceso es tiempo, ¿verdad?

¿Qué consideran ustedes que es el tiempo? ¿El tiempo del reloj, la salida y puesta del Sol, la estrella vespertina, la Luna nueva con la Luna llena que aparece dos semanas después? ¿Qué es el tiempo para ustedes? ¿Tiempo para aprender un arte? ¿Tiempo para aprender un idioma, para escribir una carta, para llegar desde donde estén a sus casas? Todo eso es tiempo como distancia, ¿correcto? Tengo que ir desde aquí hasta allá. Ésa es una distancia que el tiempo cubre. Pero el tiempo es también interno, psicológico: soy esto, debo llegar a ser aquello. El llegar a ser aquello se llama evolución. La evolución implica desde la semilla al árbol. Y también significa: "Soy ignorante, pero aprenderé. No sé, pero sabré. Denme tiempo para librarme de la violencia." ¿Están siguiendo todo esto? "Denme tiempo." Denme unos cuantos días, un mes, un año, y me libraré de la violencia. Vivimos, pues, a base de tiempo; no sólo el ir a la oficina todos los días de nueve a seis. ¡Dios no lo permita!, sino también tiempo para llegar a ser alguna cosa. ¿Comprenden todo esto? ¿Sí? ¿Comprenden el tiempo, el movimiento del tiempo? Yo he tenido miedo de usted; ese miedo sigue estando allí y yo tendré miedo de usted mañana. Espero que no, pero si no hago algo muy drástico al respecto, mañana tendré miedo de usted. Así que vivimos a base de tiempo. Por favor, seamos claros en esto. Vivimos a base de tiempo. O sea: estoy vivo, moriré. Pospondré la muerte tanto como me sea posible; estoy vivo y voy a hacerlo todo para evitar la muerte, aunque ésta sea inevitable. De modo que, tanto psicológicamente como biológicamente, vivimos a base de tiempo.

¿Es el tiempo un factor del miedo? Por favor, investiguen. El tiempo: he dicho una mentira y no quiero que el otro lo sepa; pero el otro es muy sagaz, me mira y dice: "Me has mentido." "¡No!, no he mentido." (Me protejo instantáneamente porque temo que el otro descubra que soy un mentiroso.) Tengo miedo por algo que he hecho y que no quiero que el otro conozca. ¿Qué implica eso? Pensamiento, ¿no es así? He hecho algo que recuerdo, y ese recuerdo dice: "Ten cuidado, no dejes que él descubra que has mentido, porque tienes una buena reputación de hombre honesto, así que debes protegerte." De modo que el pensar y el tiempo están juntos, no hay entre ellos división alguna. Tenga esto en claro, de lo contrario, después van a confundirse bastante. El proceso que da origen al miedo, la raíz del miedo, es tiempo/pensamiento.

¿Está claro para nosotros que el tiempo -es decir, el pasado con todas las cosas que uno ha hecho- y el pensamiento -agradable o desagradable, especialmente si es desagradable- son la raíz del miedo? Éste es un hecho obvio; verbalmente, es un hecho simple. Pero para ir más allá de la palabra y ver la verdad de esto, uno deberá inevitablemente preguntarse: ¿Cómo puede detenerse el pensamiento? Es una pregunta natural, ¿no? Si el pensamiento crea miedo, lo cual es tan obvio, entonces, ¿cómo he de detener el pensar? "¡Por favor!, ayúdeme a detener mi pensar". Yo sería un asno si pidiera una cosa semejante, pero pregunto: ¿Cómo he de detener el pensar? ¿Es eso posible? Prosigan, señores, investiguen, no dejen que sea yo el que prosiga. El pensar... Vivimos a base del pensar. Todo lo que hacemos, lo hacemos basados en el pensamiento.

¿Es, entonces, posible detener el pensar? ¿Es posible no parlotear todo el día, dar un descanso al cerebro, aunque éste tenga su propio ritmo -la sangre que asciende hacia él-, su propia actividad? Su actividad, no la que impone el pensamiento, ¿comprenden?

¿Puede, quien les habla, señalar que ésa es una pregunta equivocada? ¿Quién es el que detiene el pensar? Sigue siendo el pensamiento, ¿no es así? Cuando yo digo: "Si sólo pudiera dejar de pensar, no tendría miedo", ¿quién es el que desea detener el pensamiento? Sigue siendo el pensamiento, ¿no es así?, el pensamiento que desea algo más.

Entonces, ¿qué harán? Cualquier movimiento del pensar con el fin de ser otra cosa que lo que es, sigue siendo pensamiento. Soy codicioso, pero "no debo" ser codicioso; eso sigue siendo el pensar. El pensar a creado todos los objetos, todas esas cosas que tienen lugar en las iglesias. Por lo visto, el pensamiento es la raíz misma de nuestra existencia. De modo que la cuestión que planteamos es muy seria. Vemos lo que el pensamiento ha hecho: ha inventado las cosas más extraordinarias, la computadora, los buques de guerra, los mísiles, la bomba de hidrógeno, la cirugía, la medicina, y también las cosas que le han permitido hacer al hombre, como ir a la Luna, etcétera. Y el pensamiento es la raíz misma del miedo. ¿Vemos eso? No cómo terminar con el pensamiento, sino ver realmente que el pensar es la raíz del miedo, el cual es tiempo. Ver, no las palabras, sino ver, de hecho. Cuando tenemos un dolor severo, el dolor no es diferente de uno mismo y uno actúa instantáneamente, ¿verdad? Entonces, ¿ven ustedes tan claramente como ven el reloj, como ven la pantalla de su monitor, ven de ese modo que el pensamiento es el factor causante del miedo? No pregunten: "¿Cómo he de verlo?" Tan pronto preguntan "cómo", aparece alguien que está dispuesto a ayudarles; entonces ustedes se convierten en su esclavo. Pero si ven por sí mismos que el pensamiento y el tiempo son, realmente, la raíz del miedo, ello no necesita deliberación ni decisión. Un escorpión es venenoso, una serpiente es venenosa; en el instante mismo de percibirlos, uno actúa.

Nos preguntamos, entonces: ¿Por qué no vemos? ¿Por qué no vemos que una de las causas de la guerra son las nacionalidades? ¿Por qué no vemos que uno puede llamarse musulmán y otro cristiano? ¿Por qué peleamos por nombres, por propaganda? ¿Vemos eso, o sólo memorizamos o pensamos al respecto? Comprendan, señores, que la conciencia de ustedes es la del resto de la humanidad. La humanidad, igual que ustedes y otros, pasa por toda clase de dificultades, experimenta pena, afán, ansiedad, soledad, depresión, dolor, placer... todos y cada uno de los seres humanos en el mundo pasan por esto. De modo que nuestra conciencia, nuestro ser, es toda la humanidad. Es así. ¡Cuán renuentes somos a aceptar un hecho tan simple! Es que estamos muy acostumbrados al individualismo: yo y lo mío antes que nada. Pero si vemos que la conciencia de cada uno de nosotros es compartida por todos los demás seres humanos que viven en esta Tierra maravillosa, entonces cambia toda nuestra manera de vivir. Los argumentos, la persuasión, la presión, la propaganda son terriblemente inútiles, porque tenemos que ver esto por nosotros mismos.

Entonces, ¿puede cada uno de nosotros, que es el resto de la humanidad, que es la humanidad, mirar un hecho muy simple? ¿Observar, ver, que el pensamiento y el tiempo son los factores que dan origen al miedo? Entonces, la percepción misma es la acción. Y, a partir de ahí, uno ya no depende de nadie. Véanlo muy claramente. Entonces uno es un ser humano libre.







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Tuesday, June 7, 2011

EL SUFRIMIENTO TIENE SU ORIGEN EN LA PROPIA REACCION ANTE LOS HECHOS Y NO EN LA REALIDAD DE LO QUE ESTA OCURRIENDO



Por una parte existe el dolor físico, que siempre se produce por alguna razón y nos aporta alguna enseñanza, y por otra, el sufrimiento o el dolor psicológico. El sufrimiento tiene su origen en la propia reacción ante los hechos y no en la realidad de lo que está ocurriendo. No lo produce la realidad, sino la mente en la que se arraiga el deseo, la exigencia, los prejuicios, los miedos, etc. Por ejemplo, si vamos al campo, llueve y nos enfadamos, la causa del enfado no está en la lluvia, sino en la propia reacción, porque se han contrariado los propios planes y deseos. Si se tienen problemas quiere decir que se vive dormido. Uno mismo crea los problemas. La realidad sólo plantea dificultades que es preciso resolver. Si vemos que el sufrimiento que nos aflige lo producimos nosotros mismos y no los demás, quiere decir que estamos despertando. Cuando nos veamos cansados de sufrir, ese será un buen momento para despertar.

Queremos que el sufrimiento se alivie, se aleje, se elimine mediante una explicación. Y esto, indudablemente, no ofrece la comprensión del sufrimiento. No es lo mejor establecer como fin hacer desaparecer el sufrimiento, pues esto no es más que un movimiento más de nuestra propia mente, siempre limitada y condicionada. Si desarrollamos la suficiente madurez como para comprender el deseo de huir del sufrimiento comenzamos a comprender cuál es su contenido, qué es lo que nos quiere enseñar. Es muy importante comprender este punto.

Todos experimentamos dolor. Si queremos podemos analizarlo y explicar por qué sufrimos, podemos leer libros sobre el tema o ir a la iglesia, y pronto sabremos algo acerca del dolor. Pero no estamos hablando de eso, hablamos del fin del dolor. El fin del dolor empieza cuando nos enfrentamos a los hechos psicológicos que tienen lugar dentro de nosotros, y estamos por completo alertas, de instante en instante, a todas las implicaciones de esos hechos. Esto significa no escapar jamás del hecho de que uno sufre, no racionalizarlo ni ofrecer opinión alguna al respecto, sino vivir completamente con ese hecho. Pero la mayoría de nosotros no es consciente de nada. No somos conscientes de nuestros amigos, de nuestra esposa, de nuestros hijos ni de los continuos movimientos sutiles que se producen en nuestro interior.

