Algunas verdades elementales sobre el fracaso de la URSS
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=64196
Una: En la URSS, como en la mayoría de los países del socialismo real, no se respetó la ley del valor. Los precios eran determinados por la autoridad central estatal. Y cuando no se respetan las leyes objetivas de la economía, lo lógico es que dicha economía más tarde o más temprano vaya a pique. Dos: En la URSS la proporción que se daba entre la industria pesada y la industria ligera era del 70 por ciento de la primera frente al 30 por ciento de la segunda. Y la industria ligera es el sector de la economía destinado a satisfacer las necesidades de consumo de la población. De ahí el nivel tan desarrollado de las maquinarias e infraestructuras que había en la URSS frente al nivel tan bajo de ingreso personal de los trabajadores. Tres: La ausencia de libertades económicas mercantiles provocó el predominio de la uniformidad frente a la variedad en el consumo del pueblo. Esto genera un fuerte sentimiento de tristeza. Y cuarto: en la URSS no había Estado de derecho. Y cuando no hay Estado de derecho el ciudadano no puede defenderse de los atropellos y abusos de los cargos del Partido y del Estado. La forma fascista de gobierno que se impuso en la URSS tuvo como premisa la ausencia de Estado de derecho.
Algunas verdades elementales sobre China
La forma tan ligera con la que habla Alberto Arregui sobre China es insultante. Presentarla como una simple copia del modelo soviético no es serio, y presentarla como una sociedad donde predomina el capitalismo depredador es injusto. No se puede hablar de un país tan grande, tan colosal y tan complejo con cuatro frases. Es necesario un mayor respeto hacia los países extranjeros. Que los chinos son muchos, son muy sabios y ellos deciden lo que hacen. No se les puede hablar a los comunistas chinos sacando del bolsillo un libro escrito por occidentales donde se indica lo que debe ser el socialismo y cómo debe ser construido. Fundamentalmente por una razón: porque los marxistas de Europa occidental, aunque se creen que se las saben todas, jamás han sido capaces de hacer el socialismo. Sólo saben pensarlo. Y claro, en el pensamiento todo ocurre a la perfección.
En 1949 China era una sociedad semifeudal, semicolonial y semicapitalista. Miremos hoy donde está. Aunque las reformas económicas son una continuación del socialismo por otro camino, para el señor Arregui como para todos los capitalistas ocidentales representa un abandono del socialismo y su paso al capitalismo. En China sigue predominando la propiedad pública sobre los medios de producción frente a la propiedad privada. Aunque eso sí, se han hecho grandes concesiones al capitalismo. No se podía seguir adelante con el viejo socialismo. ¿Por qué? Porque era un socialismo pobre. El socialismo tenía que retroceder en sus posiciones. Sólo con el concurso del capital internacional China podía salir de su atraso económico. Y eso fue lo que se hizo. Ahora bien, si Europa occidental hubiese sido socialista en vez de capitalista, China no hubiera tenido que retrasar sus posiciones socialistas.
¿Cuál ha sido uno de los resultados más importantes del nuevo camino socialista emprendido por China? El número de personas que vive en la pobreza en las zonas rurales de China ha descendido de 250 millones en 1978 a sólo 20 millones para fines de 2006, y la incidencia de pobreza cayó de 30,7 a 2,3 por ciento. Yo me pregunto si Alberto Arregui habrá hablado con las 230 millones de personas, más de cinco veces la población española, que han salido de la pobreza en China. Seguro que si lo hubiera hecho, nos hubiera obsequiado con otra visión de ese gigante asiático
El eurocentrismo y el imperialismo intelectual
Una de las cosas que más me molestan del pensamiento de Alberto Arregui es que habla como hablan todos los occidentales, como si ellos tuvieran siempre la verdad en sus manos, como si la democracia sólo fuera la occidental, y como si el mundo no pudiera ser de otro modo que como lo han imaginado los occidentales. Alberto Arregui es militante de Izquierda Unida. Pero esta formación política ha sido incapaz de ganarse aunque sólo sea la confianza de las capas más pobres de la población. No ha sido entonces capaz de ganarse la confianza de la clase trabajadora en su conjunto. Mucho menos ha sido capaz de ganarse la confianza de la clase media. En suma, no ha sido capaz de ganarse la confianza de las fuerzas sociales necesarias para proponer la transformación del capitalismo en socialismo. ¿Cómo es posible que no siendo capaz Alberto Arregui, en calidad de dirigente de Izquierda Unida, ni tan siquiera de crear esas mínimas condiciones subjetivas, quiera dar lecciones a la extinta Unión Soviética y a la actual China de cómo deben hacer el socialismo? Por dos causas: por teoricismo y por imperialismo intelectual.
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