http://unpasopormipais.blogspot.com/2011/03/se-estan-comiendo-nuestro-pais.html
Si calculamos la cantidad de riquezas naturales que tenemos y luego la dividimos entre nuestro pequeño territorio, nos daremos cuenta de que somos en proporción uno de los países más ricos del mundo. Siendo apenas dos tercios de una mediana isla del Caribe poseemos recursos naturales dignos de todo un continente. Tenemos grandes ríos, altas montañas, inmensos lagos, invaluables reservas de importantes minerales. Tenemos cosas que uno ni se las imagina.
Penoso es ver como la mayoría de estas riquezas son entregadas a empresas extranjeras, quienes se encargan de explotarlas sin clemencia ni piedad, dejándonos al final un sendero de miseria y penurias ambientales. Esas empresas toman los recursos que nos deberían servir para salir del esclavizante subdesarrollo en el que estamos sumidos. Toman nuestras riquezas y se las llevan, dejándonos solo las basuras y la escoria.
Vemos en estos momentos como la empresa de capital norteamericano Barrick Gold se ha empoderado de una de las minas de oro más grandes del mundo: la Rosario Dominicana. Vimos como nuestros corruptos legisladores firmaron un contrato entreguista que les dio grandes ventajas a esos forasteros de tomar los que nos pertenece como nación. Hemos visto como a pesar de la negativa de la población nuestro gobierno, fiel lambón de los norteamericanos, defiende firmemente ese acto de traición a la patria.
Muchos aún no toman conciencia de los problemas que nos causarán estas empresas. Un vivo ejemplo de estos actos de depredación inescrupulosa en el caso de la Falconbridge, la cual ha devastado las montañas de Bonao y la Vega, de una manera atroz. El escenario de devastación es tan fuerte que al ver lo que queda de lo que una vez fueron exuberantes bosques es casi imposible contener las lágrimas.
Se están comiendo nuestro país. Los malos dominicanos, los antipatriotas, los malditos “hijos de Pedro Santana” están poniendo en la mesa de los banquetes del imperio nuestras más preciadas riquezas. Debería quemárseles en el fuego del infierno la mano con la que han osado firmar esos contratos. Deben sufrir la furia de nuestro pueblo esos que han vendido a nuestro país, solo para buscar privilegios y beneficios individuales.
El pueblo pronto despertará de sus largas décadas de letargo, y retomará su soberanía. Castigará con látigo de hierro a sus malos hijos, a esos que han vestido a la patria de prostituta y la han ofrecido al mejor postor. Ya vendrá ese momento. Las campanas de la redención han de sonar pronto y han de sonar muy fuerte. Tan fuerte que no se escuchará ni siquiera el grito de los malvados clamando perdón
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