Para comprender es necesario amar. Para comprender el dolor debemos amarlo, debemos ser conscientes de él. Si queremos comprender algo -a nuestro vecino, esposa, o a cualquier relación-, si queremos comprender algo completamente, necesitamos estar muy cerca de ello. Es preciso llegar a ello sin reparo alguno, sin prejuicio, condena o repulsión, tenemos que mirarlo sin condicionamientos. Debemos ser conscientes de la persona o de la situación, lo cual implica que debemos amarla. De igual manera, si queremos comprender el dolor, debemos amarlo, debemos ser conscientes de él. Pero no podemos hacerlo porque escapamos del sufrimiento mediante explicaciones, teorías, esperanzas y postergaciones, todo lo cual constituye un proceso de verbalización. Así pues, las palabras y la mente me impiden ser conscientes del dolor y de todas las cosas. Por otra parte ocurre que nos habituamos a vivir con el dolor, y esto nos impide ser uno con él. Vivir con algo o con alguien y no habituarse a ello requiere una energía enorme, una percepción alerta que impida a nuestra mente embotarse.

De igual manera, el sufrimiento embota la mente si nos acostumbramos a él. Y casi todos nos acostumbramos a él. Pero no es necesario que nos habituemos al sufrimiento. Éste es una perturbación en diferentes niveles de la persona, en el físico y en los distintos niveles del subconsciente. Es una forma aguda de perturbación que nos disgusta. Nuestro hijo ha muerto o se ha marchado. Habíamos erigido en torno a él todas nuestras esperanzas; o en torno a nuestra hija, o de nuestro esposo, o de lo que sea. Lo teníamos en un altar, junto a todas las cosas que deseábamos que él fuera; o hemos tenido un compañero y de pronto se ha ido, ya conocemos todo eso. A esta perturbación le llamamos sufrimiento.

Al no gustarnos el sufrimiento y desear escapar de él comenzamos a preguntarnos por las razones de por qué sufrimos y, a continuación, justificamos nuestro sufrimiento. Nos decimos a nosotros mismos todos lo que queríamos a esa persona o a esa posesión que hemos perdido e inconscientemente tratamos de encontrar un escape en las palabras y en las creencias. Todo ello opera en nosotros como un narcótico.

Pero si no hacemos esto, si no escapamos mediante el pensamiento sencillamente sucede que captamos el sufrimiento, pero no como una cosa distinta de nosotros mismos, no como observadores que observan el sufrimiento, sino que éste forma parte de nosotros mismos, es decir, la totalidad de nosotros mismos sufre. Entonces podemos seguir el movimiento del dolor y ver hacia dónde nos conduce. Si captamos de esta manera el dolor es seguro que nos revela su sentido, su razón, el por qué aparece en nuestra vida.

Entonces veremos que hemos puesto el énfasis en el ego, no en la persona, cosa o situación que amamos y se ha ido. Aquella persona, cosa o situación, servía para ocultarnos nuestro propio sufrimiento, para evitar viéramos lo que hay en realidad en nuestro interior, la soledad y el infortunio.

En realidad nos menospreciamos pensando que no somos nada, que no tenemos valor, y creemos que mediante las personas y las cosas somos “algo”. Por eso lloramos, porque cuando terminan nos encontramos solos y abandonados, no lloramos porque se hayan ido.

Es muy difícil llegar a este punto de comprensión. Realmente es difícil reconocerlo y no decir simplemente, "estoy solo ¿Cómo podré librarme de esta la soledad?", lo cual es otra forma de huida, sino ser consciente de este vacío, mantenerse en él y ver su movimiento. Si dejamos que el sufrimiento se manifieste y nos revele su significado, vemos que sufrimos porque estamos perdidos y que se nos exige prestar atención a algo que no queremos mirar. Se nos impone algo que nos resistimos a ver y comprender.

Innumerables personas y organizaciones están dispuestas para ayudarnos a huir y evadirnos. Todas llamadas "religiosas", con sus creencias y sus dogmas, con sus esperanzas y sus fantasías. "Es la voluntad de Dios" "es el Karma". Todos nos brindan una salida, bien lo sabemos.

Si podemos permanecer con el dolor y no apartarlo de nosotros, ni tratar de negarlo, lo único que existe, entonces, es el sentimiento de intenso dolor, en el que nuestra mente se encuentra en silencio. El dolor es una realidad y no una mera palabra, porque aquí la palabra no tiene sentido. El dolor existe respecto a una imagen, a una experiencia, respecto a algo que poseemos o no poseemos. De modo que el dolor está en relación con algo. Es decir, tan sólo sufrimos en relación con algo. El sufrimiento no puede existir por sí solo, así como el temor tampoco puede existir por sí solo, sino siempre en relación con algo, con un individuo, con un incidente, con un sentimiento, etc. Ahora ya nos podemos dar plena cuenta de cómo opera el sufrimiento en nuestra vida.

El sufrimiento no distinto de nosotros, en realidad no somos simplemente el observador que capta el sufrimiento, sino que nosotros mismos somos ese sufrimiento. Cuando no hay un observador que sufre el sufrimiento no es diferente de nosotros, somos el sufrimiento. Entonces no estamos separados del dolor, sino que somos el dolor. Ya no le evaluamos, no le juzgamos ni le damos nombre y, por lo tanto, no le rechazamos. Somos ese dolor, sencillamente somos ese sufrimiento, esa sensación de agonía. Cuando somos eso, cuando no le tememos, cuando somos uno con el dolor, no hay nada que hacer.

Entonces ocurre en nosotros una transformación radical. Ya no existe el "yo sufro", porque no hay ego que sufra, y el ego sufre porque nunca nos hemos parado a examinar lo que es el ego. Sólo vivimos de palabra en palabra, de reacción en reacción. Jamás decimos "veamos qué es eso que sufre". Y no lo podemos ver por que miramos con intereses y con disciplina.

Debemos mirar con espontánea comprensión. Entonces veremos lo que llamamos "dolor” y “sufrimiento", veremos que lo que queremos evitar se ha desvanecido. Si en nuestra relación con el sentimiento de dolor no lo consideramos como "algo" aparte de nosotros, no hay problema. Pero en el momento en que consideramos al dolor como "algo" separado de nosotros mismos, sí que surge el problema. Mientras tratamos el sufrimiento como algo fuera de nosotros -sufrimos porque hemos perdido a nuestro hermano, porque no tenemos dinero, por esto o por aquello-, establecemos una relación con ese algo, y esa relación es ficticia. Pero si somos esa cosa, si vemos completamente el hecho, entonces todo se transforma, todo tiene un significado diferente. Entonces existe atención total, atención integrada, y aquello que se considera en su totalidad se comprende y se disuelve. Y así no hay temor y, por lo tanto, la palabra "sufrimiento" resulta que no existe.

Sólo si no establecemos relaciones ficticias con el dolor, si somos el dolor, si vemos el hecho de nuestro sufrimiento, entonces todo el tema se transforma, adquiere un significado por completo diferente. Entonces hay atención plena, y aquello que es observado en su totalidad, es comprendido y disuelto; por lo tanto la palabra dolor no existe.

No es complicado permitir que el sufrimiento se disipe. Las ideas actúan como un escape; las ideas que se han convertido en creencias impiden el vivir completo, la acción completa, el ver lo que es. Son como el árbol que impide ver el bosque. Sólo se puede vivir de forma plena cuando existe un conocimiento propio cada vez más amplio y profundo... más abierto.

Cultivamos la mente haciéndola cada vez más ingeniosa, cada vez más sutil, más astuta, menos sincera y más tortuosa e incapaz de afrontar los hechos. Y cuando desde el centro -el ego- se mira dentro del sufrimiento, lo que hay es sufrimiento, únicamente eso.

La incapacidad de observar es la que da origen al sufrimiento. Cuando se percibe desde el ego esa observación que se obtiene es muy restringida, muy estrecha, muy trivial; y eso engendra sufrimiento. Sabemos que el dolor está ahí; es un hecho, y no hay nada más que conocer. Todos tenemos que vivir con el dolor. En uno mismo y en todas partes se ve sufrimiento, ignorancia y desconcierto. Pero la solución a esta situación se encuentra en investigarnos a nosotros mismos y a todo los que nos rodea, en ver la realidad de las cosas, en ser totalmente conscientes de ellas y obrar adecuadamente.

¿Cuál es el significado del dolor, del sufrimiento?

El dolor físico tiene un significado, es producido por alguna razón, pero ahora nos referiremos al sufrimiento psicológico.

¿Por qué deseamos descubrirlo, por qué queremos averiguar la razón por la que sufrimos?

Cuando nos hacemos la pregunta "¿por qué sufro?" y buscamos la causa del sufrimiento, ¿no huimos del sufrimiento? ¿no lo evitamos? El hecho es que sufro; pero en el momento en que la mente se ocupa del sufrimiento y digo ¿por qué?, ya he "aguado", disminuido, la intensidad del sufrimiento.

Queremos que el sufrimiento se alivie, se aleje, se elimine mediante una explicación. Y esto, indudablemente, no brinda la comprensión del sufrimiento. Si me libro, pues, de este deseo de huir del sufrimiento, empiezo a comprender cuál es su contenido.

Es muy importante comprender este punto.

¿Qué es el sufrimiento?

El sufrimiento es una perturbación en diferentes niveles de la persona: en el físico y en los distintos niveles del subconsciente. Es una forma aguda de perturbación que nos disgusta. Mi hijo ha muerto o se ha marchado. Había erigido en torno a él todas mis esperanzas; o en torno a mi hija, o de mi esposo, o de lo que sea. Lo tenía en un altar, junto a todas las cosas que deseaba que él fuera; o lo he tenido por compañero y de pronto se ha ido, ya conocéis todo eso. A esta perturbación le llamo sufrimiento.

