El miedo ha sido un de los más usados recursos de los sectores conservadores y de derecha para combatir a sus adversarios políticos.
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César Pérez
El miedo ha sido un de los más usados recursos de los sectores conservadores y de derecha para combatir a sus adversarios políticos, para estos sectores el miedo no solamente ha sido un arma de lucha, sino un elemento a través del cual han construido sus identidades. En construcción del “nosotros”, lo que “somos”, estos sectores también construyen el “otro”, el adversario, al cual le endilgan las más aborrecibles cualidades y como en las religiones, “nosotros somos los elegidos”, “ellos” representan el mal, los aborrecibles, los condenables, los excluidos. Demonizar a “ellos”, mediante el miedo se convierte en la táctica que conduce al fin estratégico del predominio incompartido de un grupo sobre el otro. En el pasado, la derecha populista y sus líderes encontraron en los comunistas el peligro contra la “patria”, contra la familia y los valores “cristianos”. Pasada la guerra fría, el miedo lo construye y usan ahora contra los inmigrantes, contra el “diverso” por sus condiciones étnicas o por sus particulares opciones de vida o de sexuales. A través del miedo se rompen tradicionales lazos de solidaridad de clases entre los oprimidos y entre regiones de un mismo país. El pobre de una parcela política o religiosa por el miedo que se le inculca, se vuelca contra el pobre de otra opción política y de otra región del mismo país. En Europa, barrios de trabajadores que tradicionalmente constituían el grueso del cuerpo electoral de los partidos de izquierda, votan hoy en su mayoría aplastante a los populistas de derecha. La táctica de estos populista es simple: el inmigrante es una amenaza contra la nación y lo nacional, vencerlo es la vía única y posible para salvar la “patria”, no importan los medios para alcanzarla, no importa que sea una solución final que implica el exterminio masivo de los “otros”, como se ha pretendido más de una vez en diversos momentos y países. Entre esas formas de exacerbación del miedo y del terror, la llamada “limpieza étnica”, practicada tanto en algunos países africanos y europeos, sobre todo en los Balcanes y por algunos extremistas en el país vasco, como en África en las últimas décadas, constituye una modalidad del miedo como arma de la actividad política. Pero, como decíamos al inicio, también el miedo se usa como recurso de campaña política. Lo usa las derechas política y eclesial españolas contra el Partido Socialista Obrero Español, PSOE. Una recurre al miedo a los extranjeros y la otra al mido hacia la política de tolerancia de la diversidad de credo y de opciones de vida que promueve ese partido. En los Estados Unidos, los seguidores de la contrincante de Obama recurren al miedo de los electores por el segundo nombre de este, Hussein y por la supuesta opción religiosa de su padre. En nuestro país, siempre se ha recurrido al miedo como recurso de campaña y como arma de la intolerancia religiosa. Recordemos el miedo a Juan Bosch que condujo al golpe de estado contra éste por sus supuestas posiciones marxista o comunistas, el miedo a Partido Revolucionario Dominicano, PRD, ayer y hoy como recurso de campaña, sobre todo contra quien fuera su máximo líder, Peña Gómez, por sus condiciones étnicas y su ascendencia haitiana. El combate al miedo como recurso de campaña no puede hacerse con discursos y posiciones “políticamente correctas”, algunas veces aceptando el chantaje de no tocar los temas de la inmigración, de los derechos de las llamadas minorías porque “eso quita votos”. En la aceptación de ese chantaje han incurrido fuerzas tradicionalmente de posiciones de izquierda y de los técnicos que dirigen las campañas y el precio que han pagado ha sido caro. El miedo se combate con la legitimidad que dan las grandes jornadas de luchas en que se han forjado las identidades de las fuerzas progresistas. Esas luchas tuvieron como escenarios las calles, los montes y los caminos. La vuelta a estos escenarios es la única garantía para vencer el miedo que la mejor y más eficaz arma de los sectores conservadores.
ni el socialismo ni el capitalismo. Ninguno aboga por PREVENIR los problemas de la sociedad. Todos se centran (en su punto mas noble) en SOLUCIONAR los problemas de su gente. Somos demasiados en el planeta. Ese es el gran problema de este mundo. Es la raíz principal de todos los problemas del mundo. No hay control de los recursos. China no es el mejor ejemplo, no debe haber muertes de niños. Ningun sistema mundial ha probado TENER GANAS de CULTURIZAR AL PUEBLO MUNDIAL. hay gente en el planeta que no sabe seguir una simple instrucción como: no bote la basura desde su vehiculo a la carretera porque contamina. No desperdicie el agua.
ReplyDeleteNadie le habla claro a usted sobre que tener hijos si no los puede mantener es malo para el planeta.
Como no se va a quejar la gente por la falta de vivienda, si hace falta espacio? Y si se genera espacio, es a expensas de recursos que actualmente lo ocupan los demas elementos vivos del planeta.
No nos hagamos pelotas, la Guerra de Recursos ya está montada.
Pronto van a racionar el agua todo por culpa de maniaticos sexuales inculturizados, jovenes descarriados locos de sexo. tener sexo es rico, pero no deberiamos como poblacion mundial, crecer desmesuradamente.