¿Cómo respondemos, normalmente, ante el sufrimiento?

Al no gustarnos el sufrimiento decimos: "¿por qué sufro?", "lo amaba tanto", "él era esto" y "yo tenía aquello"... tratamos de encontrar un escape en las palabras, en los títulos, en las creencias. Todo ello opera en nosotros como un narcótico.

¿Qué sucede si no hacemos esto, si no escapamos mediante el pensamiento?

Sencillamente sucede que capto el sufrimiento, no como una cosa distinta de mí, no como un observador que observa el sufrimiento, sino que éste forma parte de mí mismo, es decir, la totalidad de mí mismo sufre. Entonces podemos seguir el movimiento del dolor, ver a dónde conduce. Si capto de esta manera el dolor es seguro que nos revela su sentido, su razón, el por qué aparece en nuestra vida.

Entonces veremos que hemos puesto énfasis en el "yo", no en la persona a quien amo y se ha ido. Aquella persona, o aquella situación, servía para ocultarnos de nuestro propio sufrimiento, para evitar ver lo que hay en realidad en nuestro interior: la soledad y el infortunio.

Como yo no soy "algo", esperaba que él lo fuese. Aquello ya terminó; estoy abandonado, perdido, solo. Sin él o ella, o aquel estado, nada soy. Por eso lloro. No es que se haya ido; es que estoy abandonado, es que estoy sólo.

Es muy difícil llegar a este punto ¿verdad? Realmente es difícil reconocerlo, y no decir simplemente, "estoy solo ¿cómo podré librarme de esta la soledad?", lo cual es otra forma de huida, sino ser consciente de este vacío, mantenerse en él, ver su movimiento.

Así, gradualmente, si dejamos que el sufrimiento se manifieste y revele su significado, vemos que sufrimos porque estamos perdidos y que se nos exige prestar atención a algo que no queremos mirar. Se nos impone algo que nos resistimos a ver y comprender.

Por otro lado vemos que existen innumerables personas y situaciones para ayudarnos a huir, y evadirnos; miles de personas llamadas "religiosas", con sus creencias y sus dogmas, con sus esperanzas y fantasías. "Es la voluntad de Dios" "es el Karma"; todos nos brindan una salida, bien lo sabemos.

Pero si podemos permanecer con el dolor y no apartarlo de nosotros, ni tratar de negarlo, ¿Qué ocurre? ¿cuál es el estado de nuestra mente cuando sigue de este modo el proceso del sufrimiento?

Lo único que existe, entonces, es el sentimiento de intenso dolor. Y nuestra mente existe en silencio.

El dolor es una realidad y no una mera palabra, la palabra no tiene sentido.

El dolor existe respecto a una imagen, a una experiencia, a algo que poseemos o no poseemos. De modo que el dolor está en relación con algo.

Es decir, cuando hay sufrimiento, éste tan sólo existe en relación con algo. No puede existir por sí solo, así como el temor tampoco puede existir por sí solo, sino en relación con algo: un individuo, un incidente, un sentimiento...

Ahora ya nos podemos dar plena cuenta de cómo opera el sufrimiento en nuestra vida.

¿Es ese sufrimiento distinto de nosotros, y por lo tanto somos simplemente el observador que capta el sufrimiento, o nosotros mismos somos ese sufrimiento?

Cuando no hay un observador que sufre el sufrimiento no es diferente de nosotros, somos el sufrimiento. No estamos separados del dolor, somos el dolor.

Así, de esta forma no se le evalúa, no se le juzga, no se le da nombre y, por lo tanto, no se le rechaza: somos ese dolor, simplemente somos ese sufrimiento, esa sensación de agonía. Entonces, cuando somos eso, cuando no le tememos, cuando somos uno con el dolor, no hay nada que hacer.

Ha ocurrido una transformación radical en la persona. Ya no existe el "yo sufro", porque no hay "yo" que sufra, y el "yo" sufre porque nunca nos hemos parado a examinar lo que es el "yo". Sólo vivimos de palabra en palabra, de reacción en reacción. Jamás decimos "veamos qué es eso que sufre". Y normalmente no lo podemos ver por que miramos con intereses y con disciplina.

Debemos mirar mirar con espontánea comprensión. Entonces veremos lo que llamamos "dolor y sufrimiento", veremos que lo que queremos evitar se ha desvanecido.

Si en mi relación con el sentimiento de dolor no lo considero como "algo" aparte de mí, no hay problema. Pero en el momento en que considero al dolor como "algo" separado de mí, sí que hay problema. Mientras trato el sufrimiento como algo fuera de mí (sufro porque he perdido a mi hermano, porque no tengo dinero, por esto o por aquello), establezco una relación con ese algo, y esa relación es ficticia. Pero si soy esa cosa, si veo completamente el hecho, entonces todo se transforma, todo tiene un significado diferente. Entonces existe atención total, atención integrada; y aquello que se considera en su totalidad se comprende, y se disuelve, y así no hay temor, y, por lo tanto, la palabra "sufrimiento" resulta inexistente.

Todos experimentamos dolor. Si queremos podemos analizarlo y explicar por qué sufrimos, podemos leer libros sobre el tema o ir a la iglesia, y pronto sabremos algo acerca del dolor. Pero no estamos hablando de eso: hablamos del fin del dolor.

El conocimiento no pone fin al dolor. El fin del dolor empieza cuando nos enfrentamos a los hechos psicológicos que tienen lugar dentro de nosotros, y estamos por completo alertas, de instante en instante, a todas las implicaciones de esos hechos.

Esto significa no escapar jamás del hecho de que uno sufre, no racionalizarlo ni ofrecer opinión alguna al respecto, sino vivir completamente con ese hecho.

La mayoría de nosotros no está en comunión con nada. No estamos en comunión directa con nuestros amigos, con nuestra esposa, con nuestros hijos.

Para comprender el dolor debemos amarlo, debemos estar en comunión directa con él. Si queremos comprender algo (a nuestro vecino, esposa, o a cualquier relación), si queremos comprender algo completamente, debemos estar cerca de ello. Debemos llegar a ello sin reparo alguno, sin prejuicio, condena o repulsión, debemos mirarlo sin condicionamientos. Debemos estar en comunión con la persona o situación, lo cual implica que debemos amarla.

De igual manera, si queremos comprender el dolor, debemos amarlo, debemos estar en comunión con él. Pero normalmente no podemos hacerlo porque escapamos del sufrimiento mediante explicaciones, teorías, esperanzas y postergaciones, todo lo cual constituye un proceso de verbalización.

Así pues, las palabras y la mente me impiden estar en comunión con el dolor y con todas las cosas.

Por otra parte ocurre que nos habituamos a vivir con el dolor y esto nos impide ser uno con él. Vivir con algo o con alguien y no habituarse a ello requiere una energía enorme, una percepción alerta que impida a nuestra mente embotarse. De igual manera, el sufrimiento embota la mente si nos acostumbramos a él. Y casi todos nos acostumbramos a él. Pero no es necesario que nos habituemos al sufrimiento.

Únicamente si no establecemos relaciones ficticias con el dolor, si somos el dolor, si vemos el hecho de nuestro sufrimiento, entonces todo el tema se transforma, adquiere un significado por completo diferente. Entonces hay atención plena, y aquello que es observado en su totalidad, es comprendido y disuelto; por lo tanto la palabra dolor no existe.






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ES ESENCIAL COMPRENDER EL VIAJE HACIA LA VERDAD Y NO QUEDARSE ANCLADO EN IDEAS Y CREENCIAS ESTUPIDAS



Es esencial comprender el viaje hacia la Verdad, y no quedarse anclado en ideas y creencias. Es imprescindible tratar con hechos reales, porque en la realidad y en ir más allá de ese que es real se encuentra la Verdad. Y la Verdad, cuando existe, es algo sumamente peligroso. La Verdad es muy peligrosa porque origina una revolución dentro de nosotros que, inevitablemente, se expresa exteriormente. Para llegar a ella, para permitir que la Verdad surja, un buen camino es formularse preguntas.

Supongamos que formulamos una pregunta y se nos responde. Entonces aceptamos la respuesta o la rechazamos, siempre respondiendo según nuestro condicionamiento. Pero, si empezamos a investigar la pregunta misma nos daremos cuenta de que la respuesta no se encuentra separada de la pregunta, que la respuesta está en la misma pregunta. El perfume de la flor es la flor. La propia flor es la esencia de ese perfume. Pero casi todos dependemos de otros para que nos ayuden, nos estimulen y resuelvan nuestros problemas. Por esto, desde nuestra confusión creamos autoridad, los gurús y los sacerdotes.

Es bueno formular preguntas, retomar el arte de la investigación, de la discusión esclarecedora, de mirar las cosas sin tomar partido. Es esencial formular preguntas fundamentales. Pero cuando las formulamos casi todos estamos buscando una respuesta y, entonces, la respuesta es siempre superficial, porque para la Vida no hay respuestas de “sí” o “no”. La Vida es un movimiento, un movimiento infinito, y para investigar esta cosa extraordinaria llamada vida, con todos sus innumerables aspectos, uno debe formular preguntas fundamentales y no contentarse jamás con las respuestas, por satisfactorias que puedan ser, porque tan pronto tenemos una respuesta, la mente ha llegado a una conclusión, y la conclusión no es Vida, es tan sólo una condición estática. Por lo tanto, lo importante es formular la pregunta correcta y no satisfacerse jamás con la respuesta, por ingeniosa, por lógica que sea, porque la Verdad de algo se encuentra más allá de la conclusión, más allá de la respuesta, más allá de la expresión verbal. La mente que formula una pregunta y tan sólo se satisface con una explicación, con una declaración verbal, sigue siendo una mente superficial. Sólo la mente que formula una pregunta fundamental y es capaz de seguir el curso de esa pregunta hasta el fin, puede descubrir qué es la Verdad.

Las respuestas que alguien nos pueda ofrecer, si para nosotros no son hechos, se quedan en el campo del pensamiento como conocimiento erudito, cerrado y concluso, se quedan en nuestra mente como creencias e ideales. Por esto es imprescindible formular preguntas adecuadas y resolverlas a lo largo de la propia vida. En la pregunta se encuentra la mente, en la respuesta la eternidad. Las personas cargadas de conceptos se hunden por su peso en el infierno, pues l apreciación verbal no es la verdadera comprensión. Existe una Comprensión -con mayúsculas- que se debe vivenciar, y luego, cabe la posibilidad de expresarla con palabras. Pero, aquel que se llena de un conocimiento simplemente erudito neciamente estrecha su consciencia.

La respuesta a la pregunta adecuada que uno formula es siempre una vivencia integral, completa, total, que no sólo se encuentra en el campo de la mente, sino que abarca mucho más. Y es ahí hacia donde nos deberá llevar las preguntas, a ese vivir de instante en instante, a ese estado de unidad en el que no existen separados el experimentador y la experiencia, el pensador y el pensamiento. Porque si, por ejemplo, me formulo una pregunta similar a las que expresamos a continuación:

¿Es posible que la mente se de cuenta de su propio condicionamiento y, gracias a eso, se libere de él?

¿Podemos darnos cuenta de nuestro condicionamiento y, por ello, acabar con él, e forma que nos encontremos libres para descubrir qué es la Verdad?

¿Puede uno darse cuenta de su ambición y de los dictados del ego y, por ello, ser libre?

Las respuestas no pueden encontrarse ni contenerse en una declaración verbal, sino que deberemos verla, escucharla y vivenciarla en la vida cotidiana, de instante en instante.












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DESDE EL INSTANTE EN QUE NACEMOS PASAMOS POR UNA INFINIDAD Y SERIE DE PROBLEMAS DE TODO TIPO



Desde el instante en el que nacemos hasta que morimos pasamos por una infinidad de problemas de todo tipo. Existe muchísimo miedo en todos los seres humanos, muchísima ansiedad, incertidumbre, y también está la persecución del placer, del poder y de la seguridad. Casi todos los seres humanos de esta bellísima Tierra sufren mucha pena y soledad. Después de miles de años, el ser humano sigue siendo un bárbaro, cruel, vulgar, lleno de ansiedad y odio. El hombre siempre ha estado en conflicto, pero sin paz en lo interno, en lo psicológico, el cerebro no puede florecer, los seres humano no pueden vivir de manera completa, holística.

Cada uno de nosotros es el resto de la humanidad. Por lo tanto, psicológicamente, no somos individuos. La conciencia de un no es “su” conciencia. Es la conciencia del resto de la humanidad, porque todos pasamos por la misma molienda, por el mismo conflicto inacabable. Cuando el ser humano comprenda esto, no emocionalmente, no como un concepto intelectual, sin como algo concreto, real, verdadero, no matará a otro ser humano. Jamás matará a otro, ni física, ni verbal o intelectualmente, porque entonces se está matando a sí mismo.

Pero en todo el mundo se ha fomentado la individualidad. Cada cual lucha para sí mismo, para lograr su éxito, su realización, su logro personal, persiguiendo sus deseos y generando estragos en el mundo.

Debemos descubrir por nosotros mismo la razón por la que los seres humanos hayan reducido el mundo a lo que es ahora, tenemos que investigar juntos por qué hay conflicto en las relaciones personales, si es posible terminar con este conflicto. De lo contrario, jamás tendremos paz en esta Tierra.

Mucho antes del cristianismo, el ser humano rendía culto a los árboles, a las piedras, a los animales, al relámpago, al sol; no había sentido alguno de “Dios”, porque consideraban que la Tierra era la madre que debía ser venerada, preservada, salvada de la destrucción, y no destruida como ahora lo estamos haciendo.

Debemos mirar las cosas tal como son, no como creemos que son, no desde la idea o del concepto acerca de lo que es, sin simplemente mirar. Y, si es posible, mirar no verbalmente, lo cual es mucho más difícil.

Aquí, en este mundo, es en el que debemos vivir, y no es el mejor camino escapar de él por medio de los monasterios o de experiencias “religiosas”; uno debe dudar de todas sus experiencias. El ser humano ha hecho todo lo posible en la Tierra para escapar de la realidad del vivir cotidiano con todas sus complejidades. El ser humano persigue su propia ambición, se encuentra impulsado por el deseo. Por eso es imprescindible que pueda haber una relación adecuada cuando cada uno está persiguiendo sus propios deseos, sus ambiciones, su codicia, su propia importancia. A causa de esta división en la relación no hay amor.

El egoísmo y el interés propio es el origen de la corrupción, de la destrucción. El interés propio domina el mundo y, en consecuencia, hay conflicto. Se genera separación; hay divisiones nacionales, religiosas, personales… Donde hay división tiene que haber conflicto, esto es una ley. Vivimos nuestra vida cotidiana desde un pequeño, circunscripto y limitado “yo”. El “yo” es limitado, y esa es siempre la causa del conflicto. Es el núcleo central de nuestra lucha, de nuestra pena, de nuestra ansiedad. Cada cual está ocupado consigo mismo, vive en un mundo separado, todo para él. Por lo tanto hay división entre uno y otro, entre uno y su religión, entre uno y su dios, entre uno y sus ideologías. Pero es necesario comprender, no porque se haya leído en ninguna parte, sino porque se ve como un hecho real, a fondo, que uno es el resto de la humanidad, se compone de creencias, miedos, fe, dioses, ambiciones personales, etc. Toda nuestra conciencia se compone de esto, que es producto del pensamiento.

El pensador es un ente ficticio que crea el pensamiento. Uno no es el mismo ayer que hoy, ni es el mismo hoy que será mañana. Uno no es el mismo segundo tras segundo, el único que hace parecer que uno es el mismo segundo antes y segundo después es el pensamiento, la mente, la memoria. Es la mente infantil, inmadura, que busca el sentimiento de seguridad, de permanencia.

La llama de una vela no es la misma instante tras instante. El ser humano no es un ser individual separado de sus semejantes. Al contrario, pertenece a un campo único de consciencia que se vivencia desde la Unidad. Y este es un aspecto muy importante a tener en cuenta cuando se permite la disolución del espacio que existe entre el experimentador y lo experimentado.








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Monday, June 6, 2011

EL IMPERIALISMO YANKI INTENTA APODERARSE DEL PETROLEO DE VENEZUELA



El expansionismo del gobierno de EEUU no solo ha llevado la guerra al Medio Oriente, Afganistán y África, ahora apunta sus baterías políticas, de espionaje y de acciones desestabilizadoras a los países latinoamericanos, bajo el falso argumento de combatir los modelos de corte socialista o populista (según la caracterización del Departamento de Estado o la CIA), intenta revertir el fracaso del ALCA en sus políticas neoliberales y el rechazo de la mayoría de los países del Continente al Fondo Monetario Internacional (FMI), que les dejara graves secuelas en la ultimas décadas del Siglo XX. Los nuevos mensajes del presidente Obama y de su canciller Clinton, hablan de su profundo interés en retomar las relaciones con América Latina, caracterizando las mismas como estratégicas para sus mercados, pero dejando entrever entre líneas las mismas reglas de juego: el proteccionismo, los acuerdos de aranceles, así como las instancias de los países industrializados, donde quedan frenados muchos acuerdos de comercio bilateral, y la necesidad de acceder a los recursos naturales latinoamericanos.

Hoy las sanciones a la petrolera estadal venezolana PDVSA son parte de ese juego de intentar frenar el desarrollo de esta nación a través del ataque a sus políticas nacionales y a su principal fuente de ingresos A diferencia de los gobiernos de la cuarta república, el gobierno bolivariano utiliza parte de las ganancias y los excedentes que se generan de las alzas petroleras (debidas a la inestabilidad del mercado producida por los focos de guerra de EEUU y sus aliados) en inversión social, con planes de alimentación, salud, vivienda, educación, trabajo, a través del mecanismo denominado Misiones. Igualmente se proporciona ayuda a otros países como Cuba, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, entre otros que integran el ALBA. Los cubanos sufren un embargo criminal, otros países las presiones de las trasnacionales y la derecha de sus oposiciones, que no conciben un modelo de sociedad progresista. Muchos de estos opositores internos apuestan hasta a una agresión de EEUU, para recuperar sus ganancias y prebendas en un estado burgués, donde la ganancia y la riqueza se ubican sólo en pequeños sectores de la sociedad.

La sanción a PDVSA es ilegal y va contra los acuerdos comerciales de la ONU

En recientes declaraciones el ministro de Energía y Petróleo y presidente de la industria petrolera, Rafael Ramírez, afirmo que la sanción que el gobierno de Estados Unidos (EEUU) impuso a la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) no está respaldada por ninguna norma jurídica, lo que convierte a esta medida en ilegal. En el artículo 303 de la Carta Magna venezolana se establece que el Estado se reserva la actividad petrolera y crea a PDVSA como una empresa de rango constitucional, lo que le permite gozar de inmunidad jurisdiccional y le impide ser sancionada por empresas extranjeras.

Sobre la repercusión de las sanciones el ministro Ramírez destacó “que Venezuela ha establecido un esquema de desarrollo con múltiples soportes internacionales para no depender de la compra del crudo por parte de Estados Unidos. Nosotros hemos trabajado para que el imperialismo no nos haga daño, para no depender de ellos, mientras el Departamento de Estado estadounidense trata de minimizar la sanción para escabullir su responsabilidad, en cuanto a posibilidad de la caída de los ingresos económicos por concepto del petróleo”. Por último Ramírez cuestionó que la Casa Blanca se oponga a la venta de crudo a China, Japón e India, así como a naciones de Europa y especialmente del Caribe, región que sólo consume 11 mil barriles de petróleo diarios, cuando Washington usa 20 millones de barriles”.

En ese marco de condenar la decisión de sanciones de EEUU la Asamblea Nacional aprobó este martes, con 94 votos nominales, el proyecto de Acuerdo en rechazo al anuncio de sanciones extraterritoriales por parte del Gobierno de Estados Unidos (EE.UU.) en contra de Petróleos de Venezuela (PDVSA). Aseverando en este documento que la sed de petróleo del imperio es la que orienta estas sanciones en contra del país, coincidieron allí los parlamentarios y las parlamentarias del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).

En el marco de la defensa de la independencia y la autonomía de Venezuela en política petrolera, una concentración de manifestantes abarrotó la céntrica plaza O’Leary de Caracas, con la consigna coreada “le decimos al imperialismo que no le tenemos miedo , que aquí están los hijos de Simón Bolívar”, en un acto soberano del pueblo venezolano.

El gobierno de Ecuador se solidariza con Venezuela

El gobierno de Ecuador condenó este miércoles las sanciones impuestas por Estados Unidos a la petrolera estatal venezolana PDVSA por sus relaciones comerciales con Irán, y señaló que la medida viola el derecho a tener vínculos económicos con todos los países del mundo. En un documento emitido por la Cancilleria de esa nación el cual “expresa su condena a esta medida por las repercusiones negativas que esta decisión unilateral pudiera tener sobre el comercio, las inversiones y sobre el desarrollo económico y social de las naciones afectadas, de manera particular” con Venezuela.

El documento recalca que “es una acción contraria al derecho soberano de los países de mantener relaciones comerciales con todos los países del mundo”. Además, “se estarían violentando principios fundamentales del Derecho Internacional recogidos en la Carta de Naciones Unidas, particularmente en el Artículo I del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales” .

La oposición se confronta ante el ser o no ser shakespeariano

Los debates recientes en la AN sobre el tema de PDVSA, mostraron varias fisuras entre los diputados de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), algunos criticaron las sanciones de EEUU, sin llegar a comprometer su voto, otros se retiraron del hemiciclo legislativo, varios criticaron la políticas de PDVSA, hasta criticaron a varios políticos de su propia tolda, por condenar la acción del gobierno estadounidense, como el Gobernador del Estado Miranda Capriles Radonski al que tildaron de traidor en mensajes por twitter y Facebook. Pero pese a esos matices, los representantes de la oposición persisten en su postura de aprobar leyes o normativas en las comisiones legislativas, para luego atacarlas y desentenderse de su propio voto, elaborando un discurso populachero, buscando obviar su propia ineficacia como bloque de oposición.

Para la oposición venezolana ninguna de las políticas del gobierno ha logrado nada positivo en la sociedad o en la economía. Se han vendado los ojos para no ver logros y alcances sociales, porque en sus viejas políticas la parte social solo ocupaba menos del 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) de la nación. Además ni podrían soñar que parte de las ganancias de PDVSA se redirigieran a misiones sociales, ya que en la época anterior al proceso bolivariano esas ganancias iban a los empresarios y a los funcionarios de cuello blanco de esa Industria. Se olvidan que ya existían planes de privatizarla, y de las prebendas de costos irrisorios que pagaban las trasnacionales para explotar los pozos petroleros. Nada de eso molestaba a los ricos y empresarios de la Oligarquía, muchos de cuyos capitales fueron amasados en un estado parasitario.

Por eso les duele la posibilidad de una industria petrolera al servicio de la nación y de la sociedad venezolana.


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LOS DILEMAS DE OLLANTA HUMALA



Atilio A. Boron
http://rebelion.org/noticia.php?id=129898

Al momento de escribir estas líneas los “conteos rápidos” de todas las encuestadoras daban como ganador, si bien por un estrecho margen, a Ollanta Humala. De confirmarse estos anticipos el clima de renovación política y social instalado en América Latina desde finales del siglo pasado se verá considerablemente fortalecido. Un Perú que presuntamente abandonaría con el nuevo gobierno su postura de incondicional peón del imperio -lamentable situación a la que llegó no de la mano del conservador Alejandro Toledo sino del ex líder aprista Alan García- sería una bocanada de aire fresco para los gobiernos de izquierda y progresistas de Nuestra América.

No es un misterio para nadie que Washington desplegó todo su arsenal financiero, político y propagandístico para impedir el triunfo de Humala. El nerviosismo evidenciado la semana pasada por la “comunidad de negocios” del Perú, que al igual que sus homólogas de otras partes del mundo tiene acceso a información que los demás no tienen, reflejaba la preocupación que causaba en sus filas la eventual derrota del fujimorismo: a causa de ello la bolsa de Lima registró una baja del 6 por ciento. El establishment peruano, personificado desde el siglo diecinueve por su intelectual orgánico, el diario El Comercio , asumió con tal descaro su rol de organizador del anti-humalismo que el mismísimo Mario Vargas Llosa renunció a seguir escribiendo en sus páginas. La CNN no le fue en zaga: el viernes pasado su principal presentadora, Patricia Janiot, sometió al candidato de Gana Perú a un interrogatorio que por su forma y por su contenido la descalifican, por enésima vez, como periodista y la confirman en cambio como operadora política al servicio de la Casa Blanca. El gobierno de Alan García, por supuesto, no se quedó atrás en esta cruzada derechista. Pero su desprestigio es tan grande que su partido, el APRA, ni siquiera pudo presentar un candidato en estas elecciones presidenciales.

No deja de ser significativo que pese al “éxito” evidenciado por sus indicadores macroeconómicos el Perú no haya logrado reducir la pobreza y la desigualdad económica y social. Una vez más se comprueba que en ausencia de una fuerte vocación reformista la lógica de la acumulación capitalista concentra la riqueza y polariza a la sociedad. El “efecto derrame” es una superstición astutamente fabricada por los propagandistas del imperio. Y, al igual que otros casos en la región, convendría preguntarse qué es lo que se quiere decir cuando se habla de “éxito”. Si por tal cosa se entiende el aumento de las ganancias de los capitalistas el neoliberalismo ha sido ciertamente exitoso; pero si “éxito” quiere decir, como debería, mayor bienestar y mejor calidad de vida para las grandes mayorías nacionales, autodeterminación nacional, soberanía económica, o el “buen vivir” de nuestros pueblos originarios, el experimento neoliberal ha sido un rotundo fracaso. Por si lo anterior fuera poco erosionó gravemente la legitimidad de los regímenes democráticos, tanto en Latinoamérica como en Europa. Cuando los “indignados” de España exigen una democracia verdadera están reaccionando ante la degradación política causada por las políticas de ajuste y estabilización del FMI y del BM.

Retomando el hilo de nuestra argumentación, al intentar atisbar lo que podría reservar el futuro para el Perú convendría descartar hipótesis maximalistas: este país firmó un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos -puesto en marcha el 1º de Febrero del 2009- y los condicionamientos que el imperio introdujo en ese acuerdo no deberían ser subestimados. Por otra parte, la coalición electoral forjada por Humala será otro elemento restrictivo en caso de que se despierte en el nuevo presidente la vocación “bolivariana” que muchos le atribuyen pero que se cuidó de agitar durante el curso de su campaña. Y sus enemigos: la oligarquía y las transnacionales, ambas sostenidas por Washington, son demasiado poderosos como para desafiarlos sin preparar cuidadosamente la batalla. Pero es un hombre que ha denunciado como pocos las injusticias que desde tiempos inmemoriales se perpetran en el Perú, y hay razones para suponer que será fiel a tan nobles sentimientos. Además, las enseñanzas que dejan recientes elecciones - Chile en el 2010; España hace dos semanas, y Portugal ayer- son un sobrio recordatorio de que ante la gravedad de la crisis capitalista y la acentuación de la congénita incapacidad de ese sistema para repartir siquiera con un mínimo de equidad los frutos del crecimiento económico (más que evidente en el “milagro peruano”), la adopción de una política resignada y “posibilista” que continúe por el sendero no precisamente luminoso trazado por sus antecesores es el seguro camino para una resonante derrota a la vuelta de unos pocos años.

Hay un viejo dictum de la teoría política que dice que los pueblos prefieren el original a la copia: eso lo sufrieron en carne propia la Concertación en Chile, el PSOE en España, y el (mal llamado) Partido Socialista en Portugal. Pero más allá de estas notas llamando a la cautela es de celebrar que en un momento en que en América latina el imperialismo y la reacción están pasando a la contraofensiva con inusitada agresividad, cercando a la región con bases militares, el triunfo de Ollanta Humala modifica sensiblemente el tablero geopolítico regional en un sentido contrario a los intereses imperiales. Su victoria bien podría marcar el hito que anuncie la reversión de esa nefasta tendencia. Por lo pronto, la liga reaccionaria del Pacífico, pacientemente construida por Washington para neutralizar a la UNASUR y el ALBA, y que tenía como puntales a México, Colombia, Perú y Chile perdió una de sus dos piezas vitales para el control de la Amazonía, nada menos. ¡No es poca cosa, brindemos con un buen pisco!


Director del PLED/Centro Cultural de la Cooperación

EN TANTO PERTENEZCAMOS A LA CULTURA COLECTIVA NO PUEDE HABER CREATIVIDAD



La civilización, la cultura tal como la conocemos hoy, es la expresión de múltiples deseos unificados por medio de la religión, de un código ético establecido por la tradición, por distintas clases de sanciones. Como la civilización en que vivimos es el producto de la voluntad colectiva, de innumerables deseos adquisitivos, tenemos una cultura, una civilización también adquisitiva.

Dentro de esta sociedad adquisitiva pueden haber muchas reformas, incluso revoluciones sangrientas, pero siempre ocurren dentro del mismo patrón, porque nuestra respuesta a cualquier reto, que es siempre nuevo, está limitada por la cultura en la que nos hemos educado.

Esta cultura se basa, esencialmente, en el afán adquisitivo, tanto mundano como espiritual; y cuando alguna vez aparece un hombre que rompe con todo el espíritu adquisitivo y sabe qué es la creatividad, inmediatamente lo idolatramos, hacemos de él nuestro líder o maestro espiritual, anulándonos de esa forma a nosotros mismos.

En tanto pertenezcamos a la cultura colectiva no puede haber creatividad. Sólo el ser humano que comprende todo este proceso de lo colectivo rompe con ello, porque ve lo que es y sabe qué es la verdadera religión y espiritualidad, y deja de ser adquisitivo –ambicioso-, es un ser humano que conoce el significado de la creatividad. Éste es creativo, y una acción así da origen a una cultura nueva. Este es el modo en el que siempre ocurre.

El ser humano inferior busca en todo la gratificación. Pero, el ser humano superior, el ser humano verdaderamente espiritual, está por completo libre de la sociedad, no tiene responsabilidades de tipo social; puede establecer una relación con la sociedad, pero la sociedad no tiene relación alguna con él.

En esta ruptura misma el ser humano descubre qué es la verdad, y esa verdad es la que da origen a la sociedad nueva, a la nueva cultura. Porque la sociedad no puede ayudar al ser humano a descubrir la verdad. La función de la sociedad es limitar al individuo, mantenerlo dentro de las fronteras de la respetabilidad. Únicamente el ser humano que comprende todo este proceso y cuyas acciones no son una reacción, puede descubrir qué es la verdad. Y la verdad es la que crea una nueva cultura, no así el individuo que busca la verdad. La verdad origina su propia acción, y el ser humano que anda en busca de la verdad y actúa sólo genera más confusión y desdicha. Es como el reformador a quien sólo le interesa decorar los muros de su prisión. Pero si uno comprende todo este problema de cómo la mente está condicionada por la sociedad, si permite que la verdad misma actúe y no que la acción se base en lo que uno cree que es la verdad, encontrará que tal acción genera una nieva civilización, un mundo nuevo no basado en el espíritu adquisitivo, en el dolor, en la lucha, en la creencia.

Responder a cualquier reto de acuerdo con nuestro condicionamiento es limitarse a expandir la prisión o decorar sus barrotes. Sólo cuando la mente comprende las influencias que le han sido impuestas, o que ella misma ha creado, y se libera de dichas influencias, hay percepción de la verdad, y la acción de esa verdad es lo que da nacimiento a un mundo y a una sociedad nueva.

Para percibir qué es la verdad uno debe estar totalmente libre de la sociedad, lo cual implica la terminación completa del espíritu adquisitivo, de la ambición, de la envidia, de todo este proceso de devenir.

Esta cultura se basa en el llegar a ser alguien, y está edificada sobre el principio jerárquico; el que sabe y el que no sabe, el que posee y el que no posee. Éste último está perpetuamente luchando por poseer, y el que no sabe por adquirir más conocimiento. Pero, aunque en muy escaso número, está también el ser humano que no pertenece a ninguna de estas dos categorías y cuya mente está muy quieta, por completo silenciosa. Sólo una mente así puede percibir qué es la verdad y permitir que la verdad actúe a su propio modo. Esta mente no actúa conforme a una respuesta condicionada; no dice: “tengo que reformar la sociedad”. El ser humano verdaderamente religioso no se interesa en la reforma social, en la reforma de la vieja y de la corrupta sociedad, porque es la verdad y no la reforma la que dará origen a un orden nuevo. Si uno ve esto muy sencilla y claramente, la revolución ocurrirá por sí sola.


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LA FUNDACION CAAMAñO CONMEMORA EL NATALICIO DE CAAMAñO EN VALLE NUEVO

Este 11 de junio la Fundación Caamaño se trasladará al corazón de la Cordillera Central para festejar el natalicio del Presidente Francisco Alberto Caamaño Deño. Todos los años cientos de miembros de la Fundación Caamaño se trasladan desde todas partes del país al lugar donde fue vilmente asesinado un 16 de febrero de 1973.

Durante todo el fin de semana se realizan diversos actos entre los que resaltan recorridos históricos por el lugar del último combate del coronel Caamaño, círculos de reflexión en el lugar donde estuvieron sepultados sus restos, así como el festejo y corte de bizcocho en celebración del cumpleaños de Caamaño Deño.

Una hermosa ciudad de casas de campañas se levanta por dos días en el Memorial Presidente Caamaño. Con fogatas y cuentos se pasa una hermosa noche en un ambiente completamente natural. Para los miembros de la Fundación Caamaño este es un verdadero santuario de reflexión, donde retoman las energías para continuar adelante con la lucha por el sostenimiento de los ideales patrióticos.

Esta año, y como ya es tradición, se realizará una escalada a pies desde el Parque Central de San José de Ocoa hasta el Memorial Presidente Francisco Caamaño. La distancia total de este recorrido es de unos 49 kilómetros y se espera que para este año tendrá una duración de aproximadamente 15 horas. En años anteriores se ha hecho en tiempo de 12 horas pero se ha tomado la decisión de hacerlo de esta manera para dar participación a más personas. Se saldrá del Parque de Ocoa a las 00:15, el sábado 11 de junio, para llegar a la cima a las 3:00pm de ese mismo día.

Para este año se estará llevando a cabo una hazaña sin precedentes, el ultra maratonista Richard Herrera hará un recorrido de más de 100 kilómetros desde San Francisco de Macorís hasta el Memorial Presidente Francisco Caamaño. Esperan salir a las 00:00 del Parque Central de San Francisco para estar a las 9:00am en el Parque de Constanza, donde se realizará un breve acto luego del cual continuará la ruta, para estar en la cima entorno a las 1:30pm. Es una hazaña nunca antes realizada en nuestro país.

La Fundación Caamaño hace una invitación a todos los que deseen participar en estos hermosos actos. Para más información escribirnos al correo claudiocaamano@gmail.com.



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LOS DOMINICANOS NECESITAMOS UNA REVOLUCION MENTAL DESDE EL INTERIOR Y ESO IMPLICA EL CONOCIMIENTO PROPIO

Uno de los problemas mayores a los que se enfrenta hoy la humanidad es a cómo dar origen a la liberación creativa del ser humano: la creatividad; a cómo tener la energía abundante adecuadamente dirigida, de forma que su vida tenga un significado profundo y expansivo.

La revolución es necesaria, una revolución profunda y total que empiece desde el interior, y para generar esa revolución debemos comprender las modalidades de nuestro propio pensamiento, comprender todo el proceso de nuestro pensar, los comportamientos de nuestra mente, y eso implica conocimiento propio. Sin la base del conocimiento propio tiene poco sentido lo que pensamos. Pero la revolución debe tener lugar no en una sección del pensar, sino en la totalidad de la mente misma.

Para que la revolución total ocurra es esencial descubrir qué significa escuchar. Muy pocos escuchamos directamente lo que se nos dice, siempre lo interpretamos conforme a un punto de vista particular. Tenemos opiniones, juicios, creencias a través de las cuales escuchamos, de modo que jamás estamos escuchando realmente. Sólo escuchamos en función de nuestros propios prejuicios personales. Y esto no origina comprensión. Lo que en verdad origina comprensión es escuchar sin estar anclado a nada, sin ninguna conclusión definida. Cuando se conoce el arte de escuchar no sólo se descubre qué es verdadero en lo que se está diciendo, sino también se ve lo falso como falso y la verdad en lo falso.

Se debe escuchar sin prejuicios, pues nuestro pensar se halla condicionado y jamás abordamos ningún problema con la frente fresca. La mente se halla condicionada por la educación actual, por la sociedad, por la religión, por todo nuestro entorno y también por nuestras reacciones al entorno –que surgen desde el proceso de la ambición.

Es indispensable que una revolución total ocurra en el ser humano, pero una revolución así no puede ocurrir si no hay una comprensión, sin esfuerzo alguno, de lo que es la verdad. El esfuerzo, en cualquier nivel, es una forma de destrucción, y sólo cuando la mente está muy quieta, sin hacer ningún esfuerzo, tiene lugar la comprensión.

Una mente condicionada, por mucho que trate de cambiar, sólo puede hacerlo dentro de la prisión de su propio condicionamiento, y esto es obvio que no es revolución.

En el mundo hay una gran crisis, una enorme pobreza y la amenaza de la destrucción. Este es el reto, y nuestro problema es responder adecuadamente a este reto, y esto es imposible si no comprendemos el proceso de nuestro propio pensar.

Sólo podemos responder al reto de la Vida si comprendemos el proceso de nuestro pensar y estamos libres del condicionamiento, de la programación de nuestra mente, cuando ya no reaccionamos según una ideología política, religiosa, nacionalista o de la clase que fuere. Cuando hemos cesado de pertenecer a cualquier raza, credo o religión en particular, cuando cada uno de nosotros comprende su trasfondo y se libera de él, cuando sólo aspira a lo verdadero, es posible, entonces, responder plenamente. Y esa respuesta es una revolución.

Únicamente un ser humano espiritual, religioso, que es consciente y que obra adecuadamente, puede dar origen a una revolución fundamental. Un hombre verdaderamente religioso rompe con la estructura de la religión organizada, con todos los dogmas y creencias, así ve la verdad y obra adecuadamente. Toda otra forma de revolución es fragmentaria y genera, inevitablemente, problemas ulteriores. Pero el ser humano que ve la verdad, lo que es, es el verdadero revolucionario, porque el ver la verdad es realizar una respuesta integrada, no fragmentaria.

La mente debe darse cuenta de su propio condicionamiento y, por ello, liberarse de él y encontrarse libre para percibir la verdad. A no ser que liberemos a la mente de su condicionamiento, todos nuestros problemas sociales, nuestros conflictos en la relación, nuestras guerras y otras desdichas, todo eso tiene por fuerza que incrementarse y multiplicarse.

Sólo cuando la mente es libre puede haber creatividad. Esta revolución sólo es posible cuando la mente se halla muy quieta, muy silenciosa. Pero esta quietud mental no surge a través de ningún esfuerzo, no puede ser buscada ni perseguida, no tiene motivo. Surge naturalmente, con facilidad, cuando la mente comprende su propio proceso de acción, lo que implica comprender todo el significado del pensar.

Así pues, el principio de la creatividad, de la revolución y de la libertad es el conocimiento propio, y este debe ser descubierto en las relaciones de nuestra existencia cotidiana. La relación es el espejo en que podemos vernos realmente, sin distorsión alguna, y sólo mediante el conocimiento propio, viéndonos exactamente como en realidad somos, no distorsionados por ningún juicio, sólo así la mente se torna quieta, silenciosa.

La libertad surge sólo por obra del conocimiento propio, que consiste en comprender el proceso total del pensar. Nuestro pensar es, en la actualidad, una simple reacción, la respuesta de una mente condicionada, y cualquier acción que se basa en un pensar así tiene que dar como resultado una catástrofe, es inevitable. Para descubrir qué es la verdad, qué es Dios, es preciso que haya una mente que se ha comprendido a sí misma, lo cual implica investigar todo el problema del conocimiento propio. Sólo entonces hay una revolución total que da origen a una liberación creativa, y esa liberación creativa es la percepción respecto de lo que es la verdad, de lo que es Dios.




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Sunday, June 5, 2011

EN LA APLICACION DEL FENG SHUI LA AMBIENTACION DEL LUGAR RESULTA UN ASPECTO PRIMORDIAL



En la aplicación del Feng Shui la ambientación del lugar resulta un aspecto primordial. Nuestro inconsciente capta aspectos y sensaciones tanto favorables como desfavorables en la decoración y la arquitectura. Pueden ser adecuados para la salud, para desarrollar un rol social, una vida sentimental y, en general, personal...

En el inconsciente de cada persona se archiva toda la información relativa a las experiencias vividas desde la infancia, o anteriores. Éstas tienen gran influencia en cómo y hasta dónde evolucionarán la autoestima, seguridad personal y comportamiento hacia los demás. Ahí radican muchas explicaciones a la conducta y hábitos de cada cual en el día a día.

Para trabajar con el factor ambiente se emplean dos conceptos importantes que engloban gran parte de la aplicación del Feng Shui. Son la teoría del yin-yang del balance y la armonía perfecta, y la teoría de las cinco fuerzas primordiales o los cinco elementos, formadores de todo lo existente en la Naturaleza. Agua, madera, fuego, metal y tierra.

Yin

La energía yin se asocia con la noche, la sombra, los sentimientos, el sexo femenino, la calma y la quietud. Asimismo corresponde al clima frío, los sabores dulces y al invierno. La música suave, relajante, armoniosa, de compases largos, con él evoca y despierta los sentimientos. Los aromas florales también contribuyen a crear un espacio yin. Se le considera ideal en recámaras y áreas de descanso, masaje y relajación; es por ello que, en lo referido a la vivienda, la parte yin de la casa corresponde al área trasera, la más alejada del ajetreo de las calles. Los materiales y texturas que nos sirven para este tipo de atmósfera son los pisos de madera, los tapetes y las alfombras. Se recomienda que éstas estén hechas en materiales naturales, como por ejemplo lana, ya que las sintéticas pueden emitir gases que dañan la salud.

La luz tenue e indirecta, las plantas, gasas y cortinas de tela, al igual que los edredones, conviene que sean suaves y afelpados, de algodón o lino. Todos aquellos motivos o patrones textiles de hojas, flores, rectángulos y la gama de colores oscuros o conocidos como tonos fríos, mejor si son azules, verdes, grises, en tono pastel o negro.

Los muebles de madera, ya sea natural u oscura, platos, así como la cubertería o ensaladeras, conviene que sean de ese material o de bambú.

La energía yin evoca a los sentimientos, los pensamientos, la filosofía, la meditación y la comunicación. En negocios y profesiones se relaciona con Psicología, Astrología, Filosofía, terapias, masajes, Psiquiatría, literatos y Arte.

Los jardines también son áreas que nos proveen de este ambiente yin, que nos permite nutrirnos, recargar "pilas", para luego dar paso a la energía yang, la de actividad, movimiento y dinamismo. Ambas se dan vida y lugar la una a la otra. El yin sin el yang no es posible que se dé, ni viceversa. Las dos se nutren y complementan a la perfección.

Combinando ambas energías yin y yang, se desarrollan espacios balanceados y en armonía. Es recomendable evitar caer en excesos: ni muy yin, ni muy yang. Dentro de un espacio yin existe yang y dentro de un entorno yang existe yin, así como el día da lugar a la noche y viceversa, así fluye nuestro entorno.

Yang

La energía yang corresponde a la alegría, la festividad. E asocia con el Sol, el día, el verano, el calor, con los sabores salados y picantes, así como nuestra manifestación externa y la relación social. Es la fuerza masculina, la música rítmica, bailable, alegre. Despierta emociones y sentimientos ligados a una gran actividad, aquella en la que la persona se siente deseosa de moverse, de hacer cosas, de no parar. Los aromas frutales, fuertes y frescos, contribuyen a diseñar la atmósfera yang más adecuada.

El espacio yang es ideal en áreas en las que habitualmente se reúnen varias o muchas personas, como en una simple sala o salón de una casa, un comedor, un estudio o un gimnasio, da igual que se trate de espacios públicos o privados. En las viviendas o en cualquier otro tipo de edificación, el yang corresponde a la parte frontal, a la fachada, la más cercana a la calle. Ya dentro de la casa o inmueble, los materiales y texturas asociados a esta energía son los pisos de loseta, mármol, piedra, texturas duras y firmes; mesas de cristal, los objetos metálicos, las persianas. Las paredes con texturizados o terminados lisos. La luz brillante, directa y los muebles firmes y rígidos. Todos aquellos motivos o patrones textiles de triángulos, cuadrados, círculos y la gama de colores brillantes o conocidos como tonos cálidos: amarillos, rojos, naranjas y blancos. Asimismo, se asocian a la energía yang las vajillas realizadas en cristal o porcelana, todos los objetos de barro y las cuberterías de acero o plata.

La energía yang fomenta y facilita las relaciones públicas, la interacción social, la alegría, la fiesta, la fama, la imagen social, la comunicación y el brillo.

En negocios y profesiones se relaciona con ventas, comercio, relaciones públicas, publicidad, atletas y comunicólogos. Influye con fuerza en la forma de actuar y en las modas.

La aplicación del yin-yang, en lo que respecta a la ambientación de espacios, alude a texturas, formas, colores y materiales, los cuales nos ayudan a diseñar espacios suaves, de relajación, descanso y meditación, así como de actividad, dinamismo y comunicación.

Los cinco elementos o fuerzas primordiales

La Naturaleza se compone de cinco fuerzas, las que actúan como formadoras de todas las cosas y elementos existentes. Pueden manifestarse en forma yin o en forma yang. Estas cinco fuerzas evocan emociones, sensaciones y provocan respuestas en el ser humano. Se pueden presentar en ciclos, dándose vida y nutriéndose una a otra, así como controlándose y destruyéndose de la misma forma. Se asocian con las fases de vida y crecimiento del ser humano al igual que le proporcionan características personales, distintas a cada ser humano en base a su fecha de nacimiento, especto que se involucra en la Astrología China.

Estos cinco elementos se denominan agua, madera, fuego, tierra y metal.

El agua

Es la encargada de dar vida y nutrir la creatividad.

Corresponde a las emociones y a los sentimientos. Puede ser tranquila como un lago o explosiva y turbulenta como una cascada o un huracán.

Es la que provee la profundidad de pensamientos, la capacidad de análisis, el inicio y la experiencia, es decir el nacimiento y la vejez. En su aspecto yin se asocia con el agua tranquila de un riachuelo o un lago, en su fase yang, con el agua activa en movimiento, como las olas del mar y las cascadas.

En la cultura china representa la llegada de dinero y oportunidades y los ríos son los encargados de nutrir de esta fuerza a la vivienda. En nuestro concepto y entorno actual, los ríos se simbolizan en las calles y por eso se sugiere que éstas pasen frente a la casa. El agua debe ser clara, limpia y cristalina para nutrir al espacio de energía vital saludable y enriquecedora.

En decoración el agua se representa con objetos de cristal, cuadros de ríos, cascadas o mares, formas asimétricas e irregulares y tonos oscuros como grises, azul marino y negro.

El agua se recomienda en espacios donde se desee promover la espiritualidad, el desarrollo interior, la tranquilidad, el descanso, el sueño, el pensamiento profundo, objetivo y analítico, para superar excesos de estrés, insomnio, convalecencia y problemas sexuales.

El abusar del agua puede generar inestabilidad, desequilibrio, miedo, terrores nocturnos y sensación de soledad.

La madera

El agua alimenta a la madera y ésta es la encargada del crecimiento, de la creatividad y la espontaneidad.

Corresponde al dinamismo, la actividad, la inquietud y el ejercicio. Alimenta a la alegría, la felicidad y la manifestación social. Puede ser suave como una planta y firme como un árbol.

Es la que provee la curiosidad y el ímpetu, el desarrollo a través de la experimentación, es decir la infancia y la adolescencia. En su aspecto yin se asocia con las flores y las plantas. En su fase yang son los árboles sólidos que dan frutos.

En la cultura china representa vida y crecimiento y es la encargada de nutrir de energía saludable y nueva a los espacios.

En decoración se representa con objetos y muebles de madera, cuadros y paisajes de bosques y jardines, formas alargadas, tonos verdes y azul claro, fibras textiles de origen natural vegetal como lino o algodón. Plantas, flores y árboles naturales o de seda.

Este elemento se recomienda en espacios donde deseamos promover nuevos proyectos, inicio de actividades, desarrollo de iniciativas, creatividad, dinamismo, actividad, ocupación y movimiento así como en aquellos casos donde se necesita reconstruir una carrera profesional, donde hay una actitud de letargo y flojera.

El abusar de este elemento puede provocar exceso de ambición y de trabajo así como tensión e hiperactividad.

El fuego

La madera alimenta al fuego, el encargado de la alegría, la jovialidad y la festividad.

Corresponde al florecimiento, las relaciones públicas, la comunicación y la sensación de aceptación en el mundo. Alimenta la estabilidad, la precaución y la maternidad. Puede ser suave y cálido como el Sol, y fuerte, destructivo, como un incendio.

Es el que provee la capacidad de relacionarse, el posicionamiento a través de la imagen, es decir la juventud. En su aspecto yin se asocia con el calor. En su fase yang con el fuego de una hoguera.

En la cultura china representa el esplendor y el reconocimiento y es el encargado de proveer de fama y buena reputación a los habitantes de la casa.

En la decoración se representa con velas, lámparas, luces, aparatos eléctricos, chimeneas, estufas, fotografías de personas, esculturas humanas y de animales, objetos provenientes de huesos, plumas, pieles, fibras textiles de origen animal, como lana o seda, formas triangulares y piramidales, colores rojo, naranja y amarillo brillantes. Es la energía de la pasión y su manifestación física y verbal.

Este elemento se recomienda en espacios donde deseamos promover un mayor reconocimiento público y social, expresividad, estimulación mental, fiesta, alegría, nuevas ideas, sociabilidad y espontaneidad así como en aquellos casos donde exista una convivencia difícil, exista poca inspiración o se perciba un ambiente de demasiada sobriedad y timidez.

El abusar de este elemento puede generar demasiado estrés, impulsividad, argumentación y exceso de emociones así como discusiones, peleas y accidentes.

La tierra

El fuego nutre a la tierra y ésta es la encargada de la solidez, la precaución y la fecundidad.

Corresponde a la ternura, la seguridad y el cuidado. Alimenta el liderazgo, la organización y la buena administración. Puede ser suave como la arena y explosiva como un volcán.

Es la que provee la objetividad y la sensatez así como la cordura, es decir, la etapa de formación de hogares, de elegir caminos y establecer metas: la madurez. En su aspecto yin se asocia con la tierra de las plantas. En su fase yang son las montañas firmes, sólidas, protectoras y silenciosas.

En la cultura china representa los frutos y es la encargada de nutrir de energía de estabilidad y seguridad a los seres vivos.

En decoración se representa con objetos, adornos y accesorios provenientes de materiales de la tierra como porcelana, barro, estuco, ladrillos, cuadros de montañas y volcanes, formas cuadradas y planas, objetos bajitos, tonos térreos, como mostaza, ocre, dorado y rojo quemado.

Este elemento se recomienda en espacios donde deseamos promover estabilidad, seguridad, cuidado, armonía familiar, maternidad, fecundidad, precaución y pensamiento metódico, así como en aquellos casos que se desee formar una familia, evitar discusiones familiares, controlar la impulsividad en las personas o lugares donde hay mucho riesgo o peligro.

El abusar de este elemento puede provocar estancamiento, detener la ambición, el dinamismo y la espontaneidad, detener el desarrollo de una carrera o de un negocio, volverse lento y aburrido.

El metal

La tierra le da vida al metal, responsable de la solidez, la seguridad y el liderazgo.

Corresponde a la frialdad, la claridad, el orden y la limpieza. Alimenta la profundidad de pensamientos y la capacidad de análisis así como los sentimientos. Puede ser suave y moldeable o duro y cortante.

Es el que provee la organización y la cosecha de frutos, es decir la madurez, la solidez económica y da paso a la experiencia o vejez. En su aspecto yin se asocia con los metales dúctiles, como el oro y la plata, en su fase yang es el metal rígido como el acero.

En la cultura china representa solidez y consolidación y es el encargado de nutrir de energía de liderazgo, disciplina y orden al espacio vital.

En la decoración se tiende a asociar con objetos metálicos, brillantes y reflectantes, formas circulares, ovaladas y arcos, colores blanco, rojo chino metálico, tonos pastel y plateados, cuadros y paisajes de rocas y riscos, cuarzo, geodas y piedras preciosas, joyas y todo objeto de Arte.

Este elemento se recomienda en espacios donde se necesite promover planeación, buen manejo de finanzas, liderazgo, madurez, prosperidad, organización, control, orden, disciplina así como en casos donde se requiera tenacidad y energía para terminar proyectos, ideas y labores.

El abusar de este elemento puede generar inexpresividad, frialdad, falta de comunicación, exceso de disciplina, poca creatividad, carencia de dinamismo y espontaneidad, así como introversión y convertirse en personas poco sociables.

El empleo de colores específicos para crear una atmósfera determinada tiene un alto índice de influencia en la energía que se genera en el entorno, provocando una reacción específica en el ser humano.

Los tonos que agilizan, alegran y dinamizan la energía son los amarillos, turquesas y todos los colores en su matiz brillante. Pueden aplicarse en objetos, cojines, cortinas o tapices de sillones.

Aquellos que se sugieren para un ambiente más serio, formal y clásico son tonos cafés. Ocres, oxidados y colores oscuros, se pueden manejar en herrería, tonos de mesa, jarrones o incluso alfombras.

Para atmósferas suaves, los rosas, los tonos claros, corales y pasteles en algunos muros, persianas o jarrones.

Cuando la intención es imprimir un toque de creatividad podemos recurrir a los naranjas, turquesas y azules brillantes.

Un método para entender su relación personal con el habitat es en base a las enseñanzas del Feng Shui de la Escuela de la Brújula Clásica, utilizando las ocho direcciones del Ba-gua, o los ocho tipos de campos magnéticos y sus trigramas correspondientes, para determinar qué direcciones nos son favorables y cuáles no lo son.

Para esto los expertos utilizan una brújula especial llamada "Lopan", que siguiendo los criterios de esta Escuela, permite obtener las ocho mansiones, presagios positivos e indeseables que influyen sobre una casa, oficina y sus moradores. Dicho método nos permite también descubrir qué posición es más beneficiosa para un descanso reparador y cuál es la orientación en la cual toda actividad laboral puede ser realizada con la máxima lucidez y eficiencia.

Fórmulas para obtener el trigrama personal Femenino Masculino

4+ (sumatoria del número de año de nacimiento) Mujer

11- (sumatoria del número de año de nacimiento) Hombre

Ejemplo 1º: Mujer nacida el 5/3/1965: 4+ (1+9+6+5)= 4+21= 25

Se reduce a un dígito el total: 25= 2+5= 7

El número obtenido se reemplaza por el nombre del trigrama y se procede en la tabla de direcciones cardinales a observar las direcciones más propicias para el descanso y la plana eficacia en la actividad.

7= trigrama TUI Direcciones propicias: NO, SO, NE, O

Ejemplo 2º: Hombre nacido el 5/3/1965: 11- (1+9+6+5)= 11-(21= 2+1= 3)= 8

Se redujo a un dígito el total del año de nacimiento y se reemplazó en la fórmula, dando por resultado el número 8

El número obtenido se reemplaza por el trigrama y se procede en la tabla de direcciones cardinales a observar las direcciones más propicias para el descanso y la plana eficiencia en la actividad.

8= trigrama KEN Direcciones propicias: SO, NO, O, NE

Es importante destacar que el calendario chino es diferente del Gregoriano. El Chino es un calendario lunar. Si una persona nació entre el primero de enero y el 3 de febrero se considera nacido el año anterior. Ejemplo: Una persona nacida el 2 de enero de 1965, tomaría a 1964 como su año de nacimiento.

Si nació el día 4 de febrero (que se considera "el día puente") se debería consultar con un experto para obtener información concreta sobre el comienzo del año chino en ese año en particular.

Número surgido de la fórmula Elemento Trigrama Direcciones

Favorables

1 Agua Kan SE, E, S, N

2 Tierra Kun NE, O, NO, SO

3 Madera Chen S, N, SE, E

4 Madera Sun N, S, E, SE

5 Mujer Tierra Ken SO, NO, O, NE

5 Hombre Tierra Kun NE, O, NO, SO

6 Metal Chien O, NE, SO, NO

7 Metal Tui NO, SO, NE, O

8 Tierra Ken SO, NO, O, NE

9 Fuego Li E, SE, N, S

Estas son las direcciones a las que debe apuntar nuestra cabeza cuando dormimos para obtener un mejor descanso. Para tener plena efectividad y gozar de mayor lucidez mental al trabajar, debemos sentarnos mirando hacia estas direcciones (aunque la mejor es la que aparece en primer lugar para cada trigrama)

Algunas recomendaciones para tener en cuenta:

Al trabajar (ubicado en la dirección conveniente) no dar la espalda a la puerta de entrada de la oficina.

Evite estar alineado con la puerta de la habitación o dando su espalda a un ventanal.

En el caso de una cama matrimonial, si las direcciones sugeridas para los miembros de la pareja no coinciden haga prevalecer la mejor dirección de quien más lo necesita en ese momento determinado.

Ubique su cama de tal forma que, estando acostado, vea la puerta de la habitación. Para tener un profundo descanso, evite espejos enfrentados a la cama.



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